El muralismo cálido e incansable de Guillermo Tejerina
Trabajando sin parar en proyectos artísticos de muralismo, Guillermo Tejerina también dedica un poco de tiempo a la danza y la música.
Guillermo Tejerina nació en la provincia Avilés, de donde ha aprendido a amar los colores y las texturas que hoy forman parte de su estilo pictórico aplicado al muralismo. Orgulloso de sus raíces, firma cada mural con un “TEJERINA” bien trazado. Sin embargo, también trabaja en formatos menos monumentales como el cuadro, el dibujo y la caricatura. Quien quiera ver y quizá comprar, puede acercarse y contactarlo por sus redes sociales.
Aunque estudió para ser maestro normalista en la Escuela Superior de Maestros Juan Misael Saracho, Guillermo no ejerce su primera carrera pues está inmerso a tiempo completo en las artes, generando proyectos artístico-culturales en todo momento. Además de la pedagogía, Guillermo cursó la licenciatura de Artes Plásticas y Visuales, y también realizó estudios en la Escuela de Bellas Artes José Santos Mujica.
“En general, creo que debemos mirar más en la situación de nuestra gente, sus luchas sociales, la conservación de nuestros recursos, y valorar nuestra identidad cultural”
En un inicio, Guillermo optó por hacer conocer su trabajo en las calles, realizando dibujos, retratos y caricaturas de las personas. Su contacto cercano y fraterno le permitió compartir experiencias y relatos con la gente de a pie. Poco a poco despertó su interés por el muralismo como una manera más de expresar su percepción de artista y tomar la forma de ver y vivir la vida de su público y comunidad.
Así, Tejerina aborda una amplia temática en sus murales: la identidad, la conservación de la cultura, la historia del pueblo. “En general, creo que debemos mirar más en la situación de nuestra gente, sus luchas sociales, la conservación de nuestros recursos, y valorar nuestra identidad cultural”, afirma el pintor, quien poco a poco ha logrado ampliar sus experiencias y su arte viajando dentro y fuera del país.
“Tuve viajes cortos de los que pude observar y rescatar cosas que no se desarrollan en nuestro medio, como el movimiento cultural, la gestión, la diversidad. Uno como artista tiene el compromiso de llevar nuestra cultura, pero también de traer y compartir otro tipo de manifestaciones artísticas, culturales e históricas”, remarca Tejerina, quien mantiene su inconfundible sombrero que, al igual que los colores cálidos en sus obras, ya se ha vuelto un rasgo de su identidad personal.
Para Guillermo, el reconocimiento de su obra es relativo. Le interesa más que su energía y pasión por el arte no decaiga, y que lo lleven a realizar trabajos que lo sorprendan. “Tengo la fortuna que mi familia siempre ha sido un gran apoyo desde que decidí dedicarme al arte. Tengo apoyo incondicional de mis amigos y personas que me conocen, ya sea emocional, o dándome tiempo y espacio para dedicarme a trabajar mis obras”.