Nuevas develaciones sobre el leprosario y los Chunchos
El Leprosario de Lazareto se construyó en 1842 y la celebración de los Chunchos ya existía con anterioridad por lo que ciertos aspectos del complejo fenómeno de la Fiesta de San Roque entran dentro de una confusa “cosmogonía” que mezcla lo real con lo imaginado siendo obligatorio tratar...
El Leprosario de Lazareto se construyó en 1842 y la celebración de los Chunchos ya existía con anterioridad por lo que ciertos aspectos del complejo fenómeno de la Fiesta de San Roque entran dentro de una confusa “cosmogonía” que mezcla lo real con lo imaginado siendo obligatorio tratar de separar una cosa de otra para evitar errores de apreciación, precisó el historiador Mario Barragán en base a sus recientes investigaciones bibliográficas.
El origen
En principio se refirió a la peregrinación que se hace al Santuario de Loreto, en la localidad de Guerrahuayco, celebrada una vez producido el ”encierro” de la Fiesta de San Roque que ha sido relacionada, de una forma no bien explicada, con el leprosario que existía en esa zona.
Según Barragán, la cita más antigua del Lazareto de Loreto, en Tarija, la da Hugh Algermond Wedell, un médico naturalista francés que llegó a Tarija el 1 de febrero de 1844 procedente de Santa Cruz y del Brasil, aparentemente atraído por las misiones franciscanas, los fósiles de Tarija y la personalidad del Gral. Burdett O’Connor.
Weddell permaneció en Tarija hasta el 4 de junio y estuvo presente en la visita del Gral. Ballivián, Presidente de la República, el mes de mayo de ese mismo año. En su libro, Voyage dans le sud de la Bolivia, Weddell describe la existencia, en esos momentos, de un “leprosario” en la localidad de Loreto, a dos leguas de la ciudad, indicando que: “…el Gral. Magariños, Prefecto del Departamento de Tarija tuvo la idea de aislarlos completamente del mundo. Hizo construir con ese fin, en un lugar bien aislado, al pie de una montaña, a alrededor de dos leguas de la villa, un lazareto donde hizo encerrar indistintamente a todos aquellos de su departamento que eran considerados como teniendo la lepra por la comisión de médicos nombrados a ese efecto.”
Según Weddell, por lo tanto, el leprosario en cuestión habría sido construido por el Gral. Manuel Rodríguez Magariños, Prefecto del Departamento de Tarija entre junio de 1842 y febrero de 1845, tiempo en el cual llevó a cabo la expedición llamada al río Pilcomayo siendo el fundador de Villa Rodrigo, actualmente Caiza. La construcción del leprosario dispuesta por Magariños tuvo que haber sido hecha poco después de su nombramiento, en 1842, ya que Weddell lo visitó en mayo de 1844.
Los franciscanos
Aunque no son mencionados por Weddell, precisa Barragán los franciscanos del Convento de Tarija continuaron con la construcción del Lazareto y la atención de los enfermos en fecha posterior, ya que hay documentación que certifica que el padre Leonardo Delfante habría intervenido en la refacción del edificio y el cuidado de los enfermos desde por lo menos 1853.
El padre Corrado describe en la siguiente forma esta intervención: “…viendo los terribles males y el cruel abandono que los heridos por la asquerosa y tan repugnante enfermedad de San Lázaro sufrían en un tugurio llamado Lazareto, concibió la idea de trocar aquella tétrica prisión, que iba desmoronándose, en un discreto y cómodo hospital, como lo realizó en poco tiempo, con la ayuda de sus hermanos y de sus antiguos neófitos…”.
También existen referencias concretas de que el establecimiento todavía funcionaba en 1861 atendido por Delfante, pero este es luego enviado a Jujuy, en 1870 y falleció el 7 de julio de 1873 en el pueblo de Esmoraca.
El “incendio”
Por lo tanto, concluye Barragán, el leprosario existió desde su fundación, aproximadamente en 1842, hasta por lo menos 1861, según las referencias citadas. No hay constancia del momento en el cual hubiese dejado de funcionar pero se hipotetiza de que se habría producido un incendio que destruyó el edificio y que los enfermos habrían fallecido a consecuencia del mismo, dato que no puede confirmarse en este momento ya que algo tan remarcable no habría podido dejar de llamar la atención de los franciscanos y estos no habrían dejado de consignarlo en sus archivos, lo cual no ocurrió hasta donde sabemos, por lo que es un aspecto que queda por aclarar.
Barragán y E País realizaron una visita al Leprosario de Lazareto hace unos días para constatar la existencia de ruinas de considerable extensión, bastante bien mantenidas por personal de la Alcaldía de Tarija, que están acondicionadas en una especie de “santuario” de peregrinación, con una iglesia, una capilla y caminos de acceso visitados por gran cantidad de gente, pasado el “encierro” de la fiesta de los Chunchos.
Leprosario y Chunchos
En algún momento se establece una relación no bien aclarada entre el Lazareto del que estamos hablando y la actual festividad de los Chunchos. El padre. Lorenzo Calzavarini interpretó que esa festividad habría tenido origen en las peregrinaciones que los enfermos del leprosario hacían para pedir alimentos y que la vestimenta típica que estos ostentan derivan de la que tenían los enfermos puesto que estos se tapaban la cara con turbantes para disimular las marcas de la enfermedad.
