Cultura tarijeña
La Feria de Santa Anita recuperó tradiciones
La calle Cochabamba volvió a ser el escenario de una de las tradiciones recuperadas más arraigadas en el departamento de Tarija. No faltaron las miniaturas, los alimentos típicos, las suertes e incluso, volvió el trueque en algunos puestos



O mucho se nota la crisis, o realmente la tradición de Sata Anita se ha desbordado y todas las familias han sacado a relucir el artesano/cocinero que llevan dentro. Durante todo el mes de julio en casi todos los barrios antiguos de la capital tarijeña se han llevado adelante ferias de Santa Anita con todo lujo de detalles, pero lo de ayer en la calle Cochabamba fue espectacular, pues todos sacaron a relucir sus mejores galas en un día en el que acompañó casi todo, menos este rebrote de la pandemia del covid de estos días que ya arruinó dos años de tradición y que se resiste a desaparecer.
La de ayer era precisamente la Feria de Santa Anita de la resurrección, es decir, la de la recuperación en su integralidad después de los años de suspensión por la emergencia sanitaria. En ese sentido, no defraudó, pues hubo una perfecta conexión entra tradición y novedad: no faltaron los puestos con comida tradicional a escala miniatura; los puestos donde se sigue admitiendo el trueque en botones o en productos, ni las suertes sin blanca, uno de los juegos que, en su simpleza, más atrapan a los más pequeños.
Este año la Feria llevaba un lema que es una declaración de principios: La Fiesta del Encuentro Familiar, y a decir por lo vivido en el día, más allá de ciertas aglomeraciones, nadie registró incidentes de gravedad y el civismo se hizo presente. Hay quien advierte cierto afán de protagonismo en las instituciones públicas, con la Alcaldía este año más presente con su propio stand que hacía de alguna forma de organizador del espacio, pero por lo general, los protagonistas siguen siendo los niños desde las primeras horas del día, con su celebración eucarística, y posteriormente en la jornada de juegos.
La Feria continuará ahora en el Barrio de El Constructor, donde más de 1.000 artesanos esperan colocar sus productos que les ayuden a sobrellevar estos aciagos días de crisis soterradas. En cualquier caso, la historia y la tradición pueden estar tranquilas, pues la fiesta goza de muy buena salud y se va arraigando, desde el nacimiento, en los mas chicos.
La historia de una tradición
De acuerdo al escritor René Aguilera Fierro que ha investigado a fondo el asunto, el año 1892, por iniciativa de los vecinos de la Calle Cochabamba, conocida por aquel entonces como Calle Ancha, apelativo que aún se conserva en ciertos sectores de la población y en la historia de la ciudad, los vecinos levantaron frente a la Capilla de San Roque, los primeros puestos de miniaturas, coadyuvando con sus hijos en la elaboración, fabricación y venta mediante el juego.
La modalidad era la misma, los botones de conchas se los llamaba simplemente “Conchitas” y la festividad “Santa Anita” en alusión a las cosas y objetos pequeños que se vendían. Éste fue un acontecimiento novedoso para el barrio y la ciudad. Con el transcurso del tiempo se fueron destacando artesanos y personas hábiles en la fabricación en miniatura, tales como muebles, camioncitos, autitos, masitas, dulces, ancucos, empanadas, aros para rodar, trompos, sellos, bolillas de arcilla y otros.
El día 25 de Julio era un adelanto a la festividad, los niños adornaban las calles con sus surtidas “ventas”, en las transacciones no había lucro ni comercio, la compensación estaba en la alegría y la emoción de adquirir, canjear y hacer alarde de tenencia de mayor cantidad de “conchitas”.
El día de la fiesta, el 26 de julio era una verdadera algarabía en la población, chicos y grandes eran llevados por la curiosidad; motivados por la participación masiva, los niños intervenían en el canje como sana distracción. Tiempo después, la ubicación de los bazares se trasladó detrás de la iglesia abarcando la Calle Cochabamba entre las calles Campero y General Trigo, mientras que la explanada se convertía en Plaza “Narciso Campero”, adyacente a la Plaza de Toros.
En el año 1892 fue muy importante para la cultura chapaca, puesto que a partir de agosto, las calles de Tarija daban cabida por primera vez a la agrupación de “Los Chunchos” de San Roque.
Novedades y tradiciones en la Santa Anita
El trueque
La feria de Santa Anita era sobre todo un intercambio de productos en el que los niños participaban, pero también los mayores. Aunque actualmente se ha comercializado mucho, algunos puestos todavía mantienen la tradición de intercambiar sus productos por botones.
Canción oficial
Este año se eligió una canción oficial de la Santa Anita, que fue interpretada por el niño Jorge Andrés Murillo Ordóñez, con un potencial artístico encomiable con solo 9 añitos. La letra y la música fue compuesta por el profesor Zenón Félix Ordóñez Caballero
Festividad
Aunque lo central de la fiesta ha pasado a ser el intercambio de productos y los diferentes juegos, la fecha está consagrada a Santa Ana y por ende es una fiesta católica que empieza con una celebración en la misma calle Cochabamba, con procesión incluída.