Noche de tango con la Orquesta Filarmónica y Marcos Puña
Después de 4 años, el guitarrista se encontró nuevamente con la Filarmónica de Tarija para ejecutar un repertorio de tangos modernos.
La noche del 6 de diciembre, el Auditorio del Cabildo a media capacidad fue habitado también por los trinos de violines, violas, cellos y una guitarra que solo al juntarse fueron capaces de interpretar con la precisión y el brío justo un programa de tangos modernos.
Un cuarteto teloneó el anuncio fuerte. Luiz Do Amaral lideró con primer violín a otro igual, una viola y un cello. 16 cuerdas a las que 4 arcos hicieron salpicar las notas de piezas tan navegadas e innegables como “Por una cabeza” y “Libertango”.
La Orquesta ingresó de inmediato. Cada intérprete ocupó su sitio y afinó lo propio. Entonces entró Marcos Puña y se hizo un aplauso que motivó la charla de la noche, pues Do Amaral cosechó risas aleccionando al público sobre la forma de disfrutar la música y esquivar el ridículo de aplaudir entre los movimientos de un concierto: simplemente hay que callar y esperar a que los músicos vuelvan a mirar al frente.
14 ejecutantes y un director de orquesta se embarcaron así por los tres movimientos de “Luces y Sombras” de la compositora Claudia Montero. Siguió completa la “Tangata de agosto” de Máximo Pujol, en la que hasta la campana del camión de la basura entró en tiempo perfecto al atravesar la Sucre. ¿Será una magia musical que nadie más notó?
Puña se despidió tocando solo el “Tango en Skai” del francés Roland Dyens. En esa noche, quienes estuvimos ahí disfrutamos de una interpretación limpia, una inmersión sin ahogamiento. Pero un espectador de pocos años se llevó la flor, pues pudo disfrutar con todo el cuerpo, y la música motivaba los gestos de quien conoce y sigue cada recodo de la caprichosa y apasionada cadencia infantil del tango.