La boliviana que vino del frío para dar calor en Tarija
Visitó Tarija el 12 de octubre en el marco del XII Encuentro Internacional de Escritores y Artistas para presentar un libro y brindar un concierto, Teresa Laredo Aguayo es una de las más destacadas artistas que difunde la música boliviana sinfónica desde donde radica, Suiza, y se considera...



Visitó Tarija el 12 de octubre en el marco del XII Encuentro Internacional de Escritores y Artistas para presentar un libro y brindar un concierto, Teresa Laredo Aguayo es una de las más destacadas artistas que difunde la música boliviana sinfónica desde donde radica, Suiza, y se considera una artista ecléctica.
Sonriente, con esos ojos claros y la sonrisa amplia que la caracterizan subió al escenario del auditorio de la Casa del Cultura con un pulcro vestido largo para brindar una presentación musical, que en una primera parte interpretó una obra en homenaje a dos mujeres emblemáticas como la activista Violet Van der Elst y la boliviana Modesta Sanginés.
Programa
La primera parte del programa, que duró unos 20 minutos, la dedicó a ambas compositoras, posteriormente interpretó en el piano un trabajo inspirado en una poesía vernacular de un autor anónimo quechua, la poesía se llama “Wayra” (viento en ese idioma). Luego interpretó una adaptación suya improvisada en base a una raga indú, además de un tema japonés y finalmente una pieza china que terminó con un gong.
En una segunda parte dirigió una coral compuesta por 30 niñas del colegio Santa Ana que cantaron “Ronda de Paz” de Óscar Alfaro, la partitura fue escrita por ella y las niñas estuvieron bajo la preparación de Alberto Cadena, hermano del lutier y constructor de órganos, Amado Cadena.
Luego de la presentación explicó a El País el porqué de su elección del programa, contó que siempre admiró a esas dos compositoras debido a que la inglesa era una activista por los derechos humanos y de los animales, por ejemplo, gracias a ella en Inglaterra fue abolida la pena de muerte, algo por lo que siempre luchó.
Otro detalle de Violet era que protegía a los animales, por lo que compró varias hectáreas alrededor de su castillo Harlaxton para albergarlos, sumado a esto impulsaba el activismo contra la caza.
Entretanto Modesta Sanjinés luchó por el voto de la mujer en Bolivia y con su dinero hizo que se construyera un hala para mujeres en el hospital general de La Paz, porque hasta ese momento los internos de ambos sexos compartían las salas. “Eran mujeres comprometidas y por eso escogí las obras de ellas y a través del tiempo las hago encontrar”, argumentó.
Sobre el poema de Alfaro apuntó que es un mensaje de paz, de universalidad y del rol de los músicos que aportaron para estar por encima de las fronteras, razas, prejuicios y dogmas.
Nacida en 1939, Teresa Laredo Aguayo es sobrina del que creara el instituto musical en Cochabamba que lleva el nombre de su tío Eduardo Laredo y prima del eximio violinista boliviano Jaime Laredo.
Estudió en la Academia “Man Césped”. Siguió su formación con distintos maestros en Francia y asistió a las Academias de Salzburg (Austria), de Siena y Roma (Italia) y en Ginebra (Suiza). Ganó un primer premio en el Festival “Luzmila Patiño de Baruvrie” y actualmente se desempeña como profesora en el Conservatorio de Ginebra, Suiza, donde radica.
“Al principio fui pianista y clavicenista, también estudié arpa en Europa, a donde me fui a los 17 años, nací en Cochabamba y nunca me olvidé del quechua ni de mi tierra”, dice a tiempo de recordar que estudió en el colegio Alemán Santa María y luego en el Instituto Americano, lugares donde aprendió el germano y el inglés, que le fueron muy útiles en su carrera internacional.
Beca
A los 17 años sacó una beca para estudiar en Roma durante dos años, luego conoció en Austria a una maestra que le consiguió una beca con la condesa Luzmila Patiño de Baruvrie y se fue a París donde estudió cuatro años. Se quedó en Europa viajando de un lado a otro y volvió a Bolivia para enseñar en La Paz.
