La Pascua florida y el encanto de San Lorenzo
La Pascua Florida es una de las festividades que mejor caracteriza a San Lorenzo, debido a que es una tradición traída de España que con el tiempo se mezcló con las tradiciones autóctonas de la región, pero que ha mantenido su esencia cultural y religiosa. Cobró fuerza hace más o menos un...



La Pascua Florida es una de las festividades que mejor caracteriza a San Lorenzo, debido a que es una tradición traída de España que con el tiempo se mezcló con las tradiciones autóctonas de la región, pero que ha mantenido su esencia cultural y religiosa. Cobró fuerza hace más o menos un siglo atrás.
Hasta el año 1970 del pasado siglo XX, la Semana Santa y la Pascua Florida tenían bien definidos los escenarios que por entonces eran señalados por la Iglesia Católica que era la religión oficial y reconocida por el Estado.
Tarija se caracterizaba por ser una población muy católica al grado de que cuando llegó a Bolivia el Papa Juan Pablo II los niños y la sociedad tarijeña le gritaron al mundo católico; el estribillo: “El Papa polaco ahora es chapaco” y su santidad en sus rememoraciones envió en muchas ocasiones mensajes de saludos y decía: “Les saluda el Papa chapaco y polaco”.
En la remembranza de más de cinco décadas, entre los años ’30 y los ’70 del siglo pasado, la fiesta de la llamada Semana Santa y Pascua Florida eran coyunturales pero se diferenciaban porque los rituales del Vía Crucis y los altares que se ornamentaban en las pocas iglesias de Tarija, estaban en su mayoría construidos por las cofradías que cada parroquia tenía como membresía, la festividad duraba toda la semana, de ahí también su nombre de Semana Santa.
Esa Tarija de antaño tenía como iglesia mayor a la actual Catedral y le seguían en importancia la iglesia de San Francisco y la de San Roque, por entonces existían además la capilla de Santa Rosa, de las monjitas de Santa Ana frente a la Catedral; la de la Loma de San Juan, que raras veces se abría, la del hospital San Juan de Dios y como capillas privadas la del obispado, en la calle Gral. Trigo y la de la familia Navajas en lo que era “La Casa Dorada”, ahora Casa de La Cultura.
La pascua florida en San Lorenzo
La tradición de la Pascua Florida nace en San Lorenzo, ya que éste fue el primer lugar en el que se establecieron los españoles y de aquí, la forma de festejar la Pascua Florida se ha copiado en Tarija, en Padcaya, hasta en Entre Ríos.
En otros tiempos se acostumbraba adornar con ramos el pueblo ya desde el “Domingo de Ramos”, como inicio de la Semana Santa y también la bendición de los ramos que se sigue haciendo hasta el día de hoy.
Con esto, empieza la actividad pascual de la tradición católica, con misas y confesiones los días martes, miércoles e incluso en Jueves Santo, donde la tradición manda a visitar los diferentes monumentos erigidos en las parroquias de la zona.
Durante la festividad, el aroma de rosas pascuas inunda el pueblo de San Lorenzo debido a que los arcos de rosas han sido colocados en la calle principal que atraviesa la plaza y desemboca en la iglesia.
Según testimonios, antes se adornaba con hojas de payo y rosas pascuas, eso era lo tradicional pero se vio que no es posible porque el payo es una especie en peligro de extinción y por eso hoy sólo se usa rosas pascuas que en esta época son un ingreso económico muy importante para los productores.
El viernes santo de ayuno y abstinencia tiene lugar la representación del Vía Crucis Viviente en el cerro del Calvario de Tarija Cancha Norte. Es una actividad muy emotiva que llama a reflexionar sobre la esencia del cristianismo.
Lo tradicional y único en San Lorenzo son las “Mañanitas de Pascua”. La parte alegre de la fiesta porque anticipa la resurrección de Jesucristo. Comienza el sábado por la noche con la solemne vigilia pascual en la que se realiza la bendición del fuego y cirio pascual, la liturgia de la palabra, la liturgia bautismal y la liturgia de la eucaristía.
Este ritual es el indicado para iniciar las actividades y vigilia de espera del domingo de resurrección.
Posteriormente, se realiza el tradicional “zapateo de la Pascua”, una costumbre de antaño que se hacía en el puente que atraviesa el riachuelo que pasa por el pueblo y que actualmente son dos; éstos han sido refaccionados, al igual que los espacios verdes y casas aledañas en lo que se ha denominado plaza Las Pascuas.
