El drama de los cuentapropistas: cuando trabajar para uno no alcanza en Tarija
De acuerdo a una encuesta realizada entre los trabajadores por cuenta propia de diversas ocupaciones, se encontró que un 58 por ciento del total de ellos gana entre 500 y 1.000 bolivianos al mes, de los cuales un gran número son mujeres, empleadas del hogar, pero también se encuentran...



De acuerdo a una encuesta realizada entre los trabajadores por cuenta propia de diversas ocupaciones, se encontró que un 58 por ciento del total de ellos gana entre 500 y 1.000 bolivianos al mes, de los cuales un gran número son mujeres, empleadas del hogar, pero también se encuentran estilistas, plomeros o prestadores de servicios como los garzones.
El presidente de la Red de Trabajadores en Servicios y Producción, Paul Urzagaste, contó que el trabajo se realizó en coordinación con la Organización No Gubernamental “Mujeres en Acción, se tomó una muestra de algo más de 120 personas de las aproximadamente 600 que se encuentran registradas en la organización.
De acuerdo a los resultados arribados, un 58 por ciento gana entre 500 y 1.000 bolivianos, un 23 por ciento entre 1.000 y 2.000, un 10 por ciento entre 2.000 y 3.000 y un 9 por ciento más de 3.000. Como se verá más del 50 por ciento no llega a ganar el sueldo mínimo de manera mensual.
“Los resultados son alarmantes –dijo-, hay personas que no llegan a los 1.000 bolivianos al mes, además las condiciones que exige el Ministerio de Trabajo a los empleadores, como los beneficios sociales y seguro de salud, hace que estos prefieran despedir a la gente o contratarlos por horas y nadie hace nada, ni las autoridades, se habla de crisis pero nadie toca la realidad”, protestó.
En el tema de los estilistas – Urzagaste es miembro de este gremio - sostuvo que la realidad es la misma, no tienen seguro de salud ni jubilación, a no ser que decidan aportar de manera independiente, pero eso es complicado porque los ingresos no alcanzan, para ello deberían aportar unos 290 bolivianos por mes y no lo pueden hacer porque ganan mucho menos que eso. En su asociación son 96 asociados estilistas, pero que son más de 2.500 registrados en Tarija.
Discriminación
Por su parte, la presidenta de la Asociación de Garzones y vicepresidenta de la Red, Lisbeth Acebo Martínez, una joven que cambió el overol de Ingeniero Civil por el mandil de servicio, apuntó que en su rubro la falta de trabajo para las mujeres empieza por la discriminación respecto a los hombres.
Explicó que, como en todos los oficios, los empleadores prefieren a los hombres, por ejemplo cuando los contratan para algún evento les hacen trasladar las cosas como sillas y mesas, creen que las mujeres no podrán hacerlo, lo mismo sucede en los restaurantes donde la mayoría son garzones varones.
“Por esta razón, sostuvo, la mayoría de las mujeres se ve obligada a vender comida, refrescos, empanadas en la calle, raros son los hombres, no hay trabajo para las mujeres, en la mayoría de los rubros es lo mismo, no les queda otra opción y sus ingresos son mínimos”.
Si bien en los restaurantes les pagan de manera mensual, este sueldo llega a 800 bolivianos, mientras que por evento los contratantes suelen cancelar 120 a 150, que puede durar un día, deben ir desde la mañana para ayudar en la preparación, luego atender en la actividad por la noche y suelen retornar a su casas entre las 03.00 y las 04.00 de la mañana, un trabajo de más de ocho horas.
Una mayoría, por lo menos el 60 por ciento, son jóvenes que trabajan y estudian, a muchos les gusta la actividad y suelen quedarse. Por ejemplo, Acebo empezó de garzón, progresó poco a poco y continúa ejerciendo el oficio.
Competencia
A su turno, el presidente de la Asociación de Plomeros e Instaladores de Gas Tarija-Cercado, Ivar Tellez Rocha, lo que afecta a su sector es el costo bajo del servicio que prestan, aseguró que en Tarija existe trabajo para ellos, pero que no es remunerado como debería ser a causa de la “mala competencia”, gente que es empírica y que cobra muy bajo.
