El programa llega a miles de mujeres en Bolivia para enseñarles a empoderarse
Warmi Power lleva el Taekwondo a las mujeres indígenas del país
Esta iniciativa nació en 2015 como respuesta a una urgente necesidad de frenar la violencia que se acrecienta día tras día en el país. Fueron dos las instructoras al principio, Laura Roca y Kimberly Nosa, y hoy son 15
Con patadas y puños lanzados con mucha fuerza, y en algunos casos, hasta con ira, diferentes mujeres, entre ellas aimaras, practican una técnica marcial muy antigua: el Taekwondo, con el objetivo de defenderse en casos en los que corra riesgo su integridad física o hasta su vida.
Estas mujeres participan del proyecto Warmi Power y tienen claro que, como resalta su slogan, la “violencia no se resuelve con violencia, pero aprender a defenderte puede salvarte la vida”.
Las estadísticas no mienten, ocho de cada diez mujeres bolivianas sufren violencia a lo largo de sus vidas -según la ONU Mujeres-, y muchas de ellas con desenlaces fatales, tal como lo establece la Fiscalía General del Estado, que registró 113 feminicidios en 2020, 108 en 2021, y, recientemente reportó que, desde enero hasta lo que va de este 2022, a 16 mujeres les cegaron sus vidas.
Además, durante los días festivos del Carnaval, desde el 25 de febrero hasta el 1 de marzo, se registraron 382 denuncias de violencia.
“Lo que les enseñamos son técnicas básicas de escape ante agresiones, para que ellas puedan defenderse ante cualquier ataque, queremos empoderarlas, queremos sacar todas las fuerzas que ellas tienen”, dice Laura Roca, directora y co-fundadora de Warmi Power, el proyecto que busca empoderar a las mujeres a través de tres elementos fundamentales: la defensa física, emocional y psicológica.
Origen: El nombre Warmi Power es una mezcla de aimara e inglés, que significa “Mujer y Poder”
La iniciativa nació en 2015 como respuesta a una urgente necesidad de frenar la violencia que se acrecienta día tras día en Bolivia. Al principio fueron sólo dos instructoras: Laura Roca y Kimberly Nosa, hoy suman 15 integrantes que enseñan a cientos de mujeres el antiguo arte marcial. Entre éstas hay mujeres de pollera, que buscan mejorar sus técnicas e incentivar a otras a seguir el camino del empoderamiento femenino.
Lidia, una mujer aimara, entrena con Warmi Power desde hace un año, y hoy es una pieza clave en el proyecto, pues su lengua materna le ayuda a llegar con mayor facilidad a otras mujeres indígenas del norte del país.
La técnica física no es nada sin la psicológica y emocional
“Si golpea la pared cuando se enoja, ¡corre!”, enseña una de las instructoras, con voz fuerte y clara, ante una gran cantidad de mujeres y niños en instalaciones de la Terminal de Buses de La Paz, lugar que el grupo eligió para transmitir sus conocimientos y ayudar a identificar la violencia.
Después, la instructora pide a la gente pensar en todas aquellas frases o pensamientos negativos que alguna vez les dijeron y que mermaron su autoestima. Saca una tabla de madera delgada donde anota con un marcador lo que las participantes le dictan y luego, con un golpe certero, una de las mujeres de pollera rompe la tabla, símbolo de que así debe desecharse todo lo negativo, todo lo que les afecta, y así, poco a poco, fortalecer sus vidas.
“Sabemos que sólo abarcar técnicas físicas no tendría resultados, nosotras llegamos al nivel emocional, al nivel psicológico, escuchando las necesidades de las mujeres, escuchando la problemática y adecuándonos a diferentes contextos”, enfatiza Roca y agrega que tienen testimonios de varias personas que ya salvaron sus vidas gracias a las técnicas aprendidas, y otro tanto de personas que previnieron situaciones de violencia.
Estas mujeres viajan a diferentes lugares del área urbana y rural e imparten sus conocimientos. Calculan que ya llegaron a alrededor de 25 mil mujeres en todo el país, la mitad de ellas, indígenas.
Al principio fue difícil, cuenta Roca, pues los esposos de las mujeres les impedían que participen de los entrenamientos, además de hacer constantemente chistes machistas. Todo ello se enfrentó de manera estratégica al hablar con los dirigentes de las comunidades para hacer posible la participación de éstas.
No hay apoyo del sector público
La falta de apoyo económico de las instituciones públicas en favor de este grupo de mujeres coarta la posibilidad de que el proyecto llegue a diferentes departamentos y comunidades para instruir a más mujeres.
“Este año, lamentablemente, no tenemos apoyo ni de autoridades ni de empresas y las solicitudes que nos llegan de Tarija, de diferentes partes del país, realmente hacen que nos quedemos de manos atadas sin poder hacer nada, porque no tenemos los recursos para llegar”, dice la instructora Laura Roca.