Juan Carlos Aróstegui, un escritor que hace de todo
“Soy escritor, es mi oficio principal, pero hago de todo”, dijo Aróstegui a Pura Cepa en la inauguración de su más reciente exposición a dúo.
Hace unos días, Juan Carlos Aróstegui Unzueta volvió a mostrar su faceta de fotógrafo en la exposición “Luna Nueva”, a dúo con la joven artista Dianela Marinaro. Sin embargo, al abogado de profesión se le conoce más por la escritura. Aróstegui ganó la categoría cuento del Concurso Literario “Identidad Tarijeña en la Diversidad” de 2012 con “Crónica de un día X”, habló de la caída de Mario Cossío en el cuento “Edición No Autorizada”, y polemizó con el poema “Poelítica del Culo”, que escupe a la figura del político siendo curiosamente financiado por un fondo municipal.
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“Cuando alguien desea mucho algo que no puede tener, eso le puede llevar al suicidio”
Por su trasfondo de abogacía, su trayectoria laboral y sus simpatías políticas, Aróstegui siempre ha estado cerca de las causas populares. También de las viejas afrentas históricas, una de las cuales le llevó a ganar un premio Eduardo Abaroa por una escultura política con la que trató el enclaustramiento marítimo de Bolivia de manera literal: el mar boliviano está atrapado en una cárcel chilena.
De factura más reciente es su novela “La Manzana: Maduración de un Suicidio”, pero también la fotografía/poema “Pensando en el Suicidio”, que presentó en 2021 en una exposición individual en la extinta Casa Creart. En aquella ocasión, la imagen sirvió a Aróstegui para discurrir sobre “ese incompasivo instante”, haciendo suyas las dudas, llegando a la certeza de ver la muerte “como una liberación/una transmutación/un viaje/una travesía”.
Para “Luna Nueva”, Aróstegui recicló esa fotografía y la intervino con pintura y brillos, cruzando un umbral para hablar de otra cosa que, malamente, suele ser causante de tragedias. “Suicidio y Deseo”, que fue el título que dio a la vieja-nueva pieza, “implica la realidad de los feminicidios, de la cultura machista y el sentimiento de posesividad que hay en el hombre”, comentó.
Aróstegui contempla dos subjetividades en la sangre de su propia pieza. Por un lado, habla de la violencia que ejerce el hombre sobre la mujer, del deseo y los elementos que se juntan, imposibles de “pilotear ni solucionar”. Por otro, dice que “cuando alguien desea mucho algo que no puede tener, eso le puede llevar al suicidio”.
En otras noticias, Aróstegui sigue puliéndose en su oficio de artista, y tiene un nuevo proyecto literario en puerta: “Estoy por publicar una novela que se llama ‘Cástulo’. Así que vienen muchas sorpresas”.