Sostuvo que lo que pagan no va de acuerdo al trabajo y la capacitación que tiene el sector, la gente se va a lo barato, sin importar el trabajo, la estética, la calidad, después se ven las consecuencias, como dice el dicho, “lo barato sale caro”, subrayó.
Antes solían pagar 80 bolivianos por “punto”, por contrato, ahora cancelan hasta 50 bolivianos, pero no es suficiente porque utilizan herramientas de peso y deben contar con transporte, insumos y materiales. Al mes suelen reunir un promedio de 300 bolivianos, pero que disminuye por los gastos que tienen. Si bien su asociación tienen 43 socios, calcula que en la ciudad deben existir más de 200 plomeros.
“Pienso que las autoridades no ponen mucho el tema en boca, quieren que nos arreglemos por nuestra cuenta, no hay nada que garantice tus derechos laborales. Si bien se empieza empíricamente, uno se va capacitando y eso cuesta, pero a la gente no le interesa eso, solo pagar menos el valor del trabajo”, se quejó.
Estabilidad
En la misma línea, la trabajadora del hogar, Cristina Cuarita, apuntó que son las que más sufren porque les es difícil conseguir un trabajo estable, cuando encuentra una ocupación es por horas, algunas tiene que trabajar en varios lugares, les pagan 30 a 40 bolivianos por una mañana o tarde, si esto sucede solo unas tres veces por semana, apenas logra reunir no más de 90 a 100 bolivianos.
La situación de las compañeras es la misma que antes, detalló, muchos empleadores no reconocen el horario de trabajo, el sueldo es mínimo y el trabajo pesado, no tienen seguro de salud, vacaciones ni otros beneficios sociales.
Contó que se deben levantar temprano, atender las labores de la casa, luego salir a trabajar, todo el día es trabajar, volver a casa a partir de las ocho de la noche, cenar, descansar y volver a salir al día siguiente. A veces algunas trabajan en dos casas, ·pero no da para más, no abastece el tiempo”.
Subrayó que los empleadores les pagan lo que quieren y muchas deben aceptarlo “para no estar sin nada”. Cancelan entre 500 y 700 bolivianos mensuales, lo que “es muy poquito por más de ocho horas”. Por una tarde o por día sólo les ofrecen no más de 30 bolivianos, por ejemplo de 14.00 a 17.00 de la tarde sólo ganan 20 bolivianos.
Otra necesidad que tiene el sector es el acceso a los seguros de salud. Además, con las condiciones y horarios en los que trabajan no pueden sacar un permiso para hacer fila por una ficha, esperar que las atiendan, por lo que muchas prefieren no acudir a una consulta médica y esto provoca que tengan condiciones físicas deplorables.
De las cinco mil trabajadoras del hogar que se presume existen en la ciudad, unas 130 están afiliadas a la Asociación 30 de Marzo, ellas pasaron los cursos de fortalecimiento humano y técnico que Mujeres en Acción les brindó, por lo que fueron certificadas por el Ministerio de Educación, “son expertas en su oficio y tienen las condiciones para hacer su trabajo con total responsabilidad”.
Diversas situaciones de los trabajadores independientes
Lisbeth Acebo Martínez
Es una joven que cambió el overol de Ingeniero Civil por el mandil de servicio, apuntó que en el rubro de los garzones la falta de trabajo para las mujeres empieza por la discriminación respecto a los hombres. los empleadores los prefieren, por ejemplo cuando los contratan para algún evento les hacen trasladar las cosas como sillas y mesas y creen que ellas no pueden hacer lo mismo.
Ivar Tellez Rocha
Recibió capacitación en plomería e instalación de “puntos” de gas, apuntó que su sector es afectado por el bajo costo del servicio que prestan, aseguró que en Tarija existe trabajo para ellos, pero que no es remunerado como debería ser a causa de la “mala competencia”, de gente que es empírica y que cobra muy bajo.
