Vida en familia
Síndrome del emperador: retrato del niño tirano
Un niño tirano no es solamente un caprichoso, desobediente, impulsivo o rabioso. El niño tirano o con síndrome del emperador va mucho más allá. Son niños que, constantemente, ponen a prueba a sus padres para saber hasta dónde pueden llegar.



Niños demasiado empoderados, agresivos, poco empáticos y que pueden llegar a las manos con su familia cuando no obtienen lo que desean. Estos son algunos de los trazos del retrato de un niño tirano. Convivir con un pequeño emperador acarrea tensiones en el hogar que lleva a los padres a acudir a la consulta psicológica de manera habitual.
Lo que otorga poder a un niño para proclamarse emperador en su hogar es el hecho de que “los roles de padres e hijos se invierten y se cede el mando a los niños. Se trata de un problema de gravedad, frecuente en la consulta, que conlleva conductas de maltrato psicológico y físico de los menores hacia su familia; gritos, insultos o agresión física”, explica Gema José Moreno, psicóloga infanto-juvenil.
La palabra mágica para prevenir pequeños tiranos: no
Los niños con Síndrome del emperador son intolerantes a un no, que pronuncian en escasas ocasiones sus padres, tampoco son empáticos, así que no saben ponerse en la piel de otra persona, ni expresar y gestionar sus emociones. La actitud con los padres es distante, además de muy exigente y los adultos se muestran consentidores con ellos para evitar situaciones de tensión en casa. Esta conducta tiránica es más habitual que se centre en la madre que en el padre y suele aparecer “alrededor de los 5 años de edad, que es cuando llega la etapa escolar de primaria y comienza a demandarse al niño que sea más autónomo y haga más cosas por sí mismo, pero como no tienen interiorizadas y aceptadas normas, límites y tienen todo lo que desean, surgen los problemas en la convivencia, como las rabietas o el enfado permanente”, comenta Carla Valverde, psicóloga clínica infanto-juvenil del Centro de Salud Mental de Majadahonda (Madrid).
Niños con más riesgo de coronarse emperadores en casa
Ciertos factores influyen o inclinan la balanza hacia la aparición de conductas tiránicas en los hijos, como el hecho de que sea hijo único, varón, que haya tenido experiencias traumáticas (maltrato, abandono) y que los progenitores tiendan a compensar con aspectos materiales (caprichos, juguetes) situaciones como dedicarles poco tiempo y de escasa calidad (momentos de ocio agradables, leer cuentos en familia).
“Un niño con varios hermanos tiene que compartir tiempo, espacio y recursos familiares, por lo que resulta más improbable que se convierta en un pequeño tirano que exija toda la atención. El Síndrome del emperador es más frecuente en varones, porque por regla general, a las niñas se les inculcan valores más relacionados con la empatía”, explica la psicóloga, Carla Valverde.
Cómo se fabrica un niño con Síndrome del emperador
Las conductas de los padres con sus hijos, que influyen para que aparezca el pequeño tirano que los niños llevan dentro son, según la psicóloga Gema José Moreno:
La excesiva permisividad, que suele ir unida a progenitores que no dedican tiempo a estar con sus hijos y solapan el sentimiento de culpabilidad que les genera con consentir todos los caprichos de los niños, sobre todo materiales.
La ausencia de límites y normas para evitar enfrentamientos con el niño, que adopta una conducta agresiva y violenta, que se proyecta no solo con los padres sino también con los abuelos, los profesores u otros niños.
Incoherencia a la hora de trasladar al niño ciertas normas y falta de acuerdo entre los progenitores a la hora de mantenerlas, como recoger todos los días su habitación.
Consumo de alcohol y/o drogas en el entorno social cercano del niño, que genera inestabilidad emocional.
Cómo prevenir niños emperadores en casa
Los antídotos que pueden utilizar los padres contra la tiranía infantil son varios, entre ellos:
La presencia de normas y límites desde temprana edad. De esta manera, con tareas y obligaciones sencillas y acordes a su edad, como poner la mesa y recogerla a la hora de comer todos días, se fomenta la autonomía y responsabilidad en los niños, que se traduce en el desarrollo de conductas sociales adecuadas. Algunos límites deben ser innegociables, como nunca insultar.
