Martes de encierro desde lo alto
Cierra la Fiesta Grande de Tarija y el Santo Peregrino se encierra.
Alrededor de las 18:00 horas, San Roque ya se estaba llenando de personas que fingían los nervios engullendo masas y alojas. Pero esta vez nadie pudo subirse a los árboles para tener mejor sitio entre las primeras flores de los tarcos de la Plaza Campero.
Fue trayendo el sol la noche con su andanza, y a cada minuto se hizo más claro el sonido de las flechas. Los chunchos comisionados ingresaron a la Iglesia, mientras otros tantos se iban quedando afuera, descansando las piernas con sus teléfonos celulares.
La gente dio paso a un cúmulo de chunchos que pronto no dejaron sitio ni a un sombrero. La llegada de cañas a cuentagotas fue anunciando la cercanía del Santo, a quien se esperaba con la mesa puesta. ¡Qué sorpresa verlo atravesar la Cochabamba!
Tres horas después, saludamos con pañuelos y flechas, esperamos las palabras de las autoridades eclesiales para, por fin, entonar la alabanza con el corazón abierto, la única capaz de limpiar los pecados del Carnaval con una voz que es todas nuestras voces.