Nueva fecha de licitación de la petroquímica genera escepticismo en el Chaco
Desocupados y profesionales en el Gran Chaco ya no se fían; tantas veces ha sido desempolvado el proyecto de la petroquímica de Yacuiba que pocos creen que se pueda materializar, por lo que el anuncio del pasado martes se asume más en el marco de la campaña electoral que dentro de una...
Desocupados y profesionales en el Gran Chaco ya no se fían; tantas veces ha sido desempolvado el proyecto de la petroquímica de Yacuiba que pocos creen que se pueda materializar, por lo que el anuncio del pasado martes se asume más en el marco de la campaña electoral que dentro de una planificación de desarrollo estratégico. El escepticismo manda en una región con altos índices de desempleo y golpeada por la crisis argentina y las secuelas que ha dejado en las cuentas públicas la caída del precio del barril de petróleo y los recortes de volumen de gas exportado.
El acuerdo alcanzado entre Gobierno y Central Obrera Boliviana (COB) presentado el pasado martes 30 de abril por los máximos ejecutivos recoge – además del pacto de incremento salarial – también la determinación de que “el proceso de licitación de la petroquímica a instalarse en la región del Gran Chaco, será publicado hasta el mes de julio de la presente gestión”. La concreción del punto no deja lugar a la interpretación.
Cadena productiva
La planta petroquímica a instalarse en Yacuiba tiene una larga historia a sus espaldas. En principio es una gran infraestructura que debe convertir los licuables aislados en la Separadora del Gran Chaco en resinas de polipropileno – en este caso – para utilizarse en la transformación de productos finales de plástico en el caso ideal o exportarse como materia prima industrializada a otro lugar. En cualquier caso, es el último eslabón público para transformar la matriz productiva de exportación de gas a productos industrializados.
Inversión
La inversión prevista en la planta petroquímica es de 2.200 millones de dólares; la mayor de la historia en Bolivia
El proyecto estaba en la agenda post – nacionalización de 2006 y se fue postergando a medida que pasaron los años. Sin embargo, en mayo de 2014 y ante las dudas que se habían generado sobre su ubicación final, el presidente Evo Morales y el ministro de Hidrocarburos de aquel entonces, Juan José Sosa, volaron a Tarija para informar que la planta se construiría en Tarija.
El proyecto siguió avanzando entre silencios y en 2015 se aseguró su construcción con un crédito respaldado en las Reservas Internacionales del propio Banco Central de Bolivia. El proyecto estimado en 2.200 millones de dólares iba a ser el más caro de la historia de Bolivia. En 2016 se lanzó la licitación a la que se presentaron los gigantes del sector a nivel mundial, de la Kellog a la filial de ACS incluyendo las chinas y a la polémica Odebrecht. En 2017, víspera del bicentenario de Tarija, YPFB había conformado un informe de adjudicación que se colgó en la página de la estatal petrolera, pero no llegó a concretarse. El escándalo de los taladros ya había estallado.
Aquel escándalo le costó el puesto al presidente de YPFB Guillermo Achá y a doce altos cargos de su confianza por supuestamente haber incrementado precios en una licitación de tres taladros perforadores comprados a una empresa italiana. Hasta hoy sigue el juicio.
El Chaco, a aprender de la experiencia
La región del Chaco ha sido una de las más castigadas por la caída de los precios de los hidrocarburos y una demanda intensiva de mano de obra no cualificada, como la que se empleó en la construcción de la petroquímica o la separadora, permitiría paliar la situación, sin embargo los profesionales hablan a un plazo mayor.
En la agenda del Chaco ha estado la de construir un parque industrial que permita la instalación de empresas e industrias que puedan transformar a productos finales las resinas de plástico, sin embargo la incertidumbre no ha permitido avanzar en el proyecto.
De forma similar, con la instalación de la petroquímica se va a necesitar ajustar la oferta educativa a todos los niveles en el Chaco, pero tampoco se ha avanzado.
Con esos antecedentes, el Ministro de Hidrocarburos leyó el informe de adjudicación que premiaba a la también italiana Tecnimont en asociación con la más conocida Técnicas Reunidas. Técnicas Reunidas ya había construido la separadora, pero Tecnimont había sido la encargada de realizar todos los estudios previos de definición. Las dudas se acumularon y el Ministro optó por cancelar la licitación.
En 2018, Sánchez habló de licitar unos estudios previos que despejaran cualquier duda sobre la tecnología a emplearse y la correcta definición de mercados, es decir, repetir el trabajo que hizo Tecnimont y que, descubiertas sus intenciones, no pareció muy fiable. Puso la fecha hasta agosto, sin embargo nunca se conoció tal licitación ni informó si se están elaborando con recursos propios.
En enero de 2019, en la víspera de las Primarias, Evo Morales llegó a Yacuiba para inaugurar un mercado y aprovechó para traer de nuevo la promesa de su licitación. En marzo, en la víspera de la visita del presidente de India, Ram Nath Kovind, Morales volvió a insistir en la inversión antes del fin del año electoral.
