“Sabor y Vida”, comida vegetariana con sabor de hogar
El espacio de Patricia Murguía se encuentra en la calle Suipacha, entre Corrado y Domingo Paz.
Haydee Patricia Murguía Yarbi es la chef y propietaria de “Sabor y Vida”, un restaurante vegetariano con una sazón especial. “Se llama así por el sabor de la comida hecha en casa, y la vida que nos da la comida saludable”. Patricia trabaja en el área de salud, pero viene cocinando desde niña, aprendiendo cada vez más a usar el ingrediente amor que “hace que salga bien todo lo que uno se propone”.
Mujer de familia, encuentra en los suyos el mejor equipo de trabajo, y son su motivo para producir y consumir saludable. “En mi vida he pasado necesidades, pero no me quedé con los brazos cruzados. Soy positiva en todo momento, impulso al éxito a quienes me rodean, y no dejo atrás mis sueños. En mi agenda está que mi espacio sea conocido y visitado por más personas”.
“En mi vida he pasado necesidades, pero no me quedé con los brazos cruzados. Soy positiva en todo momento, impulso al éxito a quienes me rodean, y no dejo atrás mis sueños”
Para Patricia, el vegetarianismo tiene dos razones, la ética y la económica. “Siempre fui vegetariana por motivos de economía, pero consumo carne y pescado una vez al mes. Sin embargo, en mi restaurante cocino sin necesidad alguna de carne, pues quiero que las personas tengan conciencia que sin dañar a un ser vivo podemos estar sanos y saludables”.
Sobre todo, ella es crítica de la cultura alimenticia de la ciudad. “La gente consume mucha comida chatarra y fuera de hora, y así aumentan más la contaminación. Es más difícil ahora que creció el comercio con delivery, y no tenemos industria de materiales biodegradables para no contaminar más nuestro ambiente. Con esas industrias, habría oportunidad laboral y nadie tendría que dedicarse tanto a la venta de comida chatarra”.
Sus convicciones alimentarias y ambientalistas se sostienen también en su fe. Patricia es una mujer católica, y aunque siempre la invitaron a ser parte de varias iglesias, ella llegó a la conclusión de que “Dios está conmigo en todo lo que haga, lo que diga, a donde vaya. Aprendí a tener a Dios siempre en las buenas y las malas. Me apasiona lo que hago y sé que hay más propósitos para mí y para todos los demás”.
Todos los días, a las 7 de la mañana, ya está preparando los alimentos para el almuerzo, y la jornada se extiende hasta las 4 de la tarde. Cuando no está trabajando, Patricia disfruta de su familia, apoya en las tareas y actividades deportivas de sus hijos, y vive tranquila con sus lecturas y músicas favoritas. “No tengo envidia de nada ni nadie. Lo mejor es sentirme bien conmigo misma. Me apasiono cuando ayudo a las personas, y me hace feliz cuando vuelvo a verlos mucho mejor”.
Más información al 76183539.