En la tradición del zapateo se pueden encontrar remembranzas del flamenco español, con un tipo de zapateo similar practicado por los mozos en una competencia de habilidad y resistencia. El violín es el instrumento protagonista de este momento de algarabía en el que los mozos se miden para impresionar a las jóvenes.
De este modo transcurre la noche, con el consumo de las tradicionales dianas, los canelados y ponches para soportar el frío que ya se hace sentir en estas noches de marzo.
En otras épocas se hacía la vigilia más corta con el juego de la taba, un juego tradicional que poco a poco ha ido perdiendo vigencia.
Llegado el domingo, los participantes de la vigilia ingresan a la misa de las 05.00 para luego salir en procesión por la plaza principal y continuar con los rituales del bautizo y la eucaristía hasta cerca del mediodía.
A esta hora la población se vuelca a la feria gastronómica instalada en la plaza y sus inmediaciones en la que se puede apreciar la repostería sanlorenceña, parte infaltable de esta fiesta, los rosquetes y empanadas de lacayote blanqueadas, que son requeridas como parte de la especialidad de las mujeres de la zona.
Lo mismo pasa con la comida criolla, que en especial este día es ofrecida en toda su variedad como ser: el picante de gallina, la sopa de maní, el saice, la ranga y otros, que calman el hambre de quienes participaron activamente de la vigilia.
La Semana Santa de antaño finaliza con el baile de la rueda chapaca y la entonación de coplas y tonadas interpretadas por los mozos y mozas a lo largo de las calles de San Lorenzo.
La Feria de antaño
En tiempos pasados no todo era religiosidad, también el paganismo tenía su lugar y éste se presentaba en la “mentada” Feria de la Pascua, que tenía su colorido porque allí iba la mayoría de los chapacos, pues después de haber cumplido con Dios, también le daba regocijo al cuerpo.
Para eso traían a sus buenas mozas y éstas venían bien “estrenadas”. Los hombres asistían agarrados de sus rústicos violines para hacer zapatear a todos y las mujeres iban bien “enfloradas”, cubiertas con mantas de seda bordadas, ojotas de charol y flamantes sombreritos embarquillados.
La tradicional Feria se realizaba en la “Pampa la vieja”, donde se armaban carpas, colocando asientos y mesas, además de preparando los damosos “calientes”, “canelaos” y “dianas” de leche. A parte se instalaban mujeres con sus pailas para freír ricos pastelitos rellenos con jigote de queso, cebolla y ají amarillo.
Así comenzaba la fiesta: “canelao” tras canelao con suficiente “fuerza” de aguardiente de uva negra, hasta que llegaba el entusiasmo y los violines rasgaban con la tonadita alegrona y repitente de su rigu-rigu-rin… rigu-rigu-rin o sea que se entendía como una melodía que decía: “Pa’la Pascua y Pa’la Cruz, viva Tarija”
“( …) y así vuelta y vuelta, dale que dale al zapateo levantando polvareda, con un taconeo rítmico y sostenido, se armaban las ruedas combinadas entre un mozo y una mocita agarrados de las manos; un frenético zapateo, cimbrear de cinturas, volar de polleras y vuelta pa’la Pascua y pa’la Cruz”, describe Agustín Morales.
Agrega que cuando se llegaba al cansancio y ya el violín sonaba con carraspeo, todos se sentaban a invitarse recíprocamente los canelaos que efectivamente calentaban la cabeza y el espíritu; entonces comenzaba la entonación de canciones y el contrapunto, primero la copla del hombre y luego la respuesta de la linda mocita.
Características de la celebración
La Pascua tomayapeña
En el pueblo de Tomayapo, la fiesta de la Pascua era de mayor relieve porque además era aparejada con la aparición del llamado durazno “cuaresmero” o “cuaresmillo” en toda la región que alcanzaba hasta Paicho. Ese fruto era la última cosecha perteneciente a la época del verano.
Los arcos de flores
Los arcos de Pascua fueron siempre verdaderos artes florales, pero con el paso del tiempo y debido a que no hay cultivos de la flor, éstos son hechos inclusive con flores de fantasía con papel, contrarrestando con los que fueron hechos con flores naturales.
