Luis Vega: Música y poder
El cantante cruceño pasó casi 15 años haciendo covers, hasta que descubrió su talento para tomar las historias de la gente y convertirlas en grandes éxitos musicales.
Luis Esteban Solís Flores, mejor conocido como Luis Vega, nació un 2 de diciembre de 1992. Despegó haciendo covers de Luis Miguel y Carín León, influenciado a pleno por las rancheras y el regional mexicano. Hace un año y medio, nadie lo estaba contratando y no quería seguir cantando covers en fiestas para “animar borrachos”. Comenzó a escribir sobre las historias que sus seguidores le contaban en TikTok. Con el apoyo de su padre, ahora también su productor, creó el movimiento Musicalle para llevar esas historias a los espacios públicos de Bolivia y encontrarse con la gente. Cada vez más gente.
En esta entrevista exclusiva de Pura Cepa, Luis Vega nos habla de los sucesos que lo han traído hasta el momento que vive hoy, y cómo proyecta su futuro gracias al poder de la música.
Pura Cepa (PC). ¿Cómo describes tu propuesta Musicalle?
Luis Vega (LV). El Musicalle se caracteriza por ser un poquito más íntimo que en otros escenarios. La idea es romper la verticalidad. Yo estoy ahí con ellos, charlamos, me saco fotos, grabamos videos. Es más ameno. Aparte, el público va dictando lo que va pasando, componemos canciones en vivo y toda la vaina.
PC. ¿Improvisas?
LV. Si, charlamos, “¿Alguien tiene una historia que contar? ¿Qué pasó?” Es como el freestyle, es lo mismo. Pero aquí es un poquito más complejo, porque aparte de improvisar con palabras y conceptos, tengo que ir creando melodía y armonía al mismo tiempo.
PC. ¿Y cuándo descubriste esa habilidad?
LV. Hace un año y medio. Para mí, es algo súper natural. No sabría decirte la fórmula, pero viste alguna vez una película donde, “¡los números se acomodaron en mi cabeza!”, una vaina así me pasa. Siento que las cosas se acomodan en mi cabeza.
PC. ¿Entrenas con teatro, improvisación, lectura?
LV. Estudié teatro, danza, música. Me estimulé mucho, me preparé mucho, pero no sabía para qué. Tengo demasiada información en mi cabeza, estoy constantemente leyendo poesía, me lleno de contenido la cabeza. Están ahí los recursos.
Yo siempre quise esto, las luces, los viajes, el humo, el show, los gritos. Siempre. Poder trascender, emocionar a otra persona.
PC. ¿Dónde estudiaste?
LV. En Córdoba, Argentina, en 2011. Estuvimos allá 4 años. De ahí volvemos a Santa Cruz, y por darle gusto a papá y a mamá, obviamente, me metí a estudiar Arquitectura. Mi papá siempre soñaba con que yo sea arquitecto. Él trabajó un buen tiempo en constructoras, era como que, “los arquitectos son lo máximo de la empresa”, entonces mi papá, “quiero que seás Arquitecto”. Hice 3 años, lo cual también me sirvió. La Arquitectura te enseña a tener gusto, aprendés a dimensionar cosas, a proyectar. Ahora puedo sentarme en el estudio de grabación y no necesitar de nadie más, solo de mi herramienta. Pero ese era su sueño. Llegó un punto en que le dije que no quería, que no era lo mío.
PC. ¿Qué querías?
LV. Yo siempre quise esto, las luces, los viajes, el humo, el show, los gritos. Siempre. Poder trascender, emocionar a otra persona. Hay cosas que los que no hacen música no pueden hacer. Y yo eso lo siento como un poder, cada vez que puedo emocionar a una persona de alguna forma.
PC. Es un poder.
LV. Aparte que los artistas tienen un poder que no tiene ningún político. Unir ciudades. Me sorprendió la cantidad de gente en La Paz. No nos digamos mentiras, sabemos que hay un problema racial en el país, al menos entre el camba y el colla. Entonces, un cambita en pleno Prado, con más de 500 personas cantando canciones, pidiendo fotos, es un poder que no tiene un político. Esta vaina se ha vuelto un fenómeno que estamos viendo en todas las ciudades, es un gran poder el que se tiene. Y es lo que yo siempre quería, tener esta capacidad de llegar a la gente.
