Innovación y sabor, el día a día de Daniela y Sofía Gamarra
En su emprendimiento convergen cuatro generaciones de la familia.
A pesar de la diferencia de edad que las distancia, las hermanas Daniela y Sofía Gamarra Echazú tienen en su emprendimiento un punto en común que las une. En 2019 dieron vida juntas a La Huerta de Bernardo, marca bajo la cual ofrecen el servicio de cáterin y comercializan unos quesos únicos en su tipo.
Aunque en ramas diferentes, ambas tienen su profesión en el área del diseño. Daniela, de 28 años, se formó como diseñadora gráfica, mientras que Sofía, de 40 años, es diseñadora de interiores. Otro punto en común es la tradición familiar que de distintas maneras las ligó a la comida desde la infancia. Recuerdan los años en que su abuela paterna les inculcaba el amor por la repostería y todo lo dulce, motivo por el que crecieron cercanas a ese mundo. Su madre, por su lado, las introdujo al área de lo salado.
“Siempre buscamos innovar”.
Es por ello que en 2019, cuando Sofía buscaba generar nuevos ingresos para mantener a su hijo como madre soltera, decidieron emprender juntas con esos conocimientos, recetas y tips heredados de la familia. Bautizaron su marca como La Huerta de Bernardo en honor al hijo de Sofía, quien está orgulloso de ser la inspiración de su madre.
La variedad en su catálogo para cáterin es amplia, pues abarca desde repostería hasta mesas saladas con todo tipo de productos. No hay evento que no se animen a cubrir; desde desayunos en fechas especiales hasta defensas de tesis pasan por sus pedidos. Además, ofrecen también tablas y boxes -como las llaman- con quesos y jamones, la diferencia entre ambos es la presentación, ya que la segunda es una caja con los picados como contenido.
Pero fue la pandemia por covid-19 el suceso que las obligó a reinventarse. Buscando siempre la innovación y el sabor, idearon un tipo especial de quesos saborizados. Envasados en frasquitos, estos son de finas hierbas, frutos rojos, mermelada de tocino, dulce de uva, tomates deshidratados o vino. Si bien saben que a algunas personas les cuesta animarse a probar ese contraste entre dulce y salado, explican que por lo general, luego de hacerlo, los clientes piden más.
El proceso de elaboración de los quesos les tomas hasta una semana. Hoy estos componen el norte de su brújula de aspiraciones, porque saben que no hay otros productos iguales y que pueden crecer con ellos. Una de sus metas para el futuro es conseguir un espacio físico para lucir sus quesos. Mientras esperan, siguen trabajando para mejorar la producción.