Cristina Cuarita
Aseguró que son las que más sufren porque les es difícil conseguir un trabajo estable, cuando encuentra una ocupación es por horas, algunas tiene que trabajar en varios lugares, les pagan 30 a 40 bolivianos por una mañana o tarde, si esto sucede solo unas tres veces por semana, por lo que muchas veces apenas logra reunir no más de 90 a 100 bolivianos.
El presidente de la Red de Trabajadores en Servicios y Producción, Paul Urzagaste, contó que el trabajo se realizó en coordinación con la Organización No Gubernamental “Mujeres en Acción, se tomó una muestra de algo más de 120 personas de las aproximadamente 600 que se encuentran registradas en la organización.
De acuerdo a los resultados arribados, un 58 por ciento gana entre 500 y 1.000 bolivianos, un 23 por ciento entre 1.000 y 2.000, un 10 por ciento entre 2.000 y 3.000 y un 9 por ciento más de 3.000. Como se verá más del 50 por ciento no llega a ganar el sueldo mínimo de manera mensual.
“Los resultados son alarmantes –dijo-, hay personas que no llegan a los 1.000 bolivianos al mes, además las condiciones que exige el Ministerio de Trabajo a los empleadores, como los beneficios sociales y seguro de salud, hace que estos prefieran despedir a la gente o contratarlos por horas y nadie hace nada, ni las autoridades, se habla de crisis pero nadie toca la realidad”, protestó.
En el tema de los estilistas – Urzagaste es miembro de este gremio - sostuvo que la realidad es la misma, no tienen seguro de salud ni jubilación, a no ser que decidan aportar de manera independiente, pero eso es complicado porque los ingresos no alcanzan, para ello deberían aportar unos 290 bolivianos por mes y no lo pueden hacer porque ganan mucho menos que eso. En su asociación son 96 asociados estilistas, pero que son más de 2.500 registrados en Tarija.
Discriminación
Por su parte, la presidenta de la Asociación de Garzones y vicepresidenta de la Red, Lisbeth Acebo Martínez, una joven que cambió el overol de Ingeniero Civil por el mandil de servicio, apuntó que en su rubro la falta de trabajo para las mujeres empieza por la discriminación respecto a los hombres.
Explicó que, como en todos los oficios, los empleadores prefieren a los hombres, por ejemplo cuando los contratan para algún evento les hacen trasladar las cosas como sillas y mesas, creen que las mujeres no podrán hacerlo, lo mismo sucede en los restaurantes donde la mayoría son garzones varones.
“Por esta razón, sostuvo, la mayoría de las mujeres se ve obligada a vender comida, refrescos, empanadas en la calle, raros son los hombres, no hay trabajo para las mujeres, en la mayoría de los rubros es lo mismo, no les queda otra opción y sus ingresos son mínimos”.
Si bien en los restaurantes les pagan de manera mensual, este sueldo llega a 800 bolivianos, mientras que por evento los contratantes suelen cancelar 120 a 150, que puede durar un día, deben ir desde la mañana para ayudar en la preparación, luego atender en la actividad por la noche y suelen retornar a su casas entre las 03.00 y las 04.00 de la mañana, un trabajo de más de ocho horas.
Una mayoría, por lo menos el 60 por ciento, son jóvenes que trabajan y estudian, a muchos les gusta la actividad y suelen quedarse. Por ejemplo, Acebo empezó de garzón, progresó poco a poco y continúa ejerciendo el oficio.
Competencia
A su turno, el presidente de la Asociación de Plomeros e Instaladores de Gas Tarija-Cercado, Ivar Tellez Rocha, lo que afecta a su sector es el costo bajo del servicio que prestan, aseguró que en Tarija existe trabajo para ellos, pero que no es remunerado como debería ser a causa de la “mala competencia”, gente que es empírica y que cobra muy bajo.
Sostuvo que lo que pagan no va de acuerdo al trabajo y la capacitación que tiene el sector, la gente se va a lo barato, sin importar el trabajo, la estética, la calidad, después se ven las consecuencias, como dice el dicho, “lo barato sale caro”, subrayó.