PC. Ahora tus padres te apoyan.
LV. Sí. Pero había miedo, porque es muy difícil ser artista en este país, sobre todo de música inédita. Imaginate, después de 15 años recién tengo un camino. No he logrado nada todavía, pero si tengo claro hacia dónde estoy yendo. Cada cosa tiene su tiempo. No es al azar tampoco. Si me hubiese pasado esto que me pasa ahorita hace siete años, ya estuviese muerto yo. Era muy descontrolado. Mucho alcohol, mucha joda, mucho exceso, demasiado. Me gustaba mucho la fiesta, las mujeres, toda la vaina. Ya estuviese mandándome cagadas, pero ahora soy papá. Eso me hace estar conectado, pensar mucho antes de tomar decisiones. Ahora, antes de tomarme un vino, me la pienso dos veces: “si me tomo un vino, mañana voy a estar de chaki, voy a estar cansando, voy a acumular ese cansancio hasta el día lunes, porque tengo show, y el lunes tengo que estar con los niños”. ¿Me entendés?
PC. ¿Qué pasó para que lo aceptaran?
LV. Se lo dije a papá en su momento. Le costó asimilarlo, porque, para él, yo estaba loco. Se frustró, pero de ahí se puso la camiseta, y ahora es mi manager y mi mamá es mi coach de canto. Nos pusimos las pilas, nos pusimos a trabajar. Eso fue en el 2015. Cuánto tuvo que pasar para que sucedan las cosas.
PC. ¿Cuándo sentiste el gusto por ese poder?
LV. Siempre, desde que tengo uso de razón. Es un chipcito que tengo en mi cabeza. Se escucha loco, pero siempre me proyecté grande. No tiene nada que ver con plata, es un tema de dejar huella. Ya sé cuál va a ser mi discurso cuando gane mi primer Grammy, me lo sé de memoria. Sé lo que voy a decir cuando llene mi primer estadio. No tiene que ver con el ego, es un tema de proyección, cómo te ves. Yo me veo así, siempre me vi así, y seguramente la proyección va a crecer.
PC. ¿Es un llamado?
LV. Yo creo mucho en la ley de la atracción. Implica que vos te mirés al espejo y te digás cosas, escribás tus objetivos, y planifiqués. Por ejemplo, yo siempre quise que mi auto sea un Mazda CX 5 de lujo. No me compré nunca ningún auto, aunque tuve la platita para hacerlo, porque yo quería que sea ese mi primer auto.
¿Cómo manejarías vos si lo que más deseás en tu vida lo tenés ahorita mismo? ¿Cómo lo manejarías? Sería abrumador.
PC. Para qué empezar con menos.
LV. Yo lo recorté y lo pegué en mi cama, y me lo acabo de comprar. Pero es un objetivo con proyección, que igual, repito, a veces se malinterpreta con ego, pero tiene que ver con ordenar tu futuro, dónde te ves. Dentro de eso, también a dónde voy con mi carrera, siempre con los pies en la tierra, tratando de mantenerme humilde y sencillo. Y sé que eso no se escucha bien, pero hago énfasis en eso porque es el error que cometen todos los artistas. Tienen dos pesos en el bolsillo, un poquito de visibilidad y ya se creen las suelas del Papa. En seguida se pierden, no se dan cuenta cuando pasan esa línea y ya cambió la actitud. Yo trato de evitar eso, sobre todo por respeto al público. No sería justo, si todo me lo ha dado el público. Tengo mi psicólogo, todo un equipo que me cuida. Está mi padre, unas 7 personas que están cuidando mi mente y todo lo que hemos creado porque no lo queremos perder. Entonces cuido mucho mi salud mental.
PC. Es importante para todo.
