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Fibonacci: arte en espiral (FOTOS Y VIDEOS)
El patrón matemático en el que cada número es la suma de los dos anteriores, sigue inspirando obras humanas, siglos después de que Leonardo de Pisa lo popularizara.
Aunque los orígenes de la secuencia Fibonacci están en las matemáticas, su impacto se extiende más allá, y se ha convertido en un elemento esencial para entender la naturaleza, la arquitectura, la música, o el arte visual.
En el mundo contemporáneo, la secuencia de Fibonacci y su conexión con la proporción áurea (≈1.618) han sido fundamentales para crear obras armoniosas que evocan belleza, equilibrio y fascinación, demostrando que este patrón no es sólo un fenómeno matemático, sino una ventana hacia la creatividad humana.
Arquitectura armónica
Al arte de la edificación, esta secuencia ha servido para crear espacios funcionales y visualmente atractivos. Un ejemplo icónico es el Museo Guggenheim de Nueva York, diseñado por Frank Lloyd Wright, cuya rampa en espiral recuerda las conchas de nautilus asociadas a Fibonacci.
Incluso arquitectos contemporáneos, como Frank Gehry, han utilizado formas curvadas y espirales en estructuras, como sucede en la Fundación Louis Vuitton en París, conectando la modernidad con principios matemáticos atemporales.
Fibonacci en las artes plásticas
En el mundo de la escultura, artistas como Helaman Ferguson han llevado la matemática al arte tangible. Sus obras, como Umbilic Torus NC, exploran la proporción áurea y la secuencia de Fibonacci como una forma de representar el crecimiento y la perfección natural.
El trabajo del artista medioambiental, Andy Goldsworthy, destaca por su uso de espirales inspiradas en patrones naturales, muchas de las cuales evocan la estética de Fibonacci. Estas obras efímeras, construidas con materiales como hojas, piedras y hielo, celebran la conexión entre el ser humano y el orden intrínseco de la naturaleza.
Música espiral
La secuencia de Fibonacci se escucha en la música de compositores como Béla Bartók, que utilizó la proporción áurea para estructurar piezas como Music for Strings, Percussion, and Celesta. Este método aporta un equilibrio que, aunque sutil, es perceptible en la experiencia auditiva.
En el rock progresivo, la banda Tool emplea la secuencia de Fibonacci en su canción Lateralus. Las sílabas de las letras siguen el patrón numérico 1, 1, 2, 3, 5, 8..., mientras la estructura musical refleja el crecimiento armónico que caracteriza a Fibonacci, haciendo eco del crecimiento personal y espiritual que motiva esta canción.
La narrativa áurea
El cine y la fotografía también han adoptado la proporción áurea como regla de composición. Darren Aronofsky, director de Pi y The Fountain, ha explorado explícitamente los patrones de Fibonacci en sus películas, utilizándolos para estructurar tanto visuales como narrativas.
La escritora danesa, Inger Christensen, utilizó la secuencia de Fibonacci como base estructural de su obra poética Alfabeto, donde cada poema corresponde a una letra del alfabeto, y su extensión se basa en los números de la secuencia, lo que genera una meditación sobre la relación entre orden, caos, y la fragilidad de la existencia humana en el cosmos.