La repostería
Las tablillas, ancucos, pepitas de leche, rosquetes y empanadas blanqueadas de lacayote eran el gusto de todos y caracterizaban a sus elaboradoras, que diferenciaban a una y otra experta. Los rosquetes de doña Petrona, los ancucos de doña Rosa, eran los más buscados.
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Hasta el año 1970 del pasado siglo XX, la Semana Santa y la Pascua Florida tenían bien definidos los escenarios que por entonces eran señalados por la Iglesia Católica que era la religión oficial y reconocida por el Estado.
Tarija se caracterizaba por ser una población muy católica al grado de que cuando llegó a Bolivia el Papa Juan Pablo II los niños y la sociedad tarijeña le gritaron al mundo católico; el estribillo: “El Papa polaco ahora es chapaco” y su santidad en sus rememoraciones envió en muchas ocasiones mensajes de saludos y decía: “Les saluda el Papa chapaco y polaco”.
En la remembranza de más de cinco décadas, entre los años ’30 y los ’70 del siglo pasado, la fiesta de la llamada Semana Santa y Pascua Florida eran coyunturales pero se diferenciaban porque los rituales del Vía Crucis y los altares que se ornamentaban en las pocas iglesias de Tarija, estaban en su mayoría construidos por las cofradías que cada parroquia tenía como membresía, la festividad duraba toda la semana, de ahí también su nombre de Semana Santa.
Esa Tarija de antaño tenía como iglesia mayor a la actual Catedral y le seguían en importancia la iglesia de San Francisco y la de San Roque, por entonces existían además la capilla de Santa Rosa, de las monjitas de Santa Ana frente a la Catedral; la de la Loma de San Juan, que raras veces se abría, la del hospital San Juan de Dios y como capillas privadas la del obispado, en la calle Gral. Trigo y la de la familia Navajas en lo que era “La Casa Dorada”, ahora Casa de La Cultura.
La pascua florida en San Lorenzo
La tradición de la Pascua Florida nace en San Lorenzo, ya que éste fue el primer lugar en el que se establecieron los españoles y de aquí, la forma de festejar la Pascua Florida se ha copiado en Tarija, en Padcaya, hasta en Entre Ríos.
En otros tiempos se acostumbraba adornar con ramos el pueblo ya desde el “Domingo de Ramos”, como inicio de la Semana Santa y también la bendición de los ramos que se sigue haciendo hasta el día de hoy.
Con esto, empieza la actividad pascual de la tradición católica, con misas y confesiones los días martes, miércoles e incluso en Jueves Santo, donde la tradición manda a visitar los diferentes monumentos erigidos en las parroquias de la zona.
Durante la festividad, el aroma de rosas pascuas inunda el pueblo de San Lorenzo debido a que los arcos de rosas han sido colocados en la calle principal que atraviesa la plaza y desemboca en la iglesia.
Según testimonios, antes se adornaba con hojas de payo y rosas pascuas, eso era lo tradicional pero se vio que no es posible porque el payo es una especie en peligro de extinción y por eso hoy sólo se usa rosas pascuas que en esta época son un ingreso económico muy importante para los productores.
El viernes santo de ayuno y abstinencia tiene lugar la representación del Vía Crucis Viviente en el cerro del Calvario de Tarija Cancha Norte. Es una actividad muy emotiva que llama a reflexionar sobre la esencia del cristianismo.
Lo tradicional y único en San Lorenzo son las “Mañanitas de Pascua”. La parte alegre de la fiesta porque anticipa la resurrección de Jesucristo. Comienza el sábado por la noche con la solemne vigilia pascual en la que se realiza la bendición del fuego y cirio pascual, la liturgia de la palabra, la liturgia bautismal y la liturgia de la eucaristía.
Este ritual es el indicado para iniciar las actividades y vigilia de espera del domingo de resurrección.
Posteriormente, se realiza el tradicional “zapateo de la Pascua”, una costumbre de antaño que se hacía en el puente que atraviesa el riachuelo que pasa por el pueblo y que actualmente son dos; éstos han sido refaccionados, al igual que los espacios verdes y casas aledañas en lo que se ha denominado plaza Las Pascuas.
En la tradición del zapateo se pueden encontrar remembranzas del flamenco español, con un tipo de zapateo similar practicado por los mozos en una competencia de habilidad y resistencia. El violín es el instrumento protagonista de este momento de algarabía en el que los mozos se miden para impresionar a las jóvenes.