Fue maestra durante cuatro años de la pianista tarijeña Ana María del Carpio. ”En los años 70 venía a Bolivia a dar conciertos acá, a Tarija y me bañaba en las aguas del Guadalquivir”, rememoró risueña, además en alguna de esas oportunidades presenté un libro sobre músicoterapia “El sonido, fuente de vida”, otra de las ramas que le interesa y cultiva.
“Fue hace unos cuatro años más o menos, fui a trabajar con niños y conocí a personas de la carrera de Psicología, a quienes les interesaba lo que puede aportar el sonido de un instrumento para el bienestar de las personas”, argumenta.
Hace 45 años que vive en Ginebra, Suiza, lugar que escogió porque desde allí puede realizar una serie de giras fácilmente, sobre todo porque ese país se encuentra en el centro Europa y puede tomar barco, avión o tren.
Si bien el piano es su primer instrumento, también tiene un disco con clavecín, un instrumento barroco que fue predecesor del piano, el abuelo del piano, porque el padre fue el gravicembalo col piano e forte.
“Fue muy lindo el poder adaptar al clavecín música clásica de compositores bolivianos, por ejemplo, de los potosinos Eduardo Caba y Humberto Iporre Salinas, del paceño Humberto Viscarra Monje y del cochabambino Emilio Gutiérrez”, sostuvo.
“Escribí nueve libros y un montón de discos”, cuenta, con cierto brillo en los ojos. Recuerda que su primera grabación para un vinilo fue con la Orquesta Sinfónica de La Paz con una obra del compositor Alberto Villalpando que se llamaba “Del amor, del miedo y del silencio” para piano y orquesta.
Obra
Ya en años posteriores grabó en clavecín a la manera sinfónica música nativa de Bolivia, Perú y del argentino Alberto Ginastera, pero también de compositoras casi desconocidas como Clara Schumann.
“La Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) me pidió que haga una investigación sobre mujeres compositoras, entonces en Hamburgo pude grabar en un piano famoso, el número 500.000 de la fábrica Steinway, toda su obra, desde de su juventud, era la esposa de Robert Schumann”, agrega.
Por esta razón, la alcaldesa de Bonn en esa oportunidad la invitó a brindar un concierto en la sala Beethoven Haus. Culminada la presentación, esa autoridad subió hasta el escenario para brindarle un ramo de flores con la bandera boliviana.
“Soy terriblemente ecléctica, soy romántica de naturaleza, pero también he podido incursionar en la música de cámara –relató-, he interpretado a Mozart con la orquesta de Lausanne en Suiza, doce veces acompañé al ballet ruso con Vladimir Vasiliev en el gran teatro Giselle. He tenido cruceros musicales por todo el mediterráneo y cada noche durante 15 días di conciertos con diferentes repertorios”,
Rememoró que en España dio un concierto con música boliviana, tocó la danza quechua número 5 en el Palazzo Antishimateia a los 18 años en Roma, acompañó orquestas en todo el mundo y no puede dejar pasar la presentación que hizo en La Paz interpretando el clavecín junto a Freddy Céspedes.
Los personajes que apasionan a Laredo
Modesta Sanginés
Nació en La Paz, Bolivia, un 26 de febrero de 1832. Sus padres fueron Indalecio Calderón Sanginés y Manuela Uriarte Sagárnaga Ingresó al establecimiento para señoritas dirigido por la célebre educadora chilena Dámasa Cabezón, quien vino por encargo del general José Ballivián. Estudió también francés e italiano, y se convirtió en una prodigiosa intérprete del piano.
Violet Van der Elst
Nació el 4 de enero de 1882 y falleció el 30 de abril de 1966, es mejor recordada por sus actividades contra la pena de muerte. Hija de un portero de carbón y una lavandera. Desarrolló cosméticos incluyendo Shavex, la primera crema de afeitar sin brocha y se convirtió en una exitosa empresaria. Después de acumular una gran fortuna personal, compró el castillo Harlaxton Mano, en Lincolnshire, Inglaterra en 1937.
