Quien no tiene recursos económicos, está condenado a sufrir una serie de agresiones
Extorsión y tortura en San Pedro, en complicidad con los policías
Javier pasó las peores horas de su vida en el penal de San Pedro, donde fue golpeado, baldeado con agua helada y electrocutado por otros internos, a vista de los guardias del penal



La violencia a la que fue sometido Javier (nombre cambiado para mantener su anonimato) por delegados y “disciplinas” (internos que hacen de seguridad al interior de la cárcel), con aquiescencia de los efectivos policiales solo es concebido en las películas de abuso y tortura militar. Se trata de una cadena de extorsión a través de torturas, de la que participan desde el policía portero del penal hasta la máxima autoridad de la cárcel. La aplicación de las técnicas de tortura psicológica y física está a cargo del delegado de la sección y “los disciplinas”. Toda esta situación está validada por las autoridades de Régimen Penitenciario que tienen pleno conocimiento de todo lo que ocurre dentro del penal de San Pedro en La Paz.
Javier contó a ANF los 20 abusos de los que fue víctima en enero de este año. La cadena de abusos, inicia desde el ingreso al penal hasta la salida, todo bajo el conocimiento y la mirada cómplice del gobernador del penal, coronel José Luis Morales del Castillo.
El lunes 10 de enero de este año, Javier fue ingresado al penal de San Pedro casi a las 10 de mañana con mandamiento de apremio por incumplimiento de asistencia familiar.
El suboficial de apellido Nina le confiscó el celular de alta gama, reloj y otras pertenencias en el registro. Nina le pidió 200 bolivianos para dejarle pasar el celular, pero como no tenía dinero el policía se lo quedó.
Javier recuerda que las preguntas de Nina siempre iban dirigidas a saber cuánto dinero y cosas de valor llevaba consigo, el policía mostraba mucha expectativa por saber con todo lo que se quedaría, pues nunca le devolvieron sus pertenencias.
“Te dicen que pongas tu nombre (en tus pertenencias), que lo van a guardar, pero nunca te lo devuelven”, refiere.
Javier es ingresado a la sección Chonchocorito, considerado sector de rehabilitación en San Pedro, lo recibe el disciplina Marco Antonio Espejo Cruz, que es una especie de matón a sueldo del delegado de la sección, Henry Roncal Limachi Silva. Espejo lo primero que le exige es el pago de 3.000 bolivianos en un plazo de 24 horas o si no sería enviado al sector población del penal, conocido como de mayor peligrosidad. Le dice que llame a su familia para que le dé el dinero. Mientras tanto, va haciendo un nuevo registro de los datos de Javier en la sección, como si se tratara de una administración paralela en el penal.
Desde entonces, empezó su pesadilla. En el transcurso de las siguientes 24 horas Javier fue golpeado, baldeado con agua fría mientras estaba desnudo en el piso, y hasta electrocutado, todo para que pague los 3.000 bolivianos que le fueron exigidos. Dinero que, según los mismos internos y guardias de la Policía, era para el coronel José Luis Morales del Castillo.
Algunos internos incluso que dieron su testimonio para esta nota, contaron que incluso los suboficiales les piden ayuda para contar el dinero que por día asciende hasta 30.000 bolivianos entre monedas y billetes.
Javier tuvo un poco de suerte, pues su abogada gestionó lo más rápido que pudo su Acción de Libertad. Sin embargo, incluso para salir se vio obligado a dejar su “cuotita”, que fue de 300 bolivianos.
Hoy recuerda con temor ese episodio de su vida, y siente pena por aquellos que entran y no tienen la posibilidad de pagar los recursos que le piden los internos en complicidad con los oficiales de la Policía.