Antes solían pagar 80 bolivianos por “punto”, por contrato, ahora cancelan hasta 50 bolivianos, pero no es suficiente porque utilizan herramientas de peso y deben contar con transporte, insumos y materiales. Al mes suelen reunir un promedio de 300 bolivianos, pero que disminuye por los gastos que tienen. Si bien su asociación tienen 43 socios, calcula que en la ciudad deben existir más de 200 plomeros.
“Pienso que las autoridades no ponen mucho el tema en boca, quieren que nos arreglemos por nuestra cuenta, no hay nada que garantice tus derechos laborales. Si bien se empieza empíricamente, uno se va capacitando y eso cuesta, pero a la gente no le interesa eso, solo pagar menos el valor del trabajo”, se quejó.
Estabilidad
En la misma línea, la trabajadora del hogar, Cristina Cuarita, apuntó que son las que más sufren porque les es difícil conseguir un trabajo estable, cuando encuentra una ocupación es por horas, algunas tiene que trabajar en varios lugares, les pagan 30 a 40 bolivianos por una mañana o tarde, si esto sucede solo unas tres veces por semana, apenas logra reunir no más de 90 a 100 bolivianos.
La situación de las compañeras es la misma que antes, detalló, muchos empleadores no reconocen el horario de trabajo, el sueldo es mínimo y el trabajo pesado, no tienen seguro de salud, vacaciones ni otros beneficios sociales.
Contó que se deben levantar temprano, atender las labores de la casa, luego salir a trabajar, todo el día es trabajar, volver a casa a partir de las ocho de la noche, cenar, descansar y volver a salir al día siguiente. A veces algunas trabajan en dos casas, ·pero no da para más, no abastece el tiempo”.
Subrayó que los empleadores les pagan lo que quieren y muchas deben aceptarlo “para no estar sin nada”. Cancelan entre 500 y 700 bolivianos mensuales, lo que “es muy poquito por más de ocho horas”. Por una tarde o por día sólo les ofrecen no más de 30 bolivianos, por ejemplo de 14.00 a 17.00 de la tarde sólo ganan 20 bolivianos.
Otra necesidad que tiene el sector es el acceso a los seguros de salud. Además, con las condiciones y horarios en los que trabajan no pueden sacar un permiso para hacer fila por una ficha, esperar que las atiendan, por lo que muchas prefieren no acudir a una consulta médica y esto provoca que tengan condiciones físicas deplorables.
De las cinco mil trabajadoras del hogar que se presume existen en la ciudad, unas 130 están afiliadas a la Asociación 30 de Marzo, ellas pasaron los cursos de fortalecimiento humano y técnico que Mujeres en Acción les brindó, por lo que fueron certificadas por el Ministerio de Educación, “son expertas en su oficio y tienen las condiciones para hacer su trabajo con total responsabilidad”.
Diversas situaciones de los trabajadores independientes
Lisbeth Acebo Martínez
Es una joven que cambió el overol de Ingeniero Civil por el mandil de servicio, apuntó que en el rubro de los garzones la falta de trabajo para las mujeres empieza por la discriminación respecto a los hombres. los empleadores los prefieren, por ejemplo cuando los contratan para algún evento les hacen trasladar las cosas como sillas y mesas y creen que ellas no pueden hacer lo mismo.
Ivar Tellez Rocha
Recibió capacitación en plomería e instalación de “puntos” de gas, apuntó que su sector es afectado por el bajo costo del servicio que prestan, aseguró que en Tarija existe trabajo para ellos, pero que no es remunerado como debería ser a causa de la “mala competencia”, de gente que es empírica y que cobra muy bajo.
Cristina Cuarita
Aseguró que son las que más sufren porque les es difícil conseguir un trabajo estable, cuando encuentra una ocupación es por horas, algunas tiene que trabajar en varios lugares, les pagan 30 a 40 bolivianos por una mañana o tarde, si esto sucede solo unas tres veces por semana, por lo que muchas veces apenas logra reunir no más de 90 a 100 bolivianos.