Vida verde
Estos son los países que pierden más bosque y sí, Bolivia está en el podio
La pérdida total de bosques primarios tropicales en 2023 alcanzó un total de 3,7 millones de hectáreas, lo que equivale a perder casi 10 campos de fútbol en bosques por minuto. Bolivia culpa a los incendios, pero en su mayoría son provocados
El planeta sigue perdiendo bosques en zonas de gran importancia para la diversidad biológica y la estabilidad climática. En 2023, en concreto, la reducción neta total de bosques primarios tropicales alcanzó un total de 3,7 millones de hectáreas, lo que equivale a perder casi 10 campos de fútbol en bosques por minuto, según el balance publicado (4 de marzo) por el Observatorio Global de Bosques del World Resources Institute (WRI, una prestigiosa entidad sin ánimo de lucro con sede en Washington dedicada al estudio y protección del medio ambiente).Bolivia perdió casi 700.000 hectáreas, de las que medio millón son de bosque primario, y aunque se culpa a los incendios, la mayoría de ellos son provocados a partir de chaqueos u otras prácticas precisamente, al final, facilitan el cambio de uso de suelo.
El nuevo informe señala que las pérdidas registradas en 2023 son un 9 % inferiores a las de 2022, pero prácticamente iguales a las de 2019 y 2021, por lo que no significan ningún avance. Además de los daños en ecosistemas y diversidad biológica, el nuevo balance del WRI -basado en según los datos del laboratorio GLAD de la Universidad de Maryland -Estados Unidos-) recuerda que la pérdida de bosques de 2023 produjo 2.4 gigatoneladas (Gt) de emisiones de dióxido de carbono (que incrementan el cambio climático); "una cifra que equivalente a casi la mitad de las emisiones anuales de combustibles fósiles de Estados Unidos".
Mejoras insuficientes
En el apartado de mejores, el nuevo informe destaca que entre 2022 y 2023, Brasil consiguió reducir un 36% la pérdida de bosques, lo que representó el nivel más bajo desde 2015. Esa reducción se traduce en una disminución importante en el porcentaje de la pérdida total de los bosques tropicales primarios de Brasil: de un 43 % del total tropical en 2022 a solo un 30 % del total en 2023. La reducción de la pérdida de bosque coincide con la transición del liderazgo del gobierno, del presidente Jair Bolsonaro al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, a principios de 2023. Durante la presidencia de Bolsonaro, su gobierno redujo las protecciones ambientales y destruyó los organismos de ejecución. En cambio, Lula se ha comprometido a poner fin a la deforestación en la Amazonia y en otros biomas para 2030, y ya tenía un historial comprobado de reducción de deforestación de su gobierno anterior.
Por otra parte, también gracias a la decisión política en esta materia, en Colombia la pérdida de bosques primarios tropicales se redujo el año pasado un 49 % respecto al ejercicio anterior. "Como Brasil, Colombia también experimentó recientemente un cambio de liderazgo, con el presidente Gustavo Petro Urrego en agosto de 2022; su administración también ha hecho del medio ambiente una prioridad", señala en nuevo informe del WRI.
El WRI destaca que el nuevo informe anual indica que "algunos países demuestran voluntad política para reducir la pérdida de bosques y otros no, por lo que las fronteras respecto a estas pérdidas están cambiando: se contrarrestaron las reducciones considerables en Brasil y Colombia con los aumentos fuertes de pérdida de bosques en Bolivia, Laos y Nicaragua, y con aumentos más moderados en otros países".
"Solo faltan seis años para el 2030, año para el cual los líderes de 145 países prometieron detener y revertir la pérdida de los bosques. Si bien las disminuciones de pérdida de bosques en Brasil y Colombia son prometedoras para lograr ese compromiso, está claro que el mundo no está alcanzando sus objetivos", lamenta el WRI.
No todos los países tropicales observaron reducciones en la pérdida de bosques primarios, como Brasil y Colombia. Bolivia, Laos y Nicaragua experimentaron rápidos aumentos de pérdida de bosques en 2023, principalmente por incendios (en el caso de Bolivia) y expansión de tierras agrícolas.
