Paulo Paricagua, un artista de fina estampa
Profesor de matemática, arquitecto, pintor y grabador, Paulo Ramiro Paricagua Titichoca es un referente de los grandes valores del arte: crear con las manos y equivocarse.
Al niño Paulo le sorprendían tanto las proporciones humanas que lograba su madre en sus dibujos que le siguió los pasos. También absorbió la manera en que su abuela, en el campo, hacía figuras de llamas y ovejas con barro. “Tenía un estilo peculiar que alguna vez le he copiado”, dice Paricagua recordando su camino en el arte. Nació en Oruro el 3 de julio de 1965, siglo pasado, y para la década de los noventa ya ganaba premios y trabajaba como ilustrador en algunas instituciones.
Al artista se le prendieron todos los sentidos, rápidamente esquivó la situación y se fue por otro lado.
En ese tiempo, envió una obra a un concurso de carteles sobre los cinco siglos de la llegada de Colón al continente americano, promovido por la cooperación española en Santa Cruz. En su reflexión, encontró que la narrativa del descubrimiento de América se trata más bien de un encubrimiento de la identidad originaria, así que su propuesta fue pintar un rostro triple, en el que sintetizó la identidad latinoamericana con el mestizaje, encima del vidrio que debía cubrir la obra original, gesto que no le dio el primer lugar, el cual fue declarado desierto, pero le valió el segundo premio. “En otras palabras, lo gané”, ríe Paulo.
No sólo él se enteró del premio: ya le habían echado el ojo al ganador del segundo lugar. Cuando salió del banco donde debía cobrar su recompensa, un supuesto policía lo abordó y le dijo, “lo están siguiendo, tome este taxi”. Al artista se le prendieron todos los sentidos, rápidamente esquivó la situación y se fue por otro lado.

Un profesional en el arte
Paulo Paricagua tiene más de 30 años perfeccionando una diversidad de técnicas de dibujo y pintura. Sin embargo, recién en 2013 hizo estudios académicos en el Instituto de Bellas Artes de Oruro, y para 2015 ya era un profesional. Ese año, su esposa, también profesora, recibió una oferta para hacer una consultoría en Tarija, que derivó en una oportunidad de trabajar en el Magisterio.
Él siempre iba y venía, llamado por sus múltiples trabajos, dando charlas sobre matemática, enseñando en centros educativos, realizando proyectos de arquitectura. Alguna vez había llegado a Tarija en esas misiones, y le pareció que su esposa tenía que tomar esa oportunidad pues estaría mejor que en Oruro. “Allá es limitado el acceso laboral, nos dan límite de 72 horas a la semana. Aquí, 80 es el mínimo, y llegan hasta 120”, dice el profesor luego de 8 años de habitar en la capital de la sonrisa.
Su migración fue motivada por otro premio. Estando en Oruro con sus tres hijos, se presentó a una compulsa para directores de unidades educativas en Tarija. Ganó con la mejor nota. La tradición dice que la nota más alta escoge dónde trabajar, pero vieron que no era de acá y le sugirieron trabajar en San Gerónimo. Aceptó, sobre todo para reunir otra vez a la familia. Las labores lo alejaron un poco del arte, aunque tuvo una importante invitación a Colombia para pintar un mural. Vino la pandemia, y fue una gran manera de encerrarse a pintar.

Técnicas desafiantes
Paricagua Titichoca es la firma que se encuentra en todos sus cuadros, los cuales pinta con espátula, sin uso de aceites o solventes, tal cual es el material. No es un trabajo de albañilería, pero no se puede negar que existe un puente claro entre su profesión de arquitecto y la manera de pintar con ese pequeño badilejo que es la espátula.
Todos los intereses y pasiones que ha convertido en profesiones tienen vínculos muy claros. La matemática y la arquitectura le han dado el conocimiento de la forma, la geometría, la proporción y la escala, conceptos y leyes que se expresan en el trazo que deja en sus dibujos y pinturas.
Aunque su obra completa no está catalogada, en los cuadros que cuelgan en la sala de su casa, y en los que ha expuesto en muchas ocasiones en galerías de todo el país, destacan los estudios de paisajes urbanos, donde la mirada se concentra por la dirección de las fachadas en una calle, y paisajes rurales, donde la amplitud de un valle o un altiplano permiten que el ojo se libere.
También están los retratos, los motivos folclóricos y tradicionales, y las alegorías, las cuales aborda mucho más con el arte del grabado, como se aprecia en la obra "Palabra y Pensamiento". Esta técnica noble y compleja le es tan querida que decidió abrir en Tarija el primer taller estudio de grabado. Se llamará Estampa, y lo inaugurará el próximo 14 de julio.

Hacer las cosas con las manos
Hay quienes le han cuestionado esa decisión, arguyendo que en estos tiempos la inteligencia artificial es capaz de lograr todo eso sin tener que esforzarse tanto. Pero él sabe que “la mejor herencia que se puede dejar a los hijos y a las generaciones que vienen es enseñarles a hacer las cosas con las manos”. Añadiremos, no sólo con los pulgares.
“La mejor herencia que se puede dejar a los hijos y a las generaciones que vienen es enseñarles a hacer las cosas con las manos”
“Si nosotros nos estamos alejando de hacer cosas, nuestros hijos peor. El celular ha alejado a la familia, no hay vínculos. He trabajado con suizos, y me decían que los niños, hasta cierta edad, aprenden a desarmar y armar un reloj porque es parte de su identidad. Y tienen que aprender, más allá que haya máquinas, tienen que aplicar su ingenio. Entonces, dedicarse al arte, hacer cosas con las manos, tiene un componente pedagógico, de formación humana. Nos acerca a las cosas, a resolver y ser creativos”, dice.
Mientras la inteligencia artificial se desarrolla en pos de convertirse en una herramienta perfecta para resolver problemas, Paricagua reivindica la belleza de los errores. “Somos humanos, podemos equivocarnos. El pintor sabe dónde están sus errores, y las demás personas pueden ver y aprecian eso. Todo lo que es inteligencia artificial está bien, que avance. Pero no nos dejemos. Hagamos cosas con nuestras manos. Porque si nos confiamos, no va a haber el gusto del esfuerzo y la satisfacción de decir, ‘lo hice’”.