LV. Las personas se preparan siempre para el fracaso. ¿Cómo manejarías vos si lo que más deseás en tu vida lo tenés ahorita mismo? ¿Qué es lo que más anhela tu corazón, tu mente? ¿Cómo lo manejarías? Sería abrumador. Mucha gente que tiene éxito de la nada, se cae. Prepararse para el fracaso es inercia. La duda, ¿me entendés? “¿Y si no se da, si no puedo?” Y si lográs mucho más que eso, ¿cómo lo vas a manejar? ¿Si llegás a tener más dinero del que pensabas?
PC. ¿Tienes el plan claro?
LV. No sé si claro, pero si cuido mucho mi salud mental. Me levanto, oro, trato de pasar tiempo de calidad con la gente que quiero, voy a mis terapias, medito, hago mucha introspectiva, me rodeo de gente que suma mental y emocionalmente, hago ejercicio, me analizo. Yo creo que todas las personas deberíamos hacerlo. Es parte de la salud. Aparte que la buena energía se siente, vos notás cuando alguien tiene una buena vibra y querés estar, atraés cosas positivas, te da gusto, tomás de otra forma los problemas y no te afectan tanto. Ha sido un proceso y falta mucho todavía. Lo bueno es que está bien encaminado el proyecto, identificamos qué hay que hacer, lo estamos haciendo, y está funcionando muy bien, gracias a Dios.
PC. ¿Cuánto dinero pones en tu salud mental?
LV. Una sesión me cuesta 200 pesos. Ponele son 800 pesos al mes, pero es una inversión. Gracias a eso he podido resolver muchas cosas en mi cabeza, problemas, frustraciones, dudas, inquietudes, inseguridades.
PC. ¿Qué cosas te han frustrado?
LV. Para mí, yo cantaba muy mal, escribía muy mal. Y hay días con lagunas creativas donde no se me ocurre nada. Entonces me ayuda mucho meditar para salir del estancamiento. También peleamos mucho con el peso. El problema con mi aspecto es una vaina que estoy trabajando, porque me frustra. Es una pelea conmigo mismo. Según yo, me veo así (abre los brazos). Yo sé que no estoy delgadito, tampoco estoy gordo, pero mi mente me juega con eso. Es complicado, porque estoy cantando y todo es pose, y veo fotos y me puede, más de lo que debería. Hay días que me veo al espejo y digo, “ah, estás bien, remachado, estás bien”, y hay días que me digo, “estás puerco”. No me quiero ni mirar (Risas).
PC. Con todo eso, te paras en un escenario, escuchas a las personas, y creas algo con lo que te dan. Los políticos dicen y prometen, a veces escuchan, pero pocas veces devuelven.
LV. Yo siento que, quizá más adelante, tenga alguna influencia en la política. No estando ahí, sino desde mi lugar, porque siento que los artistas somos más escuchados que los políticos. Por eso tenemos ese poder. Cuando Michael Jackson llegó a Inglaterra, toda la familia real se agachó para recibirlo. Ese fue un poder impresionante. Y el mensaje del tipo siempre fue cuidar el medioambiente, la unidad. Creo que de eso se trata, utilizar ese poder para algo positivo. En mi caso, yo trato siempre de dar el mensaje de insistir, perseverar, ser más disciplinado, generar constancia, porque lo intenté tantas veces que se tuvo que dar. Y es necesario ese mensaje, porque las nuevas generaciones están frustradas y no soportan el fracaso. Se rompen. Las mismas relaciones amorosas son de cristal, se casan, se divorcian, no llegan ni a ser infieles, son monógamos intermitentes (Risas).
PC. ¿Cuándo te rompiste y cómo te armaste otra vez?
