Intentaron culparlo de un asesinato que no cometió
Una acusación falsa lo alejó dos años de su familia
Tras ser declarado inocente en un largo juicio, salió de Morros Blancos y denunció una serie de abusos y torturas al interior del penal.
Un tumor, cortaduras y problemas en el apéndice son solo algunas de las secuelas que le quedan a Eiver Rojas Velásquez, un ciudadano que estuvo detenido preventivamente en Morros Blancos injustamente, investigado por un asesinato que no cometió. Ahora él siente que perdió más de dos años de su vida.
Para poder salir del penal, este ciudadano de 25 años tuvo que presentar todas las pruebas necesarias en un juicio que duró casi un mes. Pero finalmente, el martes salió de las rejas para reencontrarse con su esposa que es quien cargó con toda la presión de buscar justicia durante todo este tiempo.
Al salir, lo primero que dijo Rojas fue “me siento mal porque he dejado a mi hijita de meses, ahora ya tiene dos años y medio (…) adentro me han golpeado, me han cortado y aunque salgo, tengo miedo todavía”.
Los antecedentes del caso se remontan al 8 de marzo de 2018 cuando un taxista salió a trabajar. En su trayecto subió a un pasajero que lo contrató para llevarlo a Lazareto y una vez allí, le quitó la vida y robó su vehículo. Horas más tarde la Policía dio con su paradero cuando protagonizó un accidente a bordo del taxi robado, pero aún así habrían inculpado a Eiver Rojas como si fuera un autor intelectual.
La pareja del joven, Paola Mejía de 23 años, mientras esperaba a su concubino en puertas del penal dijo que era indescriptible el dolor y las dificultades por las que su familia pasó durante más de dos años.
“Ese día que ha pasado lo que dicen, a mí me estaban operando cuando he tenido a mi bebé y él (Eiver) estaba ahí (…) Cuando lo han detenido ya era junio y como trabajaba en la Alcaldía de ahí lo han sacado, han tenido cara para decir que ha matado a ese señor y que ha escapado a Argentina, el policía ha dicho que había vuelto en junio y que ahí lo han capturado”, dijo.
Desde entonces Rojas estuvo dentro del penal y no pudo salir ni siquiera cuando el verdadero responsable confesó el hecho hace nueve meses, indicando que “ya tengo en mi conciencia esa muerte y no quiero cargar esto más”. haciendo referencia al encierro del joven.
“Me querían echar la culpa, me han puesto una bolsa de gas en la cabeza, me han torturado, por eso ahora tengo dos tumores (…) Hay hartas personas injustamente aquí, los policías son muy corruptos”, añadió Eiver aún muy dolido.
Al salir, agradeció a su pareja y su familia por haberlo apoyado, dijo que lo primero para él es buscar un trabajo, pero Paola señaló que continuará con su búsqueda por justicia y que denunciará a quien sea necesario para que se responsabilicen por lo ocurrido.