Daz, iconografía boliviana tatuada en la piel
Bolivia es la principal temática de su obra.



Si bien ya lleva años sellando la tinta en la piel de sus clientes, el artista cochabambino Daniel Ayala no está muy seguro de qué lo motivó a volverse tatuador. Pero lo cierto es que hoy tiene un estilo especial que destaca la iconografía boliviana con estilos de tatuajes como el tradicional americano o el japonés.
De nombre artístico Daz, tuvo una entrada algo turbulenta al mundo de los tatuajes. Un mundo que siempre le causó curiosidad. Los primeros tatuajes que se realizó no tuvieron los resultados esperados, al contrario, fueron malos y frustrantes para Daz. Viendo en su piel esos fallidos tatuajes, su primo le sugirió que él podría hacerlos mejor.
Eso despertó la curiosidad de Daz por la tinta. Ya era un buen dibujante desde niño, por lo que se preguntaba cómo sería trabajar con la piel como lienzo. Su etapa como aprendiz del tatuaje inició primero como un pasatiempo. Probó en diferentes estudios para aprender de los más experimentados, mientras sus amigos confiaban su epidermis en él para que practique.
Daz afirma que pintar en la piel es un trabajo complejo, ya que los errores se pagan caro. Pero ningún tatuaje es definitivo si la persona no lo quiere. Daz es un ejemplo de ello en sí mismo, dado que se borró con láser los primeros tatuajes o pudo cubrirlos con otros mejores. Hoy, ya como un tatuador consolidado a sus 35 años, afirma que el láser es la mejor opción para quién no está conforme con un tatuaje.
El paso por alrededor de siete estudios lo llevó a consolidarse como un tatuador profesional en La Paz, ciudad donde reside. Su especialidad son los estilos tradicional y japonés. Destaca de ellos las líneas sólidas y los fuertes colores que requieren. Para sus diseños, Daz se apoya en ilustraciones previas de las ideas que fluyen de su mente o de los deseos del cliente.
Aunque al inicio le costó animar a la gente a probar sus estilos con iconografía boliviana, hoy sabe que es una tendencia creciente. Las leyendas, máscaras y hasta comidas inspiran algunos de los diseños que luego perpetúa en la piel. Una sesión con Daz cuesta alrededor de 1.400 bolivianos; para cubrir, por ejemplo, para un antebrazo se requieren dos a tres sesiones.
En opinión de Daz, la industria del tatuaje ha crecido mucho los últimos años. Si bien ya lo conocen por sus tatuajes iconográficos, siente que aún le queda recorrido en la búsqueda por un sello propio y definitivo.