La planta petroquímica debería aprovechar los licuables separados en la Planta del Gran Chaco, que tiene capacidad para procesar 30 millones de metros cúbicos de gas al día, más o menos lo que se preveía exportar a Argentina al final del contrato en 2026.
Las críticas sobre la tecnología a emplear fueron aminorando al igual que el cuestionamiento de los mercados con el impulso de los corredores ferroviarios por Bolivia y carretero por el norte de Salta.
El acuerdo alcanzado entre Gobierno y Central Obrera Boliviana (COB) presentado el pasado martes 30 de abril por los máximos ejecutivos recoge – además del pacto de incremento salarial – también la determinación de que “el proceso de licitación de la petroquímica a instalarse en la región del Gran Chaco, será publicado hasta el mes de julio de la presente gestión”. La concreción del punto no deja lugar a la interpretación.
Cadena productiva
La planta petroquímica a instalarse en Yacuiba tiene una larga historia a sus espaldas. En principio es una gran infraestructura que debe convertir los licuables aislados en la Separadora del Gran Chaco en resinas de polipropileno – en este caso – para utilizarse en la transformación de productos finales de plástico en el caso ideal o exportarse como materia prima industrializada a otro lugar. En cualquier caso, es el último eslabón público para transformar la matriz productiva de exportación de gas a productos industrializados.
Inversión
La inversión prevista en la planta petroquímica es de 2.200 millones de dólares; la mayor de la historia en Bolivia
El proyecto estaba en la agenda post – nacionalización de 2006 y se fue postergando a medida que pasaron los años. Sin embargo, en mayo de 2014 y ante las dudas que se habían generado sobre su ubicación final, el presidente Evo Morales y el ministro de Hidrocarburos de aquel entonces, Juan José Sosa, volaron a Tarija para informar que la planta se construiría en Tarija.
El proyecto siguió avanzando entre silencios y en 2015 se aseguró su construcción con un crédito respaldado en las Reservas Internacionales del propio Banco Central de Bolivia. El proyecto estimado en 2.200 millones de dólares iba a ser el más caro de la historia de Bolivia. En 2016 se lanzó la licitación a la que se presentaron los gigantes del sector a nivel mundial, de la Kellog a la filial de ACS incluyendo las chinas y a la polémica Odebrecht. En 2017, víspera del bicentenario de Tarija, YPFB había conformado un informe de adjudicación que se colgó en la página de la estatal petrolera, pero no llegó a concretarse. El escándalo de los taladros ya había estallado.
Aquel escándalo le costó el puesto al presidente de YPFB Guillermo Achá y a doce altos cargos de su confianza por supuestamente haber incrementado precios en una licitación de tres taladros perforadores comprados a una empresa italiana. Hasta hoy sigue el juicio.
El Chaco, a aprender de la experiencia
La región del Chaco ha sido una de las más castigadas por la caída de los precios de los hidrocarburos y una demanda intensiva de mano de obra no cualificada, como la que se empleó en la construcción de la petroquímica o la separadora, permitiría paliar la situación, sin embargo los profesionales hablan a un plazo mayor.
En la agenda del Chaco ha estado la de construir un parque industrial que permita la instalación de empresas e industrias que puedan transformar a productos finales las resinas de plástico, sin embargo la incertidumbre no ha permitido avanzar en el proyecto.
De forma similar, con la instalación de la petroquímica se va a necesitar ajustar la oferta educativa a todos los niveles en el Chaco, pero tampoco se ha avanzado.
Con esos antecedentes, el Ministro de Hidrocarburos leyó el informe de adjudicación que premiaba a la también italiana Tecnimont en asociación con la más conocida Técnicas Reunidas. Técnicas Reunidas ya había construido la separadora, pero Tecnimont había sido la encargada de realizar todos los estudios previos de definición. Las dudas se acumularon y el Ministro optó por cancelar la licitación.
En 2018, Sánchez habló de licitar unos estudios previos que despejaran cualquier duda sobre la tecnología a emplearse y la correcta definición de mercados, es decir, repetir el trabajo que hizo Tecnimont y que, descubiertas sus intenciones, no pareció muy fiable. Puso la fecha hasta agosto, sin embargo nunca se conoció tal licitación ni informó si se están elaborando con recursos propios.
En enero de 2019, en la víspera de las Primarias, Evo Morales llegó a Yacuiba para inaugurar un mercado y aprovechó para traer de nuevo la promesa de su licitación. En marzo, en la víspera de la visita del presidente de India, Ram Nath Kovind, Morales volvió a insistir en la inversión antes del fin del año electoral.
La planta petroquímica debería aprovechar los licuables separados en la Planta del Gran Chaco, que tiene capacidad para procesar 30 millones de metros cúbicos de gas al día, más o menos lo que se preveía exportar a Argentina al final del contrato en 2026.
Las críticas sobre la tecnología a emplear fueron aminorando al igual que el cuestionamiento de los mercados con el impulso de los corredores ferroviarios por Bolivia y carretero por el norte de Salta.