Jubileo: No hay alternativa para la venta de gas a Brasil
Los plazos corren y las alternativas no aparecen. Brasil anunció hace ya al menos dos años que no tiene intención de establecer un contrato de largo plazo en similares condiciones al que en 2019 toca a su fin, es decir, por un volumen de 30 millones de metros cúbicos y con un comprador...



Los plazos corren y las alternativas no aparecen. Brasil anunció hace ya al menos dos años que no tiene intención de establecer un contrato de largo plazo en similares condiciones al que en 2019 toca a su fin, es decir, por un volumen de 30 millones de metros cúbicos y con un comprador exclusivo como Petrobras. Lo grave no es eso, sino que no exista una alternativa para el excedente, como señala la Fundación Jubileo. Por el momento no hay nuevos mercados vecinos, ni posibilidades reales de llegar en el corto plazo al mercado de ultramar a través del Gas Natural Licuado, y la industrialización ha quedado postergada para el año 2023.
“Durante los últimos 19 años, cerca de 65% del gas natural producido en Bolivia se ha enviado a Brasil, aspecto que convirtió al vecino país en el principal mercado energético; aunque el 2017 ese indicador se redujo a 44%”, destaca la Agencia de Noticias Fides (ANF) del capítulo referido al gas de la revista de Jubileo “pasó la bonanza, sube la deuda, sigue el gasto”.
La negociación para la exportación de gas natural a Brasil fue iniciada a mediados de los años 70 y que el contrato de compra-venta de gas natural entre ambos países se firmó en 1996. La exportación se inició en julio de 1999, por un periodo de 20 años.
Según análisis del especialista en temas energéticos de Jubileo, Raúl Velásquez el contrato de venta de gas a Brasil tuvo varias adendas posteriores entre las que se destacan: un acuerdo a largo plazo (20 años), un volumen máximo y mínimo de compra y venta vinculado a cláusulas Take or Pay y Delivery or Pay, con un solo vendedor (YPFB) y un solo comprador (Petrobras) de Brasil, un precio de venta de gas calculado trimestralmente con base en tres fuel oils que dependen del precio internacional del petróleo.
Las cláusulas clásicas de take or pay, se refiere a que el comprador está obligado a tomar el hidrocarburo y si no lo toma a pagar de todos modos aunque no tome, mientras que el deliver or pay está enfocado a obligar al productor a entregar la producción comprometida y eventualmente a pagar el monto necesario en caso de no entregar dicho volumen.
Bolivia está, por tanto, a solo un año de la culminación del contrato de compra-venta de gas natural con su principal mercado que es Brasil.
El estudio cita que en diciembre de 2017, el ministro de Hidrocarburos, Luis Sánchez informó que el vecino país requeriría entre 15 y 20 MMmcd de gas natural en un eventual nuevo contrato que se vaya a renegociar, remarcando que el volumen restante podrá ser acordado con compradores privados.
“Una posible renegociación del contrato de compra¬venta de gas natural entre ambos países implicaría una modificación de entre 33% y 50% menos del volumen máximo que Bolivia le vende al vecino país en la actualidad (…). Es posible que por la falta de reposición y certificación de reservas el plazo de vigencia del contrato podría ser más corto”, advierte el investigador.
También podría cambiar el precio de venta, advierte Jubileo, considerando que existen otros indicadores de referencia (como el precio Henry Hub o LNG), además del precio internacional del barril de petróleo.
“Por lo tanto, se avizoran importantes modificaciones de comprador, plazo, precio y volumen, en un eventual nuevo contrato de compra-venta de gas natural entre Bolivia y Brasil, aspecto que era totalmente previsible desde hace cinco años atrás, cuando el país debió explorar nuevos mercados, idealmente a largo plazo”, señala el informe.
El restante gas natural producido en el país es destinado al mercado interno (24%) y a Argentina (33%). El volumen de gas natural consumido en el país ha crecido en un promedio de 8% en las últimas ocho gestiones, siendo que en años como el 2014 el crecimiento fue de 13%.
Gobierno no concretó alternativas de ingresos
El país actualmente produce alrededor de 60 millones de metros cúbicos de gas al día para satisfacer sus necesidades tanto de consumo interno como de exportación a Brasil y Argentina. Con la reducción de la demanda, Bolivia deberá regular el flujo de sus pozos para no excederse, en cualquier caso, el precedente es peligroso a la hora de encarar nuevas negociaciones, pues Bolivia parecería tener mayor necesidad de vender, lo que en términos de negociación ordinaria, le obligaría a bajar precios.
Las alternativas que se han barajado durante los últimos años han sido varias. La principal hablaba de una unión de ductos con Perú que permitiera acceder a los puertos del Pacífico e ingresar al mercado mundial del Gas Natural Licuado, de precios más elevados por los mayores costes. De este tema se habló en los diferentes gabinetes binacionales mantenidos con el expresidente peruano Ollanta Humala, pero el Ministro Luis Alberto Sánchez no logró concretar.
El mismo ministro Sánchez ha hablado de tender un ducto a Paraguay, que habría entrado en estudio con el Gobierno de Horacio Cartes. El proyecto era de por sí controvertido, pues Paraguay es potencia mundial en la producción de electricidad y resulta ser un mercado diminuto de poco más de seis millones de habitantes que requerirían, en todo caso, gas domiciliario. El nuevo Gobierno, mucho más conservador, podría no interesarse por el proyecto.