Los incendios y su origen
Los incendios siguen desempeñando un rol importante en la pérdida de bosques tropicales en países como Bolivia, donde "suelen ser provocados por personas con fines agrícolas, como la regeneración de pastizales para el pastoreo y la tala para tierras de cultivo, o para reclamar tierras". Debido al clima caluroso y seco, esos incendios pueden propagarse de forma descontrolada hacia áreas boscosas. Bolivia experimentó una ola de calor récord en 2023 debido a la combinación del cambio climático causado por el hombre y al fenómeno natural, El Niño
Laos también experimentó su tasa más alta registrada (desde 2001) de pérdida de bosques primarios en 2023, con un aumento del 47 % a comparación del de 2022, que ya estaba a niveles sin precedentes. Solamente en 2023, se perdió el 1,9 % de los bosques primarios restantes de Laos, una tasa de pérdida que es 5 veces más rápida que la de Brasil en proporción a su superficie forestal. La pérdida de bosques primarios en Laos se debe principalmente a la expansión agropecuaria. Esta expansión está impulsada en parte por la demanda y la inversión chinas en el sector agropecuario de Laos. China es el mayor importador de los productos agrícolas de Laos.
Nicaragua también registró un aumento de pérdida de bosques primarios en 2023 y en los últimos años, con 60.000 hectáreas perdidas en 2023. Si bien el área de pérdida de bosques primarios del país fue la onceava más alta de los trópicos en 2023, tuvo la mayor tasa de pérdida de bosques primarios con respecto a su tamaño, ya que perdió un 4,2 % de su bosque primario restante en un solo año. La expansión de la agricultura y la ganadería es la causa principal de la pérdida de bosques en Nicaragua. La minería de oro también es un impulsor: el área de concesiones mineras casi se ha duplicado desde 2021 y cubre alrededor de un 15 % del país.
El informe del WRI muestra especial preocupación también por la perdida de bosques primarios en la República Democrática del Congo. "La cuenca del Congo es el último gran bosque tropical que sigue siendo un sumidero de carbono (el bosque absorbe más carbono del que emite) y más de la mitad del bosque de la cuenca del Congo está ubicada en la República Democrática del Congo, que está perdiendo medio millón de hectáreas de selva tropical primaria cada año.
Las causas de la pérdida en la República Democrática del Congo son, principalmente, la agricultura itinerante (la tierra se tala y quema para el cultivo a corto plazo y se deja en barbecho para que se regeneren los nutrientes de los bosques y del suelo) y la producción de carbón vegetal, la forma predominante de energía en el país (se genera al cortar y quemar madera). La pobreza abunda y el acceso a la electricidad es limitado (aproximadamente el 62 % de la población vive con alrededor de 2 dólares al día y el 81 % no tiene acceso a la electricidad), entonces las poblaciones locales dependen de los bosques para cubrir sus demandas de alimento y energía.
Lejos de las zonas tropicales, el informe del WRI destaca que las grandes sequías y las crecientes temperaturas causadas por el cambio climático propagaron incendios y pérdidas de bosques en zonas como Canadá, con la peor temporada de incendios de la historia. "Si bien los incendios pueden ser una parte natural del ecosistema en los bosques del norte y los bosques a menudo pueden volver a crecer, los incendios más intensos y frecuentes pueden provocar cambios permanentes en los bosques. Las consecuencias de los incendios de Canadá en 2023 van más allá de los bosques. Provocó la destrucción de hogares, muertes y, aunque de manera temporal, una de las peores calidades del aire del mundo en algunas de las partes más pobladas de Canadá y Estados Unidos", concluye el informe del WRI.
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El apuntito
¿Qué son los bosques primarios tropicales?