De este modo transcurre la noche, con el consumo de las tradicionales dianas, los canelados y ponches para soportar el frío que ya se hace sentir en estas noches de marzo.
En otras épocas se hacía la vigilia más corta con el juego de la taba, un juego tradicional que poco a poco ha ido perdiendo vigencia.
Llegado el domingo, los participantes de la vigilia ingresan a la misa de las 05.00 para luego salir en procesión por la plaza principal y continuar con los rituales del bautizo y la eucaristía hasta cerca del mediodía.
A esta hora la población se vuelca a la feria gastronómica instalada en la plaza y sus inmediaciones en la que se puede apreciar la repostería sanlorenceña, parte infaltable de esta fiesta, los rosquetes y empanadas de lacayote blanqueadas, que son requeridas como parte de la especialidad de las mujeres de la zona.
Lo mismo pasa con la comida criolla, que en especial este día es ofrecida en toda su variedad como ser: el picante de gallina, la sopa de maní, el saice, la ranga y otros, que calman el hambre de quienes participaron activamente de la vigilia.
La Semana Santa de antaño finaliza con el baile de la rueda chapaca y la entonación de coplas y tonadas interpretadas por los mozos y mozas a lo largo de las calles de San Lorenzo.
La Feria de antaño
En tiempos pasados no todo era religiosidad, también el paganismo tenía su lugar y éste se presentaba en la “mentada” Feria de la Pascua, que tenía su colorido porque allí iba la mayoría de los chapacos, pues después de haber cumplido con Dios, también le daba regocijo al cuerpo.
Para eso traían a sus buenas mozas y éstas venían bien “estrenadas”. Los hombres asistían agarrados de sus rústicos violines para hacer zapatear a todos y las mujeres iban bien “enfloradas”, cubiertas con mantas de seda bordadas, ojotas de charol y flamantes sombreritos embarquillados.
La tradicional Feria se realizaba en la “Pampa la vieja”, donde se armaban carpas, colocando asientos y mesas, además de preparando los damosos “calientes”, “canelaos” y “dianas” de leche. A parte se instalaban mujeres con sus pailas para freír ricos pastelitos rellenos con jigote de queso, cebolla y ají amarillo.
Así comenzaba la fiesta: “canelao” tras canelao con suficiente “fuerza” de aguardiente de uva negra, hasta que llegaba el entusiasmo y los violines rasgaban con la tonadita alegrona y repitente de su rigu-rigu-rin… rigu-rigu-rin o sea que se entendía como una melodía que decía: “Pa’la Pascua y Pa’la Cruz, viva Tarija”
“( …) y así vuelta y vuelta, dale que dale al zapateo levantando polvareda, con un taconeo rítmico y sostenido, se armaban las ruedas combinadas entre un mozo y una mocita agarrados de las manos; un frenético zapateo, cimbrear de cinturas, volar de polleras y vuelta pa’la Pascua y pa’la Cruz”, describe Agustín Morales.
Agrega que cuando se llegaba al cansancio y ya el violín sonaba con carraspeo, todos se sentaban a invitarse recíprocamente los canelaos que efectivamente calentaban la cabeza y el espíritu; entonces comenzaba la entonación de canciones y el contrapunto, primero la copla del hombre y luego la respuesta de la linda mocita.
Características de la celebración
La Pascua tomayapeña
En el pueblo de Tomayapo, la fiesta de la Pascua era de mayor relieve porque además era aparejada con la aparición del llamado durazno “cuaresmero” o “cuaresmillo” en toda la región que alcanzaba hasta Paicho. Ese fruto era la última cosecha perteneciente a la época del verano.
Los arcos de flores
Los arcos de Pascua fueron siempre verdaderos artes florales, pero con el paso del tiempo y debido a que no hay cultivos de la flor, éstos son hechos inclusive con flores de fantasía con papel, contrarrestando con los que fueron hechos con flores naturales.
La repostería
Las tablillas, ancucos, pepitas de leche, rosquetes y empanadas blanqueadas de lacayote eran el gusto de todos y caracterizaban a sus elaboradoras, que diferenciaban a una y otra experta. Los rosquetes de doña Petrona, los ancucos de doña Rosa, eran los más buscados.
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