Tolerancia cero con la violencia, tanto psicológica como física.
Fomentar el desarrollo de la empatía para que el niño aprenda a ponerse en el lugar del otro y entienda las emociones propias y ajenas.
Enseñar, promover y premiar el valor del esfuerzo, de manera independiente a los resultados que consiga el niño, para así ayudar a que tolere las situaciones de frustración.
Predicar con el ejemplo por parte de los progenitores, porque son el modelo de conducta para sus hijos. Es aconsejable que los padres gestionen de manera adecuada los sentimientos de culpabilidad por los momentos de ausencia y traducirlo en tiempo de calidad.
Favorecer una comunicación adecuada (sin gritos ni amenazas, respetando el turno de palabra y con tono de voz adecuado), practicar la escucha activa (estar presente y consciente a la hora de comunicarnos con otras personas).
Pedir ayuda a expertos del ámbito escolar y sanitario si los padres tienen serias dificultades para reconducir la situación. Una vez que el niño se ha convertido en un pequeño emperador tiránico se puede desandar el camino que ha llevado a ese punto, de manera paulatina.
Introducir normas y límites y evitar mensajes como, eres un caprichoso y un egoísta, que dañan la autoestima de los niños. El objetivo es modificar la conducta de los pequeños, para que aprenda a gestionar sus pensamientos, emociones y frustraciones con el fin de ser feliz consigo mismo y con su entorno.
En la otra esquina: el
niño emperador no existe
Con el nombre de 'síndrome del niño emperador' se suele definir a los niños y adolescentes que manipulan o dominan a sus padres. Se engloba en este término a los hijos que son intolerantes a un "no", que no son capaces de ponerse en la piel de otra persona, ni expresar y gestionar sus emociones.
Sin embargo, Tania García, experta en educación respetuosa, asesora familiar, escritora y fundadora de Edurespeta, escuela internacional para padres y profesionales que quieren educar con respeto, asegura que "no existen niños tiranos, existen niños" , y que es necesario acabar con estas etiquetas para lograr una crianza más respetuosa y feliz.
"Este 'síndrome del niño emperador' no existe, es un error garrafal que se le haga eco y se vaya confundiendo enormemente a los padres separándoles, todavía más si cabe, de sus hijos".
"Seguimos viviendo en una sociedad adultista en la que solo importa y prevalece el pensamiento y la perspectiva adulta, en la que no se tiene en cuenta, en ningún caso, la visión del niño ni sus necesidades emocionales y por tanto, no se tiene en cuenta lo que necesita para tener una buena salud cerebral".
Así de contundente se muestra la educadora al preguntarle acerca de este fenómeno del que se habla habitualmente. Y añade que el carácter de nuestros hijos depende de la educación recibida:
"Son lo que ven, y el ejemplo que obtienen. Son puramente emocionales. Aproximadamente durante los primeros siete años de vida, el cerebro de los niños se basa en las emociones. Luego va aprendiendo y desarrollando el área racional, pero de manera paulatina, poco a poco. Y depende del acompañamiento que tenga, de cómo le traten, de que estos cimientos estén bien colocados para tener cada vez menos más o menos consistencia"
Pero los niños se enfrentan a sus padres, tienen pataletas...
Tania García lo tiene claro:
"Al ser emocionales, los niños se enfadan, se frustran, gritan, lanzan patadas al aire… es LO NORMAL. Lo importante es lo que se hace después, cuando vemos que expresan sus emociones. Para empezar, hay que dejar que las expresen: cuanto más les coartemos y evitemos que tengan voz propia, más frustración y rabia generaremos dentro de ellos. Los niños han venido a ser personas, no marionetas".
"Y, si vemos que tienen alguna conducta agresiva, como pegar a otro niño o a sus propios padres, auto-agredirse, morder…, debemos frenarles con mucha calma, empatía y comprensión, con paciencia, tranquilidad y sin juicios. Así, día tras día sin perder la calma e integrarán que esto no es lo correcto para comunicarse o mostrar sus frustraciones".