El bosque primario, primigenio o virgen es una extensión considerable de masa forestal que ha permanecido intacta; nunca ha sido explotada, fragmentada o influida por el ser humano y sus actividades, por lo tanto, ningún otro tipo de bosque o plantación posee la riqueza biológica o la importancia ecológica de los bosques primarios. Una parte importante de estos bosques primarios se encuentra en zonas tropicales, como la Amazonia, las junglas del sudeste asiático o las selvas tropicales de África central. En informe que ahora publica el WRI se basa en datos de la Universidad de Maryland sobre la pérdida de cobertura arbórea globales, pero se centra principalmente en la pérdida en los trópicos, ya que allí es donde ocurre más del 96 % de la deforestación o la eliminación permanente de la cobertura arbórea causada por el hombre.
Bolivia se mantiene en el podio de la deforestación
Por tercer año consecutivo, Bolivia sigue en el tercer lugar mundial de los deforestadores, con -696.362 hectáreas de bosque reportadas solo en 2023, de las cuales la mayoría, 490.544 ha, corresponden a bosque primario.
Según el periodista y economista ambiental Stasiek Czaplicki Cabezas, para la Revista Nómadas, en solo cinco años, el país perdió el 40% de todo el bosque que perdió en los últimos 23 años (desde 2001).
Estas más de 600 mil ha perdidas se convierten en el segundo nivel más alto registrado en Bolivia después de los daños de 2019, cuando la pérdida alcanzó las 852.098 ha. «Estos representa un aumento del 17% en comparación con el año 2022, confirmando la aceleración de la tendencia de destrucción del bosque, que comenzó en 2019», lamentó Czaplicki.
El bosque primario tiene una relevancia altísima, por su contribución al ciclo del agua. Paralelamente a las cifras de deforestación, cada vez son más los municipios del país que se declaran en emergencia o desastre por sequía, pero también por inundaciones. Sin embargo, Bolivia pierde bosque primario a una velocidad de 155 metros cuadrados por segundo.
Para muestra de las consecuencias, un informe de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) reportó que las históricas inundaciones en Pando estaban relacionadas con la pérdida de bosque en la ribera del río Acre, que alcanzó olas de hasta 17 metros.
Según FAN, Bolivia perdió 40.399 hectáreas de la cuenca del Acre, 26%, en los últimos cinco años. «Los ciclos de lluvia están alterados. Es la deforestación», indicó durante el desastre Marco Antonio Albornoz, ingeniero forestal que trabaja en proyectos de suelo cobijeño.
Las lluvias de finales de febrero incrementaron en 17 metros el caudal del río Acre, un afluente amazónico que nace en Perú, pasa por Bolivia y termina en Brasil.
En Santa Cruz, el Piraí perdió un 62,65% de bosques ribereños, y el Río Grande un 34,65%, según datos divulgados por el gobernador en ejercicio, Mario Aguilera, durante el Foro sobre Metropolización, realizado hace unas semanas en la Sociedad de Ingenieros de Bolivia (SIB).
En su informe, Aguilera evidenció la situación de vulnerabilidad de ambas cuencas, pero además una violación a la Ley del Plan de Uso del Suelo (PLUS), y a la Ley Forestal que protege la servidumbre ecológica de los ríos, entre otras normas.
Uno de los avisos que dio el Río Grande fue en marzo de este año, cuando la rotura de un dique en el sector de Montero Hoyos puso en apuros a las autoridades y obligó a realizar trabajos de contención, con el uso de explosivos, para reencauzar las aguas del Río Grande que amenazaban zonas pobladas.
Beni empeoró luego del cambio del PLUS
Aunque Santa Cruz encabeza las estadísticas nacionales de deforestación, con -342.818, el departamento de Beni va de segundo, con la eliminación de cobertura boscosa en 264.175 ha.
En 2019 se modificó el Plan de Uso del Suelo (PLUS) de Beni, que junto con el decreto supremo 26075, permitió la expansión agrícola y ganadera en ese departamento.
Otro motivo de preocupación entre los pueblos indígenas de Beni tiene que ver con la implementación de cultivos de palma africana, a pesar de las prohibiciones en la Ley de la Madre Tierra.
Sin embargo, en noviembre del año pasado se dieron incendios nunca antes vistos en zona amazónica, como el Madidi, que poblaciones como San José de Uchupiamonas atribuyeron al avance de estas plantaciones, con miras a la producción del biodiesel.