La carta de un hijo que grita por justicia para su madre

En un rincón de Sucre, donde las montañas abrazan el cielo y el tiempo parece detenerse, un joven toma un lápiz. Sus manos tiemblan, sus ojos nublados de dolor apenas logran enfocar el papel frente a él.

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Daniel Baptista Antezana, un hijo desgarrado por la pérdida, escribe con la voz entrecortada de la memoria y la herida abierta del presente. Su madre, Betty Antezana Silva, no volverá a casa.

Betty fue reportada como desaparecida. Los días que siguieron se convirtieron en un tormento para su familia, una espera interminable cargada de rezos y súplicas. Pero el milagro nunca llegó. En su lugar, la noticia de un hallazgo trágico rompió la vida de los Baptista. "Ella fue asesinada de una forma muy cruel", escribe Daniel, cada palabra perforando como una daga.

"Mi mamita no era solo una mujer más en esta ciudad; ella era una madre, una esposa, un ser humano que tenía un lugar especial en el corazón de quienes la amaban. Su ausencia nos ha dejado un vacío que nunca podremos llenar", continúa.

En su carta, Daniel no solo comparte su dolor, sino que eleva un llamado desgarrador a la sociedad sucrense. Su petición es sencilla, pero cargada de una profundidad que solo quienes han perdido pueden entender: justicia. Justicia no solo para Betty, sino para todas las mujeres que, como ella, han caído víctimas de una inseguridad que parece no dar tregua.

Este martes 28 de enero a las 9 de la mañana, Daniel estará en una audiencia crucial, enfrentando a quien las autoridades señalan como el principal acusado de este crimen atroz. Pero no quiere hacerlo solo. "Pido encarecidamente a la ciudadanía sucrense que me acompañen. Que juntos podamos exigir que las personas responsables de este crimen sean castigadas con todo el peso de la ley", clama en su carta.

Daniel sabe que la justicia no devolverá a su madre, pero también sabe que es la única forma de honrar su memoria. "Que se marque un precedente para que no vuelvan a ocurrir casos similares tan desalmados en nuestra ciudad. Que ninguna madre, padre, hija, hijo o familiar querido esté en peligro con algo tan sencillo como lo es tomar un taxi", finaliza, dejando una advertencia que resuena en cada rincón de la capital.