Diálogos con el Futuro, tarea para hoy
Dos días de saberes ancestrales, start-ups bolivianas, y 17 ponencias alcanzaron para replantear la hoja de ruta de Tarija para el siglo XXI.
Hace más de 60 años, Manfred E. Clynes y Nathan S. Kline acuñaron el término “ciborg” para referirse a un ser humano cuyo cuerpo orgánico es mejorado a través de la integración de tecnología cibernética. En Tarija, 2024, aún no tenemos ciborgs, pero sí una promesa: MarIA, a quien vemos en la portada de esta nota, es el símbolo de la hibridación de lo humano y lo tecnológico que conserva el espíritu de la naturaleza, un ciborg para nuestro periférico territorio donde el orgullo regionalista, purista, ya no alcanza.
Pareciera que la promesa también es encontrar una fuga hacia un mundo digital. Desde inicio del siglo, venimos ensayando en masa, pasando más tiempo en las redes que en otros lugares, prestándole atención a todas las cosas a la vez. Como advirtieron los organizadores e invitados de los Diálogos con el Futuro, un evento del Movimiento Tarija Dialoga, es importante plantearnos los desafíos sociales a los que nos están empujando las grandes corporaciones de la tecnología mundial. Es un desafío que exige pensar de nuevo qué es la soberanía y la autonomía.
Gabriel Bacaratt, director de Avina Bolivia, señaló que se requiere un pacto ético y político en Latinoamérica que haga frente a un avance descontrolado y promueva la dignidad humana ante la dependencia y la adicción, reduzca la desigualdad y ayude a proteger nuestros ecosistemas de nosotros mismos. Sin embargo, la ausencia de autoridades, y también de la empresa privada, fue notable, y son actores necesarios para construir los pactos, los derechos, la inteligencia y la gobernanza del futuro de hoy, sobre todo si tomamos en cuenta que son empresas extranjeras las que concentran el gran poder de los datos, por lo que cabe preguntarse también si nos será posible trascender el aparente binarismo de “los que usan IA y los que no la usan” para plantearnos la tercera opción: los que crean su propia tecnología.
El desarrollo tiene agenda, y la sabiduría ancestral nos señala la niebla en el camino: las nuevas tecnologías servirán si nos permiten seguir viviendo en este mundo, con nuestra humanidad. Hay un daño medioambiental que también avanza. ¿Puede la tecnología ayudarnos a revertirlo, o no queda más opción que apurarnos a desarrollar un nuevo cuerpo que resista un ambiente en el que la vida que conocemos no sobreviviría?
Por supuesto, estas son sólo algunas narrativas. Los invitados de los Diálogos nos apremian a construir muchas otras, sobre todo las que nos hagan encontrarnos otra vez como sujetos pensantes, diseñadores de nuestra cultura, nuestra educación y nuestra sociedad. Para ello, es necesario superar la brecha que se está creando y que no vemos por estar pendientes de dónde vamos a poner un próximo “me gusta”, en lugar de “mirar desde los ojos que no han nacido todavía”.