Clara Schumann
Clara Wieck, de casada Clara Schumann, nació en Leipzig el 13 de septiembre de 1819, fue una pianista y compositora alemana, una de las grandes concertistas europeas del siglo XIX y su carrera fue clave en la difusión de las composiciones de Robert Schumann, con quien estuvo casada.
Sonriente, con esos ojos claros y la sonrisa amplia que la caracterizan subió al escenario del auditorio de la Casa del Cultura con un pulcro vestido largo para brindar una presentación musical, que en una primera parte interpretó una obra en homenaje a dos mujeres emblemáticas como la activista Violet Van der Elst y la boliviana Modesta Sanginés.
Programa
La primera parte del programa, que duró unos 20 minutos, la dedicó a ambas compositoras, posteriormente interpretó en el piano un trabajo inspirado en una poesía vernacular de un autor anónimo quechua, la poesía se llama “Wayra” (viento en ese idioma). Luego interpretó una adaptación suya improvisada en base a una raga indú, además de un tema japonés y finalmente una pieza china que terminó con un gong.
En una segunda parte dirigió una coral compuesta por 30 niñas del colegio Santa Ana que cantaron “Ronda de Paz” de Óscar Alfaro, la partitura fue escrita por ella y las niñas estuvieron bajo la preparación de Alberto Cadena, hermano del lutier y constructor de órganos, Amado Cadena.
Luego de la presentación explicó a El País el porqué de su elección del programa, contó que siempre admiró a esas dos compositoras debido a que la inglesa era una activista por los derechos humanos y de los animales, por ejemplo, gracias a ella en Inglaterra fue abolida la pena de muerte, algo por lo que siempre luchó.
Otro detalle de Violet era que protegía a los animales, por lo que compró varias hectáreas alrededor de su castillo Harlaxton para albergarlos, sumado a esto impulsaba el activismo contra la caza.
Entretanto Modesta Sanjinés luchó por el voto de la mujer en Bolivia y con su dinero hizo que se construyera un hala para mujeres en el hospital general de La Paz, porque hasta ese momento los internos de ambos sexos compartían las salas. “Eran mujeres comprometidas y por eso escogí las obras de ellas y a través del tiempo las hago encontrar”, argumentó.
Sobre el poema de Alfaro apuntó que es un mensaje de paz, de universalidad y del rol de los músicos que aportaron para estar por encima de las fronteras, razas, prejuicios y dogmas.
Nacida en 1939, Teresa Laredo Aguayo es sobrina del que creara el instituto musical en Cochabamba que lleva el nombre de su tío Eduardo Laredo y prima del eximio violinista boliviano Jaime Laredo.
Estudió en la Academia “Man Césped”. Siguió su formación con distintos maestros en Francia y asistió a las Academias de Salzburg (Austria), de Siena y Roma (Italia) y en Ginebra (Suiza). Ganó un primer premio en el Festival “Luzmila Patiño de Baruvrie” y actualmente se desempeña como profesora en el Conservatorio de Ginebra, Suiza, donde radica.
“Al principio fui pianista y clavicenista, también estudié arpa en Europa, a donde me fui a los 17 años, nací en Cochabamba y nunca me olvidé del quechua ni de mi tierra”, dice a tiempo de recordar que estudió en el colegio Alemán Santa María y luego en el Instituto Americano, lugares donde aprendió el germano y el inglés, que le fueron muy útiles en su carrera internacional.
Beca
A los 17 años sacó una beca para estudiar en Roma durante dos años, luego conoció en Austria a una maestra que le consiguió una beca con la condesa Luzmila Patiño de Baruvrie y se fue a París donde estudió cuatro años. Se quedó en Europa viajando de un lado a otro y volvió a Bolivia para enseñar en La Paz.
Fue maestra durante cuatro años de la pianista tarijeña Ana María del Carpio. ”En los años 70 venía a Bolivia a dar conciertos acá, a Tarija y me bañaba en las aguas del Guadalquivir”, rememoró risueña, además en alguna de esas oportunidades presenté un libro sobre músicoterapia “El sonido, fuente de vida”, otra de las ramas que le interesa y cultiva.
