Violencia universitaria: investigación descubre normalización, complicidad y brechas de percepción
Tres investigadoras asociadas a la Universidad Católica Boliviana (UCB) coordinaron la pesquisa en el contexto universitario de La Paz y Tarija.
Fernanda Wanderley, del Instituto de Investigaciones Socio-Económicas (IISEC), Marcela Losantos, del Instituto de Investigaciones en Ciencias del Comportamiento (IICC), y Karina Olarte, del Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales y Empresariales (CICSE), instituciones asociadas a la UCB, coordinaron la investigación titulada “Espejos en conflicto: representaciones sociales de la violencia en el contexto universitario”, cuyos resultados fueron presentados el pasado 28 de agosto en la sede Tarija de dicha universidad.
Financiada por los fondos FRICA de la UCB, la pesquisa fue realizada entre 2023 y 2024. Además de realizar 20 entrevistas a estudiantes hombres y mujeres, y trabajar con 6 grupos focales, la investigación contó con la participación de 264 estudiantes que fueron encuestados para medir las actitudes hacia la violencia contra las mujeres en el contexto universitario: 69 hombres y 137 mujeres de la sede La Paz, y 29 hombres y 29 mujeres de la sede Tarija.
En un entorno donde los estudiantes deberían sentirse seguros y respetados, los hallazgos del estudio arrojan luz sobre la preocupante situación de la violencia de género y revelan problemas profundos, como la normalización de conductas violentas y significativas brechas de percepción entre géneros, planteando serios desafíos para la comunidad universitaria. La violencia está más presente de lo que creemos, y muchas veces ni siquiera la reconocemos como tal.
¿Por qué no vemos lo que está mal?
Uno de los aspectos más polémicos que emergen del estudio es la normalización de la violencia en el entorno universitario. Muchos estudiantes, en especial hombres, no reconocen ciertos comportamientos como violentos. Comentarios sexistas y conductas de acoso, que deberían ser motivo de preocupación, a menudo son vistos como normales. Esta aceptación implícita de la violencia refleja una cultura que minimiza la gravedad de estas actitudes y perpetúa su existencia.
Se te ve la brecha
El estudio también destaca una brecha significativa en la percepción de la violencia entre hombres y mujeres. Mientras que un alto porcentaje de mujeres identifica actos como bromas sexistas y acoso sexual como formas de violencia, muchos hombres no los consideran graves. Esta diferencia de percepción crea tensiones sobre qué comportamientos son aceptables y cuáles no, muestra cómo entendemos y toleramos la violencia en nuestras relaciones cotidianas, y subraya la necesidad urgente de educación y sensibilización en temas de género.
La culpa es de las víctimas
Otro punto de gran controversia revelado por la investigación es la responsabilización de las víctimas. Una parte significativa de los estudiantes varones culpa a las mujeres por los abusos que sufren, basándose en factores como su vestimenta o el consumo de alcohol. Esta actitud no sólo perpetúa la culpabilización de las víctimas, también refleja una mentalidad peligrosa que desvía la atención del verdadero problema: los agresores.
Mi cumpa, el cómplice
Además, el estudio identifica una preocupante tendencia hacia la complicidad masculina. Muchos hombres tienden a apoyar a amigos acusados de agresión en lugar de a las víctimas, lo que indica una cultura de solidaridad mal entendida y una falta de empatía hacia quienes sufren violencia. Esta actitud refuerza el silencio y la inacción frente a la violencia de género, dificultando aún más la creación de un entorno universitario seguro.
Datos relevantes y alarmantes
Estos datos resaltan la disparidad en la percepción de la violencia de género entre hombres y mujeres, así como la normalización de ciertos comportamientos violentos en el entorno universitario.
- Percepción sobre comentarios y bromas sexistas. 87% de las estudiantes mujeres considera que realizar bromas sobre estereotipos femeninos es un acto de violencia. Sólo el 49% de los estudiantes hombres comparte esta opinión.
- Acoso sexual. Sólo 76% de las estudiantes mujeres y 61% de los estudiantes hombres consideran que insistir para salir con alguien es acoso.
- Tocamientos sin consentimiento. 97% de las estudiantes mujeres y 96% de los estudiantes hombres consideran grave que un compañero toque sin consentimiento a una estudiante en una fiesta o en el aula.
- Responsabilización de las víctimas. 61% de los hombres cree que las mujeres que consumen alcohol en fiestas son responsables de cualquier abuso que sufran, en comparación con 29% de las mujeres. 33% de los hombres y 16% de las mujeres piensan que las mujeres que visten ropa reveladora buscan provocar a sus compañeros.
- Actitudes ante la violencia. 74% de los hombres afirmaron que creerían a su amigo acusado de agresión antes que a la víctima. 45% de las mujeres también responderían de la misma manera, mostrando una tendencia preocupante hacia la complicidad y falta de apoyo hacia las víctimas.
Para transformar las representaciones
Como fruto de la investigación, el informe concluye con algunas recomendaciones para abordar los problemas.
- Ya que la UCB cuenta con una política de prevención y apoyo a víctimas de violencia sexual, se sugiere implementar una estrategia de comunicación interna para difundirla, además de concientizar y formar a la comunidad universitaria sobre la gravedad de la violencia de género, de manera clara y reiterativa.
- Ya que la percepción de inseguridad es tan diferente entre mujeres y hombres, se recomienda responder a la experiencia diferenciada de vulnerabilidad ante la violencia de género para lograr un entorno inclusivo y seguro para todos.
- Para prevenir la violencia por parte de docentes y administrativos, se propone una campaña formativa que incluya material comunicacional como folletos y señalética con indicaciones clave sobre lo que es aceptable en el entorno universitario.
- Se recomienda impedir la reproducción de patrones de conducta y comportamiento violento con estrategias de formación y orientación a través de contenidos creativos que señalen, entre otras cosas, los tipos de violencia, la legislación nacional, y la responsabilidad colectiva en relación a este fenómeno.
- Se enfatiza la importancia de involucrar a las familias en la prevención de la violencia y en la construcción de relaciones saludables, para que puedan apoyar de manera efectiva a sus hijos durante la etapa universitaria, a través de programas universitarios de prevención, talleres y encuentros familiares.
Espacios necesarios
Como parte del equipo de la sede Tarija, Paola Cuevas, asistente de investigación, destacó la importancia de conocer la realidad de sus compañeras. “Este proyecto ha sido una experiencia para conocer lo que veíamos cuando éramos parte de la comunidad universitaria, y ha sido un espacio para las voces calladas y temerosas”.
Jorge Mustaffá, colaborador de trabajo de campo, rescató que “los hombres también querían hablar de la violencia hacia ellos y de sus propias vulnerabilidades”, y reconocieron que el contexto universitario no solamente está en el campus, pues también hay violencia digital.
“En la primera entrevista, me hablaron de stickers de WhatsApp violentos contra las compañeras. Los chicos quieren hablar mientras haya un espacio de confianza. Al terminar los grupos focales, todos decían que debería haber más espacios como estos. No necesariamente para hacer investigación, sino para charlar de las cosas que les preocupan”.
Los hallazgos son contundentes, y se espera que otras instituciones educativas abran sus propias líneas de investigación sobre el tema, pues, como se ha visto, al menos 1 de cada 10 estudiantes hombres no considera que sea grave tocar a una compañera sin su consentimiento.