Irma Zegarra y el valor simbólico de sus joyas



La creatividad y manualidades son una constante en la vida de Irma Zegarra. Por ello no es sorpresa que hoy, a sus 28 años, se desempeñe con una marca propia de joyas, cuyo concepto va más allá del mero valor estético. El acero inoxidable y la plata son los principales materiales con los que da vida a los productos de su marca Pacay.
El camino de Irma en el mundo de la joyería inicia alrededor de sus ocho años. A esa edad fue su madrina quien le regaló un libro sobre la técnica del macramé. Con ese conocimiento aprendió a hacer sus primeras pulseras. Paralelamente, realizaba algunos viajes a Santa Cruz para visitar a su abuela. Ahí jugaba con las semillas del pacay a crear joyas y tener su tienda imaginaria.
Tanto interés mostró en la joyería que su madre, además de dotarla de insumos, contrató una temporada a un hippie para que Irma aprenda de alguien con experiencia. Así se capacitó en la manipulación de alambre y alicates; tenía 12 años. Con su pasatiempo consolidado no dejó nunca la creación de joyas, ya sea para uso propio o para algunas ventas.
Al salir del colegio decidió formarse como psicóloga; sin embargo, aún no ejerce su profesión, pues hace cuatro años que creó su marca Pacay, en honor a los juegos con la fruta. La idea de establecer una marca llegó a la par que la intención de mejorar la calidad de sus productos, por lo que aprendió a trabajar con acero inoxidable.
“La esencia de Pacay está en su valor como acompañante”.
Además, desde 2021 que se forma en la manipulación de la plata. Su labor con ese material la llena de orgullo, ya que trabaja con él desde cero, es decir, desde la fundición. A sus líneas de acero inoxidable, plata y mostacillas les añade perlas cultivadas.
Más allá de los collares, pulseras, aretes, tobilleras y más con los que trabaja, Irma se centra en un concepto para Pacay. Este se compone del valor simbólico de cada pieza y material. Ella siente que, especialmente cuando se trata de regalos, un accesorio como los de Pacay se convierte en una especie de acompañante o tótem de buena suerte para el portador.
Sus planes para el futuro son terminar de dominar la fundición de plata y poder, cuando las condiciones lo permitan, vincular su carrera a Pacay. Sueña con una especialidad en proyectos sociales para dar trabajo a mujeres en su taller.