LV. Cuando me divorcié. Caí en depresión e intenté suicidarme dos veces. Yo crecí en una familia muy unida, papá y mamá, muy hogareña. Y yo fracasé en crear eso para mí. Fue una frustración terrible, y despuesito de eso llegó la pandemia. Le tenía terror a estar conmigo mismo, y no me había dado cuenta de eso hasta estar encerrado en una habitación. Tenía miedo de ver mis defectos, mis carencias, por qué fallé como papá, por qué fallé como esposo. Y cuando lo vi, dije, “no quiero ver esto más en el espejo”, y empecé a reconstruirme. Gracias a Dios, años después, podemos decir que hemos avanzado y hemos creado una mejor persona. Mis hijos lo pueden notar, la madre también, lo cual ha hecho que llevemos una relación muy sana. Mi divorcio tenía que pasar para poder avanzar. Si no, no estaría aquí ahorita. La vida es una seguidilla de sucesos hasta el día que te morís. Historias, buenas, malas. La idea es disfrutárselo lo máximo posible.
PC. Estás preparando un disco que se llama “Historias”. ¿De qué va?
LV. Es una recopilación de canciones que están en redes sociales pero que nunca les hice una producción. Son historias que me mandaron, todas reales. Hay una historia sobre una mamá que trabaja recogiendo basura para mantener a sus hijos, por ejemplo. Se hicieron virales en TikTok, pero nunca las produje porque, comercialmente, no me funcionaban, no eran una cumbia, ¿me entendés? Pero no quiero que queden así nomás. El disco “Historias” es un compromiso con la gente que me sigue, y queremos hacer una obra más palpable. Nos estamos preparando para el Grammy. Estamos negociando con Sony Music, estamos grabando con Américo. Está llegando el grupo Frontera, vamos a estar con ellos en Santa Cruz y de ahí nos vamos a Chile. Creo que hay mucha magia detrás, y este disco nos puede traer muchas cosas lindas. No solamente a mí, sino a la música en general.
PC. ¿Sigues en contacto con esas personas?
LV. Habremos chateado, de vez en cuando reaccionan a mi contenido. Yo les hice ese regalo, seguramente lo tienen ahí descargadito. Pero nada más. De hecho, hice una canción homenaje a Dieguito, un niño que murió de cáncer. Le hice una mega producción, grabamos el videoclip 24 horas sin parar. Es impresionante todo lo que ha traído. Si una canción logró eso, no me imagino lo que va a pasar con “Historias” que trae esa misma magia.
PC. ¿Y cómo es tu relación con tus hijos?
LV. Me encanta pasar tiempo con ellos. También, ya empezaron a entender a qué me dedico. Es un poco complicado, porque a veces me toca ir a las reuniones de colegio y todos los papás me conocen. En Santa Cruz, para mí la vaina está muy heavy. Yo no puedo ir al supermercado. De plano, se viene la gente.
PC. Mucha fama.
LV. En Santa Cruz, sí. Es complicado ir a actividades fuera de casa, hay foto y foto, y los chicos ya entendieron que papá es famoso y hace música. Recién fue el cumpleaños del mayor, Dominic, y fue a la casa de la mamá y les dijo a todos los parientes, “estoy haciendo mi cumpleaños, todos están invitados, va a ser en tal lado, pero no se preocupen, mi papá va a pagar todo, él es famoso”. Y yo, “soy famoso, pero no millonario…” (Risas). Y el menor, igual. Tadeo fue diagnosticado como niño índigo. Tiene una afinación perfecta, fue muy estimulado desde chiquitito. Va a ser un prodigio del canto, desde ya lo veo venir. Yo cantaba y él haciendo la nota. “¿A ver hijo? La la la la… No puede ser”. Con 3 años, hacía un solfeo perfecto. Ahora hace vibrato, ¿cómo puede hacerlo? A ese le tengo miedo, porque en el ambiente artístico hay mucho alcohol, mucha droga, muchas mujeres. Si no tenés criterio para saber qué tomás y qué no, te perdés. Y van a pasar por esa etapa, si hacen música, donde les van a poner todo a disposición, “¿qué querés tomar?”.
PC. ¿Y cuál va a ser tu rol?
LV. Yo, a lo que quieran dedicarse, que se dediquen. Yo los apoyo full, a mil por hora, lo que quieran ser. Con tal que se sientan plenos. Si alguno se dedica a la música, espero y estoy creando un camino ya para que no les cueste tanto. Pero igual, si se dedican a otra cosa, por mí no existe ningún problema, siempre y cuando sean buenas personas y contribuyan de manera positiva a su entorno.
