Dimitri se queda en Tarija tras noche de humor y música
Los que esperaban un clásico pusieron cara de no creer, hasta que Yuri se largó con la cueca tarijeña por excelencia: “Chapaco Soy”. Con la chacarera ya todos se habían dado cuenta de qué iba este “Funeral” de Che y Moche y solo faltaba discernir si en el Teatro de la Cultura de...



Los que esperaban un clásico pusieron cara de no creer, hasta que Yuri se largó con la cueca tarijeña por excelencia: “Chapaco Soy”. Con la chacarera ya todos se habían dado cuenta de qué iba este “Funeral” de Che y Moche y solo faltaba discernir si en el Teatro de la Cultura de Tarija se había citado a una obra o a un concierto. Pero igual lo íbamos a pasar bien.
Hoy, más
El Festival Internacional de Teatro (de Santa Cruz, según su nombre oficial) continua en Tarija hasta el 1 de mayo. Hoy, a las 19.30, se presenta “Magdalena ”, un show de títeres de Julia Yevnine y la Compañía Traversiere, que trae APAC, Repsol y la Gobernación de Tarija. Las emociones siguen a flor de piel.
La obra – o concierto – acaba entre selfies con el público y abrazos generales. Empieza con una canción a capela. Por el medio un torbellino de interpretación y música que por un rato te deja pensando si Yuri, Joaquín, Tereza y Soldan fueron primero músicos y luego actores o al revés y en cómo tocarían los instrumentos hace doce años, cuando empezaron a enterrar al abuelo Dimitri, sin mucho éxito.
El humor – negro, que dicen el mundo; somarda que dicen en su pago, que es el mío - está presente en toda la interpretación (así digamos para no errar). Humor universal, del que se entiende en todas las lenguas incluidas las que se inventan, como es el caso de esa lengua de Alaspi donde nació el babaduski Dimitri, su esposa la abuela cuyo clon se encontraba en el patio de butacas y toda su prole de zíngaros que tocaban esa especie de polca que sirve de hilo conductor en una trama que no existe.
¿Que de qué va El Funeral? Va de enterrar al abuelo Dimitri, va de celebrar la vida, va de prestarle atención a las cosas importantes pero no bloquearse cuando no salen, va de hacerse entender en mil idiomas, va de huir y de volver, va de reunirse, de invitar. O tal vez de ninguna cosa de estas. Va de lo que cada espectador siente ante las brillantes interpretaciones individuales y de la explosión colectiva de la risa. O tal vez tampoco. Pero lo cierto es que buena parte de las cenizas de Dimitri quedaron en las tablas del Teatro de la Cultura de Tarija, tal vez a esperar el retorno de la compañía zaragozana.
Hoy, más
El Festival Internacional de Teatro (de Santa Cruz, según su nombre oficial) continua en Tarija hasta el 1 de mayo. Hoy, a las 19.30, se presenta “Magdalena ”, un show de títeres de Julia Yevnine y la Compañía Traversiere, que trae APAC, Repsol y la Gobernación de Tarija. Las emociones siguen a flor de piel.
La obra – o concierto – acaba entre selfies con el público y abrazos generales. Empieza con una canción a capela. Por el medio un torbellino de interpretación y música que por un rato te deja pensando si Yuri, Joaquín, Tereza y Soldan fueron primero músicos y luego actores o al revés y en cómo tocarían los instrumentos hace doce años, cuando empezaron a enterrar al abuelo Dimitri, sin mucho éxito.
El humor – negro, que dicen el mundo; somarda que dicen en su pago, que es el mío - está presente en toda la interpretación (así digamos para no errar). Humor universal, del que se entiende en todas las lenguas incluidas las que se inventan, como es el caso de esa lengua de Alaspi donde nació el babaduski Dimitri, su esposa la abuela cuyo clon se encontraba en el patio de butacas y toda su prole de zíngaros que tocaban esa especie de polca que sirve de hilo conductor en una trama que no existe.
¿Que de qué va El Funeral? Va de enterrar al abuelo Dimitri, va de celebrar la vida, va de prestarle atención a las cosas importantes pero no bloquearse cuando no salen, va de hacerse entender en mil idiomas, va de huir y de volver, va de reunirse, de invitar. O tal vez de ninguna cosa de estas. Va de lo que cada espectador siente ante las brillantes interpretaciones individuales y de la explosión colectiva de la risa. O tal vez tampoco. Pero lo cierto es que buena parte de las cenizas de Dimitri quedaron en las tablas del Teatro de la Cultura de Tarija, tal vez a esperar el retorno de la compañía zaragozana.