Esta posibilidad, respetable por cierto, choca sin embargo con hechos que son contradictorios. Uno de ellos es que esta fiesta ya era considerada “tradicional” justamente en el tiempo en el cual el mencionado leprosario habría comenzado a funcionar puesto que don Bernardo Trigo indica, en lo que es probablemente la referencia más temprana a esta festividad, que “… en la mañana del tres de septiembre de 1844, aprovechando que el vecindario estaba entregado por completo a los festejos de la tradicional fiesta de San Roque…”.
Desde luego, si ya en 1844 se consideraba a la festividad de San Roque como “tradicional” es porque esta existía desde mucho antes de esa fecha. Por tanto, si, conforme vimos, el leprosario tuvo origen en 1842, cuando la fiesta de San Roque ya era “tradicional”, es lógico pensar que los leprosos de Loreto no tuvieron nada que ver con los “chunchos” de la festividad de San Roque puesto que estos ya existían antes de que se instituyera el Lazareto.
Otra de las contradicciones a tener en cuenta en este punto es que no existe, a la fecha, una peregrinación “real” u “oficial” de los chunchos hacia el Lazareto como debería haber sido el caso si esta “fiesta” se hubiera originado en ese lugar. Mucha gente va en peregrinación hacia Lazareto el domingo siguiente al “encierro” de la fiesta de San Roque, pero no lo hace ninguna comitiva “oficial” de los “chunchos” de San Roque.
“Estas reflexiones, en consecuencia, deben servir para ir esclareciendo los hechos respecto a un fenómeno que es de suma importancia para esclarecer nuestro pasado puesto que forma parte de nuestro más antiguo acervo cultural”, concluyó Barragán.
Características del leprosario en lazareto
La entrada al leprosario
El leprosario en cuestión habría sido construido por el Gral. Manuel Rodríguez Magariños, Prefecto del Departamento de Tarija entre junio de 1842 y febrero de 1845, tiempo en el cual llevó a cabo la expedición llamada al río Pilcomayo siendo el fundador de Villa Rodrigo, actualmente Caiza.
Restos del pabellón de varones
Los franciscanos del Convento de Tarija continuaron con la construcción del Lazareto y la atención de los enfermos en fecha posterior, ya que hay documentación que certifica que el padre Leonardo Delfante habría intervenido en la refacción del edificio y el cuidado de los enfermos desde por lo menos 1853.
Ingreso al Santuario de Lazareto
Las ruinas cubren una considerable extensión, están bien mantenidas por personal de la Alcaldía de Tarija, acondicionadas en una especie de “santuario” de peregrinación, con una iglesia, una capilla y caminos de acceso visitados por gran cantidad de gente, pasado el “encierro” de la fiesta de los Chunchos.
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El origen
En principio se refirió a la peregrinación que se hace al Santuario de Loreto, en la localidad de Guerrahuayco, celebrada una vez producido el ”encierro” de la Fiesta de San Roque que ha sido relacionada, de una forma no bien explicada, con el leprosario que existía en esa zona.
Según Barragán, la cita más antigua del Lazareto de Loreto, en Tarija, la da Hugh Algermond Wedell, un médico naturalista francés que llegó a Tarija el 1 de febrero de 1844 procedente de Santa Cruz y del Brasil, aparentemente atraído por las misiones franciscanas, los fósiles de Tarija y la personalidad del Gral. Burdett O’Connor.
Weddell permaneció en Tarija hasta el 4 de junio y estuvo presente en la visita del Gral. Ballivián, Presidente de la República, el mes de mayo de ese mismo año. En su libro, Voyage dans le sud de la Bolivia, Weddell describe la existencia, en esos momentos, de un “leprosario” en la localidad de Loreto, a dos leguas de la ciudad, indicando que: “…el Gral. Magariños, Prefecto del Departamento de Tarija tuvo la idea de aislarlos completamente del mundo. Hizo construir con ese fin, en un lugar bien aislado, al pie de una montaña, a alrededor de dos leguas de la villa, un lazareto donde hizo encerrar indistintamente a todos aquellos de su departamento que eran considerados como teniendo la lepra por la comisión de médicos nombrados a ese efecto.”
Según Weddell, por lo tanto, el leprosario en cuestión habría sido construido por el Gral. Manuel Rodríguez Magariños, Prefecto del Departamento de Tarija entre junio de 1842 y febrero de 1845, tiempo en el cual llevó a cabo la expedición llamada al río Pilcomayo siendo el fundador de Villa Rodrigo, actualmente Caiza. La construcción del leprosario dispuesta por Magariños tuvo que haber sido hecha poco después de su nombramiento, en 1842, ya que Weddell lo visitó en mayo de 1844.
Los franciscanos
Aunque no son mencionados por Weddell, precisa Barragán los franciscanos del Convento de Tarija continuaron con la construcción del Lazareto y la atención de los enfermos en fecha posterior, ya que hay documentación que certifica que el padre Leonardo Delfante habría intervenido en la refacción del edificio y el cuidado de los enfermos desde por lo menos 1853.