PC. Hablando de crear camino, ¿qué opinas de la industria musical en Bolivia?
LV. No existe. Ahora mismo, no hay industria, no hay forma de que los compositores ganen dinero en el país. Aquí en Bolivia está el SENAPI y SOBODAYCOM, que para mí son el mayor robo que existe a los autores y creadores de obras. Yo he tenido que recurrir a Creative Safe de México y la BMI de Nueva York. Gracias a eso, yo estoy ganando por lo menos 3000 dólares al mes. Ayer me llegó un pago. Solo de una canción, mirá… esto me llegó de YouTube. Pero es porque la vía por la cual me fui a inscribir mis canciones y generar un modelo de negocio no fue Bolivia. Si yo me hubiese inscrito aquí, esa plata se genera, pero se iba a SOBODAYCOM y no llegaba a mí.
PC. ¿Qué hacen con la plata?
LV. Son la mayor mafia que ha estado desangrando la industria nacional. Hace décadas. Yo estoy haciendo una jugada, y voy a crear las posibilidades para que haya industria musical y los artistas realmente puedan monetizar sus creaciones. ¡No están haciendo música original, inédita, porque no hay negocio! O eso es lo que piensan.
Yo me he puesto la misión de cambiar algo, más allá de hacerme famoso, ganar plata, y que suenen mis canciones.
PC. Eres un artista boliviano y extranjero al mismo tiempo.
LV. Todo está afuera, no hay entidades acá. El Bonny tuvo que irse a Puerto Rico. Fabio Zambrana, igual. Los Kjarkas estuvieron harto tiempo fuera. Los que han logrado algo, han tenido que salirse. El mismo sistema te dice, “no, solo hasta aquí”. Yo siento una frustración, ¿por qué no hay industria en Bolivia? Fabio Zambrana gana como 10 mil dólares sólo de “La Bomba”, pero porque está con Sony Music. ¿Por qué no hacerlo acá? Es una de las cosas que quiero hacer, crear un sello, hacer alianzas y darles oportunidad a los artistas. Esto lo he charlado con Euforia, Histeria, Javier Díaz, Chila Jatun, Gerónimo, que es de aquí de Tarija y ha firmado con Sony Music. Todos estamos en la misma sintonía. ¿Quién no vive bien con 3 mil dólares al mes? Esto ganaría en mi casa, no tendría que hacer nada más, sólo sacar canciones. Nada más, ¿me entendés? Sumale la venta por imagen, todo lo que es marketing. Yo ahora trabajo con 3 marcas, cada una me está pagando entre 3 y 4 mil dólares. Aparte, la venta de shows. Un artista pegado cobra entre 4 a 8 mil dólares. Sumá cuánto es. Es rentable. Imaginate si todos hiciéramos música inédita, cada uno en su concepto, la industria crecería. Pero no sucede porque no hay las entidades y las herramientas. Yo me he puesto la misión de cambiar algo, más allá de hacerme famoso, ganar plata, y que suenen mis canciones. Va a tardar, es un proceso, y esta mafia no va a soltar así nomás, tienen edificios. Pero va a pasar, así me tenga que desgastar.
PC. También eres empresario.
LV. Sí, totalmente. Mi garganta y mi mente son mi empresa. Las demás personas trabajan conmigo, pero si yo estoy mal un día, nadie se mueve del hotel. Todo un tour depende de dos cuerditas vocales. Si fallan, se cancela el tour, hay que devolver plata, ya te imaginás el desastre económico. Mi empresa soy yo, me cuido, me administro, me preocupo por mí, por mi descanso, por lo que como y tomo. Más allá de lo económico, me considero un empresario con mi persona, con el talento que se me ha prestado.
PC. ¿Quién te lo prestó?
LV. Dios, totalmente. La historia recién está comenzando. Llevamos un año y medio, imaginate de aquí a 5 años. Estoy seguro que la gente se lo va a disfrutar mucho, como yo lo estoy disfrutando.