Agenda climática
Expertos apuntan tres vías de acción para superar la crisis de los bosques
Detener la deforestación causada por los incendios y por los intereses madereros; utilizar los bosques de forma sostenible con la conveniente sustitución de masa forestal y la restauración de tierras degradadas pasa por ser clave. Dos áreas bolivianas están entre las más amenazadas del mundo.
Los bosques pueden ayudar a superar las repercusiones de las mayores crisis que enfrenta la humanidad, a condición de que se les trate por tres vías: detener la deforestación, utilizarlos de manera sostenible y restaurar las tierras degradadas. Así lo planteó un nuevo estudio de la FAO divulgado este lunes 2.
Avanzar por esas vías “puede ayudar a abordar las crisis a las que se enfrentan las personas y el planeta, y producir beneficios económicos sostenibles, especialmente en comunidades rurales”, expuso Qu Dongyu, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Las vías se presentan “en el entendimiento de que las soluciones a las crisis planetarias interrelacionadas tienen enormes consecuencias económicas, sociales y ambientales que deben abordarse de forma integral”, dijo Qu.
Los bosques cubren 31 % de la superficie terrestre del planeta, 4060 millones de hectáreas, aunque su extensión se está reduciendo, pues entre 1990 y 2020 se perdieron 420 millones de hectáreas debido a la deforestación.
Son el hábitat de 80 % de las especies de anfibios, de 75 % de las de aves y de 68 % de las especies de mamíferos, y los bosques tropicales albergan alrededor de 60 % de las especies de plantas vasculares.
Aunque más de 700 millones de hectáreas de bosques, 18 % de la superficie forestal total, se encuentran en áreas protegidas legalmente establecidas, la biodiversidad forestal continúa amenazada por la deforestación y la degradación de los bosques.
El cambio climático –asentó el informe- constituye un importante factor de riesgo para la salud de los bosques. Por ejemplo, hay indicios de que la incidencia y la gravedad de los incendios forestales y las plagas están aumentando.
Árboles y bosques son medios destacados para luchar contra el cambio climático. Los bosques contienen 662 000 millones de toneladas de carbono, más de la mitad de las reservas de carbono mundiales de los suelos y la vegetación.
Los árboles de las zonas urbanas reducen hasta en 12 grados centígrados las temperaturas de la superficie terrestre en Europa central durante el verano y en los picos de calor.
A pesar de la disminución constante de su superficie, entre 2011 y 2020 los bosques absorbieron más carbono del que emitieron, gracias a la reforestación y a la mejora de la gestión forestal, entre otros factores.
Las plantaciones forestales abarcan 294 millones de hectáreas, siete por ciento de la superficie forestal mundial, la cual aumentó uno por ciento anual entre 2015 y 2020, algo menos de 1,4 % de cada año en el quinquenio precedente.
Del producto interno bruto (PIB) mundial, 84,4 billones (millones de millones) de dólares en 2020, más de la mitad, 44 billones, depende en forma alta o moderada de los servicios ecosistémicos, en particular de los que proporcionan los bosques.
La FAO calcula que la riqueza que representan algunos servicios ecosistémicos forestales (recreación y caza, hábitat, suministro de productos no maderables y servicios hídricos) es de 7,5 billones de dólares, 21 % de la riqueza total en activos de la tierra y aproximadamente nueve por ciento del PIB mundial.
Una tercera parte de la población mundial, 2.600 millones de personas, depende de la madera y otros combustibles tradicionales para cocinar, y más de 3.500 millones de personas recurren a los productos forestales no maderables para su propio uso o como ayuda para su subsistencia
Unos 33 millones de personas, uno por ciento del empleo mundial, trabajan directamente en el sector forestal.
La FAO considera que detener la deforestación y conservar los bosques puede evitar la emisión de 3,6 gigatoneladas equivalentes de dióxido de carbono (CO2) al año entre 2020 y 2050, 14 % de la reducción que se necesita para mantener la meta de que el calentamiento global no supere el umbral de 1,5 grados centígrados.
La restauración de las tierras degradadas y la ampliación de la agroforestería puede beneficiar a 1.500 millones de hectáreas, que podrían absorber de la atmósfera hasta 1,3 gigatoneladas de CO2 anuales, el equivalente a retirar de la circulación cada año 325 millones de autos alimentados con gasolina.
Y la tercera vía, utilización sostenible de los bosques y creación de cadenas de valor verdes, ayudaría a satisfacer la demanda futura de materiales, habida cuenta de que se prevé que el consumo mundial de todos los recursos naturales se duplique y pase de 92 000 millones de toneladas en 2017 a 190 000 millones de toneladas en 2060.
La FAO estima que la financiación destinada a las vías forestales debe multiplicarse por tres para 2030 y por cuatro en 2050. Para este último año, y solo para el establecimiento y la gestión de bosques, se necesitarán 203 000 millones de dólares.
Entre sus recomendaciones la FAO incluye aumentar al máximo las sinergias entre las tres vías forestales y las políticas agrícolas y ambientales, e incentivar y empoderar a los actores locales, en particular las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas, para que asuman un papel de liderazgo en las vías forestales.
