El Oriel Lea Plaza responde a emergencia internacional
Hacía añadas que el aeropuerto “internacional” Oriel Lea Plaza de Tarija no recibía un vuelo de esas características, incluso se había especulado con el retiro de la condición por el desuso y también por las evidentes malas condiciones de la infraestructura, incluyendo la pista, un...
Hacía añadas que el aeropuerto “internacional” Oriel Lea Plaza de Tarija no recibía un vuelo de esas características, incluso se había especulado con el retiro de la condición por el desuso y también por las evidentes malas condiciones de la infraestructura, incluyendo la pista, un lustro en observación, pero ayer vino a reivindicarse en plena emergencia médica ni más ni menos que con el Boeing que cubre el trayecto Buenos Aires – Santa Cruz, de un tamaño considerable.
Corrían las 17.00 horas y nada hacía prever actividad intensa en el aeropuerto tarijeño más allá de la programada, pero surgió el incidente. Recibida la llamada de emergencia, el personal de tierra y todos los funcionarios de la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea (Aasana), además de los preocupados funcionarios de Boliviana de Aviación (Boa) tomaron posiciones, según informó el responsable Rubén Jurado Viscarra.
Por la codificación, se sabía que se trataba de una emergencia médica y poco más trascendió a este medio. Hollywood se encargó del resto, pero cuando se vio posicionarse a una sola ambulancia en el área reservada y desplazarse una sola silla de ruedas se entendió que se trataba de una sola persona con problemas, para alivio de los servicios de emergencias del Hospital San Juan de Dios un viernes soleado por la tarde.
Y se activó el Centro de Operaciones de Emergencia (COE), y aterrizó el Boeing 737 – 500 sin dificultad, y la pasajera con dolencias cardíacas fue evacuada de emergencia junto a los familiares que le acompañaban y todos cumplieron su rol. De forma excelente. Mejor que en simulacro. Y cuando Aasana autorizó, los funcionarios retiraron las escalinatas, se cerraron las puertas, y el gigante rodó hasta San Jorge – desde tan arriba se debían ver las lagunas – y partió, de nuevo, sin mayores problemas, rumbo a Viru Viru.
No deja de ser curioso que con todos los aeropuertos que se han construido en el país, el más propicio para las emergencias de este tipo no haya recibido apenas una mano de pintura. “Para mí que la pista es corta” insistía uno de los taxistas habituales.