Alexandra Quintana: “Estudiar y emprender es un sacrificio satisfactorio”
La joven paceña lanzó su emprendimiento a mediados de 2020.



A sus 27 años María Alexandra Quintana Condori emprende con un negocio de joyas artesanales, paralelamente se desempeña como estudiante universitaria en La Paz. Fue la pandemia por covid-19 y su respectivo confinamiento los que motivaron a Alexandra a lanzar un emprendimiento. Ella decidió hacerlo con joyas fabricadas a mano, aunque o tenía experiencia previa en ello.
Cuando se propuso crear diademas, pendientes y collares, Alexandra recordó unos cursos de manualidades y artesanías a los que asistía en la infancia. Rememora cómo su mamá la inscribió, sin embargo, en ese tiempo Alexandra no estaba de acuerdo e iba a las clases solo por obligación, pues estas se impartían en épocas de vacaciones. Aunque nunca pensó que aplicaría alguno de esos conocimientos, estos fueron la base por la que partió para crear sus joyas.
“Mi mamá me apoyó desde el principio”.
“Mar de joyas”, como nombró a su emprendimiento, nació en junio de 2020 y tuvo un arranque contundente. Las primeras semanas fueron muy buenas en cuanto a pedidos. Alexandra tuvo tantos que en un punto ya no podía abastecerse ni de insumos ni de tiempo. Por ello recurrió a la ayuda de sus familiares, de los que destaca a su madre María Isabel Condori. Aunque recibió ayuda de prácticamente cada miembro de su familia, fue su mamá quien se desvelaba a su lado trabajando en los productos.
María Isabel, que es profesora de artesanías, le enseñó a Alexandra la técnica de porcelana fría. Así ella la empezó a utilizar para enriquecer sus creaciones. Lo último que Alexandra destaca de su madre es el hecho de que la impulsó cuando más lo necesitaba, por lo que quiere hacer lo mismo con las personas que no se animan a emprender y les dice: “Hay que perder el miedo y animarse”.
El exitoso inicio que “Mar de perlas” tuvo no se limitó a las fronteras paceñas, sino que tardó poco en expandirse al resto del país. Alexandra recuerda con orgullo cuando recibía pedidos por docenas. Aunque eso implicaba largas noches sin dormir para cubrir la demanda.
El desgaste de la vida de emprendedora y estudiante es otro de los aspectos que resalta. Tratando de mantener el equilibrio en ambas facetas tuvo que enfrentarse a un estrés elevado y descuidar algunas materias. Pero aun así no se desmotiva, sabe que cuando sea profesional continuará creando en “Mar de joyas”.