¿Qué hacemos para cuidar el mundo que nos queda?
Todas nuestras decisiones tienen un impacto ambiental, y todo cambio de actitud individual puede producir un cambio colectivo, sobre todo si superamos el pensar que “lo que yo haga no hace ninguna diferencia”.
Desde la ciudad, desde el campo, hay acciones individuales, colectivas e institucionales que nos permitirán cuidar y cambiar la situación crítica de nuestro medioambiente. La Ing. Mariel Cabero Ugalde nos señala algunas de las alternativas más importantes.
Individuales
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En el mundo hay un billón de chanchos, 22 billones de pollos, 1.2 billones de ovejas, y más vacas de lo que nunca antes ha habido. Hay que tener en cuenta de dónde viene esta carne, y su relación con la deforestación. La huella de carbono de la ganadería es mayor que la de los combustibles fósiles. ¿Necesitamos comer asado todos los días? Alternativas: comer menos carne, y más productos locales y de estación.
Reciclar, reutilizar y compartir son acciones que pueden aplicarse en el hogar y en la comunidad. En los grupos de madres, es común compartir las cosas de los niños para no comprar cosas nuevas. En casa, la separación de basura es fundamental. Compostar lo orgánico y separar lo inorgánico ayuda a que no se mezcle todo en el botadero, agrandando el problema.
En una ciudad como Tarija, aún es posible caminar y andar en bicicleta, aún si no tenemos las mejores aceras y una buena red de ciclovías. Aunque sea conflictivo, es preferible el transporte público por encima del vehículo particular, sea de dos o cuatro ruedas. Y esto se conecta con la acción de la colectividad y las autoridades, que deben asegurar que los ciudadanos puedan optar por un transporte público seguro y digno.
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Colectivas
Según las proyecciones, la quinta extinción será a causa del cambio climático. Por eso, como colectividad hay que escoger gobiernos y líderes con visión ambiental de largo plazo. Un gobierno que se dedica a trabajar para hacer canchas y grandes obras, dar bonos y mantener la lógica extractivista, no nos va a salvar.
Sobre lo anterior, es importante exigirnos una forma de vida sostenible, y conectar las acciones en el territorio. ¿Dónde bota sus residuos esa fábrica que produce lo que todos compramos? El modelo de desarrollo por extracción es un gran obstáculo, y hay alternativas sostenibles, ¿o estamos tranquilos con la forma en que se hace la minería en Bolivia, con dragas y mercurio contaminando los ríos?
Contra la deforestación, silvicultura y agrobiodiversidad. Las vacas pueden pastar entre los árboles, no es necesario el desmonte. Así se hace en Sama, son nuestros saberes locales, no son ideas locas ni nuevas, y no todas las alternativas vienen del extranjero.
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Institucionales
Una manera de incentivar la reducción del consumo de combustibles fósiles es mejorar el transporte público para que la población decida usarlo. Nadie va a tomar el bus si no sabemos a qué hora pasa, si se pincha la llanta, si entramos, si hay comodidad, si se está cayendo a pedazos. Si las autoridades hacen su trabajo, los ciudadanos toman decisiones sostenibles.
Por cierto, algunas alternativas ya no son sostenibles, como plantar árboles. La clave ahora está en la conservación, más que en la restauración o reforestación. Pasa lo mismo con los autos eléctricos, que necesitan mucha energía para ser fabricados. Hace 30 años, habría sido una buena idea. Ahora es momento de andar en bicicleta.
Todo está conectado, y se necesitan políticas públicas a todo nivel. Hay que encontrar alternativas justas para que toda la sociedad pueda cumplirlas. Y hay que dar prioridad a la inversión en medioambiente. ¿Cuánto presupuesto se dedica a la disposición de la basura, de las aguas residuales? ¿Cuánto a la extracción de hidrocarburos en Tariquía? Los cambios se están dando mucho antes de lo previsto. Hay que poner el ejemplo y crear conciencia sobre lo que viene.