La alternativa al contrato con Brasil, en términos de ingresos, siempre fue la industrialización. En el primer cronograma la gran planta industrializadora petroquímica del Chaco se contemplaba para 2018, de tal forma que el mayor valor añadido compensara la caída del contrato con Brasil. Durante la gestión de Luis Alberto Sánchez no solo no avanzó sino que se estima llegue para 2023.
“Durante los últimos 19 años, cerca de 65% del gas natural producido en Bolivia se ha enviado a Brasil, aspecto que convirtió al vecino país en el principal mercado energético; aunque el 2017 ese indicador se redujo a 44%”, destaca la Agencia de Noticias Fides (ANF) del capítulo referido al gas de la revista de Jubileo “pasó la bonanza, sube la deuda, sigue el gasto”.
La negociación para la exportación de gas natural a Brasil fue iniciada a mediados de los años 70 y que el contrato de compra-venta de gas natural entre ambos países se firmó en 1996. La exportación se inició en julio de 1999, por un periodo de 20 años.
Según análisis del especialista en temas energéticos de Jubileo, Raúl Velásquez el contrato de venta de gas a Brasil tuvo varias adendas posteriores entre las que se destacan: un acuerdo a largo plazo (20 años), un volumen máximo y mínimo de compra y venta vinculado a cláusulas Take or Pay y Delivery or Pay, con un solo vendedor (YPFB) y un solo comprador (Petrobras) de Brasil, un precio de venta de gas calculado trimestralmente con base en tres fuel oils que dependen del precio internacional del petróleo.
Las cláusulas clásicas de take or pay, se refiere a que el comprador está obligado a tomar el hidrocarburo y si no lo toma a pagar de todos modos aunque no tome, mientras que el deliver or pay está enfocado a obligar al productor a entregar la producción comprometida y eventualmente a pagar el monto necesario en caso de no entregar dicho volumen.
Bolivia está, por tanto, a solo un año de la culminación del contrato de compra-venta de gas natural con su principal mercado que es Brasil.
El estudio cita que en diciembre de 2017, el ministro de Hidrocarburos, Luis Sánchez informó que el vecino país requeriría entre 15 y 20 MMmcd de gas natural en un eventual nuevo contrato que se vaya a renegociar, remarcando que el volumen restante podrá ser acordado con compradores privados.
“Una posible renegociación del contrato de compra¬venta de gas natural entre ambos países implicaría una modificación de entre 33% y 50% menos del volumen máximo que Bolivia le vende al vecino país en la actualidad (…). Es posible que por la falta de reposición y certificación de reservas el plazo de vigencia del contrato podría ser más corto”, advierte el investigador.
También podría cambiar el precio de venta, advierte Jubileo, considerando que existen otros indicadores de referencia (como el precio Henry Hub o LNG), además del precio internacional del barril de petróleo.
“Por lo tanto, se avizoran importantes modificaciones de comprador, plazo, precio y volumen, en un eventual nuevo contrato de compra-venta de gas natural entre Bolivia y Brasil, aspecto que era totalmente previsible desde hace cinco años atrás, cuando el país debió explorar nuevos mercados, idealmente a largo plazo”, señala el informe.
El restante gas natural producido en el país es destinado al mercado interno (24%) y a Argentina (33%). El volumen de gas natural consumido en el país ha crecido en un promedio de 8% en las últimas ocho gestiones, siendo que en años como el 2014 el crecimiento fue de 13%.
Gobierno no concretó alternativas de ingresos
El país actualmente produce alrededor de 60 millones de metros cúbicos de gas al día para satisfacer sus necesidades tanto de consumo interno como de exportación a Brasil y Argentina. Con la reducción de la demanda, Bolivia deberá regular el flujo de sus pozos para no excederse, en cualquier caso, el precedente es peligroso a la hora de encarar nuevas negociaciones, pues Bolivia parecería tener mayor necesidad de vender, lo que en términos de negociación ordinaria, le obligaría a bajar precios.
Las alternativas que se han barajado durante los últimos años han sido varias. La principal hablaba de una unión de ductos con Perú que permitiera acceder a los puertos del Pacífico e ingresar al mercado mundial del Gas Natural Licuado, de precios más elevados por los mayores costes. De este tema se habló en los diferentes gabinetes binacionales mantenidos con el expresidente peruano Ollanta Humala, pero el Ministro Luis Alberto Sánchez no logró concretar.
El mismo ministro Sánchez ha hablado de tender un ducto a Paraguay, que habría entrado en estudio con el Gobierno de Horacio Cartes. El proyecto era de por sí controvertido, pues Paraguay es potencia mundial en la producción de electricidad y resulta ser un mercado diminuto de poco más de seis millones de habitantes que requerirían, en todo caso, gas domiciliario. El nuevo Gobierno, mucho más conservador, podría no interesarse por el proyecto.
La alternativa al contrato con Brasil, en términos de ingresos, siempre fue la industrialización. En el primer cronograma la gran planta industrializadora petroquímica del Chaco se contemplaba para 2018, de tal forma que el mayor valor añadido compensara la caída del contrato con Brasil. Durante la gestión de Luis Alberto Sánchez no solo no avanzó sino que se estima llegue para 2023.