Shell “regala” a partir de 2022 un mercado alternativo para el gas
El gas de Huacareta ya tiene “dueño”, o al menos destino. El Ministro de Hidrocarburos Luis Alberto Sánchez firmó ayer un Memorándum de Entendimiento con numerosas cláusulas para vender a Shell Brasil el gas que Shell Bolivia encuentre en el bloque Huacareta, donde ya se perfora el pozo...
El gas de Huacareta ya tiene “dueño”, o al menos destino. El Ministro de Hidrocarburos Luis Alberto Sánchez firmó ayer un Memorándum de Entendimiento con numerosas cláusulas para vender a Shell Brasil el gas que Shell Bolivia encuentre en el bloque Huacareta, donde ya se perfora el pozo Jaguar X6, al oeste de Entre Ríos, aunque mientras eso pase bien podría dar salida al gas que no encuentra vendedor actualmente. El mecanismo recuerda al que en su momento se estableció con Repsol produciendo en Margarita y comprando en Campo Durán (Argentina), desde donde se separaban los licuables para abastecer el poliducto en el país vecino.
En principio, el acuerdo firmado en la ciudad de Santa Cruz entre el ministro Sánchez, el presidente de YPFB, Óscar Barriga Arteaga, y el gerente de Desarrollo de Negocios de Gas Natural de Shell Brasil, Alexandre Cerqueira Da Silva, prevé una venta de gas para proyectos del sector termoeléctrico – lo que implicaría un gas seco, aunque no se desarrollaron esos detalles – y establece además el análisis y evaluación de la participación de YPFB y Shell en la propia distribución.
El evento contó con la presencia del Presidente Evo Morales quien manifestó su aprobación al proyecto y dio la vuelta al argumento que tiene en vilo al sector y sus beneficiarios en los últimos meses. “Para garantizar las nuevas exploraciones es importante garantizar mercados”, aseguró el presidente Evo Morales dando réplica a aquellos que explican que si el Estado no garantiza sus socios comerciales y 13 años después YPFB sigue sin tener capacidad de abordar la exploración de forma particular, difícilmente vendrán empresas a invertir bajo su riesgo.
El acuerdo sustituto
El acuerdo prevé un contrato interrumpible de 4 millones de metros cúbicos diarios de forma inminente y uno de 10 millones de metros cúbicos a partir de 2022, y en sí parece una gran tabla de salvación ofrecida por Shell en un momento complicado para Bolivia.
En el corto plazo, los 4 millones de metros cúbicos de venta adicional pueden servir para compensar las caídas registradas en las nominaciones por parte de Argentina, que no ha pasado de 10 millones de meteos cúbicos – pese a que el contrato permite hasta 20 – desde el mes de noviembre. También a la previsible merma del nuevo Gobierno de Jair Bolsonaro, que no tiene especial interés en hacer negocios con Bolivia y que ya ha manifestado, a través del próximo presidente de Petrobras, que reducirá las nominaciones a la mitad de lo actual (de los 30 millones de contrato compra unos 24, que es lo que debe pagar) y que no tiene intención de alargar el contrato más allá de 2019.
Es en ese largo plazo donde se activan los otros problemas. El ministro Sánchez ha asegurado que el contrato no se acaba porque aún no se han entregado todos los volúmenes comprometidos, quedando pendiente 1,5 TCF, que al menos lo alargaría unos tres años a volúmenes máximos. La aparición de Shell y su oferta para 2022 puede resultar una alternativa, ya que para entonces tampoco estará en funcionamiento la planta petroquímica del Gran Chaco según las estimaciones de Óscar Barriga, que lo situó en el 2024.
Argentina también está forzando para reducir las compras anuales ampliando el plazo de entrega del contrato, mientras que tampoco se han tendido ductos para alcanzar las costas y poder competir en el mercado del Gas Natural Licuado.
La inversión del gas en industria alternativa
La dependencia del gas natural ha crecido en la medida en que la mayoría de los proyectos de industrialización hacen referencia a ese producto, como señalan los expertos de la Fundación Milenio. El analista Alejandro Zegada ha sugerido en diferentes ocasiones constituir una reserva estratégica de gas que garantice la viabilidad de estos proyectos, sobre todo ante la ausencia de nuevos hallazgos. También se sugiere la inversión en otros sectores productivos, particularmente en educación, para cambiar la matriz de forma definitiva.
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En principio, el acuerdo firmado en la ciudad de Santa Cruz entre el ministro Sánchez, el presidente de YPFB, Óscar Barriga Arteaga, y el gerente de Desarrollo de Negocios de Gas Natural de Shell Brasil, Alexandre Cerqueira Da Silva, prevé una venta de gas para proyectos del sector termoeléctrico – lo que implicaría un gas seco, aunque no se desarrollaron esos detalles – y establece además el análisis y evaluación de la participación de YPFB y Shell en la propia distribución.
El evento contó con la presencia del Presidente Evo Morales quien manifestó su aprobación al proyecto y dio la vuelta al argumento que tiene en vilo al sector y sus beneficiarios en los últimos meses. “Para garantizar las nuevas exploraciones es importante garantizar mercados”, aseguró el presidente Evo Morales dando réplica a aquellos que explican que si el Estado no garantiza sus socios comerciales y 13 años después YPFB sigue sin tener capacidad de abordar la exploración de forma particular, difícilmente vendrán empresas a invertir bajo su riesgo.
El acuerdo sustituto
El acuerdo prevé un contrato interrumpible de 4 millones de metros cúbicos diarios de forma inminente y uno de 10 millones de metros cúbicos a partir de 2022, y en sí parece una gran tabla de salvación ofrecida por Shell en un momento complicado para Bolivia.
En el corto plazo, los 4 millones de metros cúbicos de venta adicional pueden servir para compensar las caídas registradas en las nominaciones por parte de Argentina, que no ha pasado de 10 millones de meteos cúbicos – pese a que el contrato permite hasta 20 – desde el mes de noviembre. También a la previsible merma del nuevo Gobierno de Jair Bolsonaro, que no tiene especial interés en hacer negocios con Bolivia y que ya ha manifestado, a través del próximo presidente de Petrobras, que reducirá las nominaciones a la mitad de lo actual (de los 30 millones de contrato compra unos 24, que es lo que debe pagar) y que no tiene intención de alargar el contrato más allá de 2019.
Es en ese largo plazo donde se activan los otros problemas. El ministro Sánchez ha asegurado que el contrato no se acaba porque aún no se han entregado todos los volúmenes comprometidos, quedando pendiente 1,5 TCF, que al menos lo alargaría unos tres años a volúmenes máximos. La aparición de Shell y su oferta para 2022 puede resultar una alternativa, ya que para entonces tampoco estará en funcionamiento la planta petroquímica del Gran Chaco según las estimaciones de Óscar Barriga, que lo situó en el 2024.
Argentina también está forzando para reducir las compras anuales ampliando el plazo de entrega del contrato, mientras que tampoco se han tendido ductos para alcanzar las costas y poder competir en el mercado del Gas Natural Licuado.
La inversión del gas en industria alternativa
La dependencia del gas natural ha crecido en la medida en que la mayoría de los proyectos de industrialización hacen referencia a ese producto, como señalan los expertos de la Fundación Milenio. El analista Alejandro Zegada ha sugerido en diferentes ocasiones constituir una reserva estratégica de gas que garantice la viabilidad de estos proyectos, sobre todo ante la ausencia de nuevos hallazgos. También se sugiere la inversión en otros sectores productivos, particularmente en educación, para cambiar la matriz de forma definitiva.
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