Los bosques más amenazados
Más del 80% de la deforestación en todo el mundo se concentrará en solo once lugares, diez de los cuales están en los trópicos. Esta es la conclusión de uno los capítulos de la serie Informe Bosques Vivos publicado recientemente por WWF. El mensaje de la publicación es contundente: si se mantienen las tendencias actuales, en estos once lugares, denominados «frentes de deforestación» podría registrarse una pérdida de hasta 170 millones de hectáreas de bosque entre 2010 y 2030.
Amazonia: Se trata del ecosistema boscoso más grande del mundo y también del lugar donde se prevén las mayores pérdidas. Si no se toman medidas, más de la mitad del bioma amazónico desaparecerá en el 2030.
Bosque Atlántico/Gran Chaco: El Bosque Atlántico es uno de los bosques tropicales más ricos del mundo, incluso con mayor biodiversidad por área que la Amazonia. Siglos de desmonte la han reducido a una fracción de su superficie original. El Gran Chaco, ecosistema colindante, es el bosque seco más grande de Suramérica, con un área de más de 100 millones de hectáreas entre Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay. A menos que las políticas de uso cambien, ambos ecosistemas podrían desaparecer.
Borneo: La isla de Borneo ha perdido casi la mitad de sus bosques en las últimas décadas y la mitad de lo que queda podría desaparecer de aquí al 2030. El cambio de uso para la instalación de plantaciones de palma aceitera, es una de las causas principales.
Cerrado: La sabana más rica en el mundo, ubicada en el llano brasileño y boliviano, alberga casi el 1.5 % de las especies de plantas superiores de la Tierra. Sin embargo, menos del 3 % de este bioma goza de una protección estricta. La transformación de la vegetación original hacia la agricultura continúa a un ritmo alarmante.
Chocó-Darién: El bosque húmedo del Chocó-Darién se encuentra entre las regiones más diversas del mundo, contando con más de 8.000 especies de plantas y 600 especies de aves. Aunque se encuentra cada vez más amenazado, principalmente por el cambio de uso del suelo para agricultura, ganadería, cultivos de uso ilícito, así como proyectos de infraestructura y minería.
Cuenca del Congo: La cuenca del Congo contiene la quinta parte de los bosques tropicales del mundo, y es el hogar de especies como gorilas, chimpancés y elefantes africanos. Pero los bosques podrían fragmentarse para satisfacer las necesidades de combustible y tierras de cultivo para una población en rápido crecimiento.
África oriental: La agricultura, la recolección de leña y la producción de carbón, impulsadas por una alta densidad poblacional, amenazan los bosques de la zona. Los incendios forestales también son un problema creciente.
Este de Australia: Al menos 130.000 especies nativas de animales y plantas, cerca del 8% de la vida en la Tierra, se encuentran en Australia. El debilitamiento de las leyes de control de la deforestación en Queensland y en Nueva Gales del Sur podría conllevar un resurgimiento de la tala de bosques a gran escala, principalmente para la ganadería.
Gran Mekong: Tigres, elefantes y otras especies menos conocidas pero igualmente amenazadas, forman parte de una compleja red de vida en el Gran Mekong. Las economías de esta región están en auge, pero buena parte del desarrollo se ha dado a expensas de los bosques de la región, poniendo en peligro su biodiversidad y los servicios de sus ecosistemas.
Nueva Guinea: La región conserva una cobertura forestal significativa, aunque enfrenta una creciente amenaza de deforestación. La tasa de pérdida forestal podría aumentar si se materializan las propuestas actuales para el desarrollo agrícola.
Sumatra: Sumatra tiene algunos de los bosques más ricos y diversos del mundo, pero más de la mitad han sido deforestados, y lo que queda está en riesgo de desmonte por nuevos colonos o para plantaciones comerciales de palma aceitera, caucho o madera para pulpa de papel.
Bolivia, una de las regiones más amenazadas
Casi todas las áreas protegidas en Bolivia, como las grandes regiones del Cerrado y el Gran Chaco, son grandes amenazadas por la deforestación, siendo los incendios y la expansión de la frontera agrícola las dos principales causas que amenazan ese patrimonio natural. Evidentemente los activistas relacionan estas dos magnitudes.
En los dos últimos años Bolivia padeció devastadores incendios forestales. En 2019 perdió más de cinco millones de hectáreas y en 2020 la cifra de hectáreas perdidas superó los tres millones en todo el país. Según un reporte de la Fundación Amigos de la Naturaleza, 55 áreas naturales protegidas resultaron afectadas por los incendios forestales durante el 2020. La reserva Ríos Blanco y Negro aparece entre las de mayor impacto por el fuego.
Entre los compromisos realizados por Bolivia en el marco de su Contribución Nacional Determinada (CND) de los Acuerdos Climáticos de París para aportar a la estabilidad planetaria y a frenar el calentamiento global, está reforestar 4,5 millones de hectáreas hasta el 2030. Sin embargo, sólo en el 2019 el país se situó en los primeros lugares de Latinoamérica y el mundo que más han deforestado sus bosques primarios y hasta el momento ningún Ministerio ha especificado si se trata de añadidos o por el contrario, de recuperar lo deforestado.
Los activistas han advertido que la política de expansión agraria está contribuyendo a la deforestación ilegal, incluyendo las quemas de bosques. Entre otros, se entiende que tanto la política de tolerancia con las semillas transgénicas como la de otorgación de tierras fiscales contribuye precisamente a acelerar los desmontes para encontrar más tierra disponible. Iniciativas como las de establecer moratorias sobre los territorios quemados no han dado el resultado esperado.