El padre Corrado describe en la siguiente forma esta intervención: “…viendo los terribles males y el cruel abandono que los heridos por la asquerosa y tan repugnante enfermedad de San Lázaro sufrían en un tugurio llamado Lazareto, concibió la idea de trocar aquella tétrica prisión, que iba desmoronándose, en un discreto y cómodo hospital, como lo realizó en poco tiempo, con la ayuda de sus hermanos y de sus antiguos neófitos…”.
También existen referencias concretas de que el establecimiento todavía funcionaba en 1861 atendido por Delfante, pero este es luego enviado a Jujuy, en 1870 y falleció el 7 de julio de 1873 en el pueblo de Esmoraca.
El “incendio”
Por lo tanto, concluye Barragán, el leprosario existió desde su fundación, aproximadamente en 1842, hasta por lo menos 1861, según las referencias citadas. No hay constancia del momento en el cual hubiese dejado de funcionar pero se hipotetiza de que se habría producido un incendio que destruyó el edificio y que los enfermos habrían fallecido a consecuencia del mismo, dato que no puede confirmarse en este momento ya que algo tan remarcable no habría podido dejar de llamar la atención de los franciscanos y estos no habrían dejado de consignarlo en sus archivos, lo cual no ocurrió hasta donde sabemos, por lo que es un aspecto que queda por aclarar.
Barragán y E País realizaron una visita al Leprosario de Lazareto hace unos días para constatar la existencia de ruinas de considerable extensión, bastante bien mantenidas por personal de la Alcaldía de Tarija, que están acondicionadas en una especie de “santuario” de peregrinación, con una iglesia, una capilla y caminos de acceso visitados por gran cantidad de gente, pasado el “encierro” de la fiesta de los Chunchos.
Leprosario y Chunchos
En algún momento se establece una relación no bien aclarada entre el Lazareto del que estamos hablando y la actual festividad de los Chunchos. El padre. Lorenzo Calzavarini interpretó que esa festividad habría tenido origen en las peregrinaciones que los enfermos del leprosario hacían para pedir alimentos y que la vestimenta típica que estos ostentan derivan de la que tenían los enfermos puesto que estos se tapaban la cara con turbantes para disimular las marcas de la enfermedad.
Esta posibilidad, respetable por cierto, choca sin embargo con hechos que son contradictorios. Uno de ellos es que esta fiesta ya era considerada “tradicional” justamente en el tiempo en el cual el mencionado leprosario habría comenzado a funcionar puesto que don Bernardo Trigo indica, en lo que es probablemente la referencia más temprana a esta festividad, que “… en la mañana del tres de septiembre de 1844, aprovechando que el vecindario estaba entregado por completo a los festejos de la tradicional fiesta de San Roque…”.
Desde luego, si ya en 1844 se consideraba a la festividad de San Roque como “tradicional” es porque esta existía desde mucho antes de esa fecha. Por tanto, si, conforme vimos, el leprosario tuvo origen en 1842, cuando la fiesta de San Roque ya era “tradicional”, es lógico pensar que los leprosos de Loreto no tuvieron nada que ver con los “chunchos” de la festividad de San Roque puesto que estos ya existían antes de que se instituyera el Lazareto.
Otra de las contradicciones a tener en cuenta en este punto es que no existe, a la fecha, una peregrinación “real” u “oficial” de los chunchos hacia el Lazareto como debería haber sido el caso si esta “fiesta” se hubiera originado en ese lugar. Mucha gente va en peregrinación hacia Lazareto el domingo siguiente al “encierro” de la fiesta de San Roque, pero no lo hace ninguna comitiva “oficial” de los “chunchos” de San Roque.
“Estas reflexiones, en consecuencia, deben servir para ir esclareciendo los hechos respecto a un fenómeno que es de suma importancia para esclarecer nuestro pasado puesto que forma parte de nuestro más antiguo acervo cultural”, concluyó Barragán.
Características del leprosario en lazareto
La entrada al leprosario
El leprosario en cuestión habría sido construido por el Gral. Manuel Rodríguez Magariños, Prefecto del Departamento de Tarija entre junio de 1842 y febrero de 1845, tiempo en el cual llevó a cabo la expedición llamada al río Pilcomayo siendo el fundador de Villa Rodrigo, actualmente Caiza.
Restos del pabellón de varones
Los franciscanos del Convento de Tarija continuaron con la construcción del Lazareto y la atención de los enfermos en fecha posterior, ya que hay documentación que certifica que el padre Leonardo Delfante habría intervenido en la refacción del edificio y el cuidado de los enfermos desde por lo menos 1853.
Ingreso al Santuario de Lazareto
Las ruinas cubren una considerable extensión, están bien mantenidas por personal de la Alcaldía de Tarija, acondicionadas en una especie de “santuario” de peregrinación, con una iglesia, una capilla y caminos de acceso visitados por gran cantidad de gente, pasado el “encierro” de la fiesta de los Chunchos.
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