“Fue hace unos cuatro años más o menos, fui a trabajar con niños y conocí a personas de la carrera de Psicología, a quienes les interesaba lo que puede aportar el sonido de un instrumento para el bienestar de las personas”, argumenta.
Hace 45 años que vive en Ginebra, Suiza, lugar que escogió porque desde allí puede realizar una serie de giras fácilmente, sobre todo porque ese país se encuentra en el centro Europa y puede tomar barco, avión o tren.
Si bien el piano es su primer instrumento, también tiene un disco con clavecín, un instrumento barroco que fue predecesor del piano, el abuelo del piano, porque el padre fue el gravicembalo col piano e forte.
“Fue muy lindo el poder adaptar al clavecín música clásica de compositores bolivianos, por ejemplo, de los potosinos Eduardo Caba y Humberto Iporre Salinas, del paceño Humberto Viscarra Monje y del cochabambino Emilio Gutiérrez”, sostuvo.
“Escribí nueve libros y un montón de discos”, cuenta, con cierto brillo en los ojos. Recuerda que su primera grabación para un vinilo fue con la Orquesta Sinfónica de La Paz con una obra del compositor Alberto Villalpando que se llamaba “Del amor, del miedo y del silencio” para piano y orquesta.
Obra
Ya en años posteriores grabó en clavecín a la manera sinfónica música nativa de Bolivia, Perú y del argentino Alberto Ginastera, pero también de compositoras casi desconocidas como Clara Schumann.
“La Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) me pidió que haga una investigación sobre mujeres compositoras, entonces en Hamburgo pude grabar en un piano famoso, el número 500.000 de la fábrica Steinway, toda su obra, desde de su juventud, era la esposa de Robert Schumann”, agrega.
Por esta razón, la alcaldesa de Bonn en esa oportunidad la invitó a brindar un concierto en la sala Beethoven Haus. Culminada la presentación, esa autoridad subió hasta el escenario para brindarle un ramo de flores con la bandera boliviana.
“Soy terriblemente ecléctica, soy romántica de naturaleza, pero también he podido incursionar en la música de cámara –relató-, he interpretado a Mozart con la orquesta de Lausanne en Suiza, doce veces acompañé al ballet ruso con Vladimir Vasiliev en el gran teatro Giselle. He tenido cruceros musicales por todo el mediterráneo y cada noche durante 15 días di conciertos con diferentes repertorios”,
Rememoró que en España dio un concierto con música boliviana, tocó la danza quechua número 5 en el Palazzo Antishimateia a los 18 años en Roma, acompañó orquestas en todo el mundo y no puede dejar pasar la presentación que hizo en La Paz interpretando el clavecín junto a Freddy Céspedes.
Los personajes que apasionan a Laredo
Modesta Sanginés
Nació en La Paz, Bolivia, un 26 de febrero de 1832. Sus padres fueron Indalecio Calderón Sanginés y Manuela Uriarte Sagárnaga Ingresó al establecimiento para señoritas dirigido por la célebre educadora chilena Dámasa Cabezón, quien vino por encargo del general José Ballivián. Estudió también francés e italiano, y se convirtió en una prodigiosa intérprete del piano.
Violet Van der Elst
Nació el 4 de enero de 1882 y falleció el 30 de abril de 1966, es mejor recordada por sus actividades contra la pena de muerte. Hija de un portero de carbón y una lavandera. Desarrolló cosméticos incluyendo Shavex, la primera crema de afeitar sin brocha y se convirtió en una exitosa empresaria. Después de acumular una gran fortuna personal, compró el castillo Harlaxton Mano, en Lincolnshire, Inglaterra en 1937.
Clara Schumann
Clara Wieck, de casada Clara Schumann, nació en Leipzig el 13 de septiembre de 1819, fue una pianista y compositora alemana, una de las grandes concertistas europeas del siglo XIX y su carrera fue clave en la difusión de las composiciones de Robert Schumann, con quien estuvo casada.