Abecedario de Villa Abecia
A 125 kilómetros de Tarija, la capital de la provincia de Sud Cinti en el departamento de Chuquisaca mantiene un aire de amistad, historia y aventura que espera por ti.
Este abecedario en construcción ofrece una mirada a los tesoros de Villa Abecia, ese vergel que vemos en la portada de este suplemento con foto del villavicense Esteban Ríos, un pequeño valle consagrado por el tiempo y la profunda alegría de sus habitantes, tan parecida a la que lucimos en Tarija con oronda sencillez. Sirva de guía para descubrir algo de su dulzura, ya sea en Carnaval, cuando hay más visitas, como en cualquier otro momento del año.
Anticuchos. Empezamos con esta palabra que tiene tantas formas según dónde se la pronuncie, pues no son iguales los anticuchos en Valparaíso, Lima o Cochabamba. En Villa Abecia, se trata de una comida de la tarde, constituida por trozos de pollo ensartados en un pincho, asados al carbón, sazonados a gusto de la casera. Algunas dirán que sólo ponen limón; otras, que la receta es un secreto. Cómo sea, tienes que probarlos.
Bodegas. Hay al menos siete bodegas de buen porte en Villa Abecia, todas ofrecen recorridos por sus viñas, donde suelen encontrarse variedades para vino y singani (moscatel, syrah, merlot, tannat, barbera y otras), así como uvas para mesa. Cada una tiene su personalidad, y los propietarios suelen estar ahí para contar sus historias y compartir lo mejor de su producción. En cualquiera podrás visitar pequeños rincones muy agradables, como la estancia bajo las higueras de la Bodega Cepas de Fuego.
Carnaval, chicha y guindao. Tres en uno, y es que la fiesta no puede prescindir de estas bebidas, van de la mano y causan rondas, bailes, inspiradas canciones y romances. El Carnaval de tus Sueños es pura alegría y gozadera, y no faltará quien te invite chichita refrescante, o un guindao que te sorprenderá por su dulzura. El carnaval de Villa Abecia es único en la región, un momento en que la población se multiplica por cinco y no hay cama donde duerma persona sola.
Frutas. El orgullo de los villavicenses es que toda la actividad productiva que emprenden en su territorio está libre de agrotóxicos, por el puro gusto de respetar la naturaleza. Por lo tanto, y sumando las características climáticas y del suelo, la fruta que brota de esta tierra es dulce como ninguna otra. Una delicia.
Pozas. Una de las grandes maravillas de Villa Abecia es la cadena de pozas que baja desde Achuma, por el Río Chico. Son cerca de veinte pozas, cada una con su encanto particular. Visitarlas todas puede tomar de 45 minutos a una hora y media, dependiendo del cuerpo. Pero lo mejor es sumergirse en las aguas y disfrutar del paisaje colorado que ofrece una paz enaltecida por las múltiples vertientes que dan vida a Villa Abecia. Si vas, llévate contigo tu basura.
500 (Quinientos). En una tierra conocida por sus vinos y singanis, el destilado de higo conocido como “500” hace la diferencia. Se elabora de manera artesanal, purito suele ser agradable como un aguardiente, pero por algún motivo a los cinteños de Villa Abecia se les ocurrió pasarlo con limón y sal. Uno para agarrar calor, dos para que los zapatos se muevan solos, tres para prender la fiesta.
(Arte) Rupestre. Arte en las rocas. En Villa Abecia existen muchos sitios donde es posible encontrar pinturas, grabados en piedra, petroglifos, apachetas y muchas otras expresiones con simbología variada. Los guías villavicenses te dirán sus significados. Sólo mantén las manos lejos de las obras. El sudor disuelve la historia para el futuro.
(Reloj de) Sol. Con 184 años de antigüedad, el reloj de sol de la plaza 25 de mayo mantiene un encanto particular, pues es capaz de transportarte en el tiempo y depositarte en un presente infinito donde el único espacio que existe es Villa Abecia.