Escenario económico incierto
La deuda mundial alcanza cifra récord, también en Bolivia
Los programas de protección social y salud que debieron activarse con la covid-19 condujeron en muchos países a incrementos en los niveles de deuda pública, favorecidos por tasas de interés relativamente bajas, y contribuyeron a un récord en el endeudamiento global. En Bolivia tras la contracción de



En 2020 se produjo el mayor aumento de la deuda en un año desde la Segunda Guerra Mundial y el endeudamiento global alcanzó a 226 billones (millones de millones) de dólares, indicó un estudio divulgado este viernes 17 por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La crisis financiera mundial y la profunda recesión, disparadas con los efectos de la pandemia covid-19, fueron responsables de ese aumento, que ahora enfrenta a los gobiernos con niveles inusitadamente altos de deuda pública y privada, nuevas mutaciones del virus y creciente inflación.
Incremento de deuda
Ya antes de la crisis el nivel de endeudamiento era elevado, pero el año en que se desarrolló la pandemia aumentó 28 puntos porcentuales y se situó en 256 % del producto bruto mundial, de acuerdo con la base de datos del FMI.
El endeudamiento púbico contribuyó un poco más de la mitad del aumento, y el coeficiente de deuda pública se disparó a un nivel sin precedentes de 99 % del PIB, mientras la deuda privada de empresas no financieras y la de hogares también alcanzaron nuevos máximos.
Los aumentos de la deuda fueron especialmente notables en las economías avanzadas, donde la deuda pública subió de alrededor de 70 % del PIB, en 2007, a 124 % del PIB en 2020.
La deuda privada aumentó a un ritmo más moderado, pasando en el mismo período de 164 a 178 % del PIB.
La deuda pública ahora representa casi 40 % de la deuda mundial total, la mayor proporción desde mediados de los años 60 del siglo pasado.
La acumulación de deuda pública desde 2007 obedece en gran medida a dos graves crisis económicas que los gobiernos han tenido que afrontar: primero la crisis financiera mundial de 2008-2009, y luego la pandemia de covid.
Desigual endeudamiento
Existen fuertes variaciones en los movimientos de deuda entre un país y otro, y las economías avanzadas más China cargaron con más de 90 % de los 28 billones de dólares en que aumentó la deuda en 2020.
Los economistas autores del informe del FMI, Vitor Gaspar, Paulo Medas y Roberto Perrelli, lo atribuyen a que esos países pudieron incrementar la deuda pública y privada durante la pandemia gracias a las bajas tasas de interés, las medidas de los bancos centrales y sus mercados financieros bien desarrollados.
Pero la mayoría de las economías en desarrollo están en la otra orilla de la brecha de financiamiento, desde donde se enfrentan a un acceso limitado a los fondos y a menudo con tasas de interés más altas.
En las economías avanzadas, los déficits fiscales se dispararon por el desplome de los ingresos a causa de la recesión y la adopción de amplias medidas fiscales ante la propagación de la covid.
Así, la deuda pública creció 19 puntos porcentuales del PIB en 2020, un aumento semejante al registrado durante la crisis financiera mundial, en un período de dos años: 2008 y 2009. La deuda privada, sin embargo, aumentó 14 puntos porcentuales del PIB en 2020, casi el doble que durante la crisis financiera mundial.
Durante la pandemia, los gobiernos y los bancos centrales facilitaron un mayor endeudamiento del sector privado para ayudar a proteger vidas y medios de vida. Durante la crisis financiera mundial el desafío consistía, en cambio, en contener los daños infligidos por un sector privado demasiado apalancado.
Los países de mercados emergentes y en desarrollo enfrentaron restricciones financieras mucho más duras, pero con amplias disparidades. China por sí sola contribuyó en 26 % al aumento de la deuda mundial.
Los mercados emergentes (excluida China) y los países de bajo ingreso representaron pequeñas proporciones del aumento de la deuda mundial, de alrededor de un billón y 1,2 billones, en cada caso, principalmente por un mayor endeudamiento público.
Sin embargo, tanto los países de mercados emergentes como los de bajo ingreso están enfrentando coeficientes de deuda elevados debido a una fuerte reducción del PIB nominal en 2020.
Justificación social
El fuerte aumento de la deuda estuvo justificado por la necesidad de proteger la vida de las personas, preservar los empleos y evitar oleadas de quiebras. Si los gobiernos no hubieran tomado medidas, las consecuencias sociales y económicas habrían sido devastadoras, sostuvo el reporte.
Pero la escalada de la deuda amplifica las vulnerabilidades, sobre todo a medida que las condiciones de financiamiento se tornan restrictivas. Los mayores niveles de endeudamiento limitan en muchos casos la capacidad de los gobiernos para apoyar la recuperación y la capacidad del sector privado para invertir a mediano plazo.
Por ello, “un desafío crucial radica en encontrar la combinación justa de políticas fiscales y monetarias en un entorno de deuda elevada y creciente inflación”, pues “las medidas de los bancos centrales hicieron que las tasas de interés descendieran al límite y que a los gobiernos les resultara más fácil endeudarse”.
Los expertos estiman que “la política fiscal deberá modificarse conforme suban las tasas de interés, sobre todo en los países con mayores vulnerabilidades de deuda”, pues cuando las tasas de interés reaccionen, el mayor gasto, o la reducción de los impuestos, incidirá menos en la actividad económica y el empleo.
También se podrían generar presiones inflacionarias y es posible que se agudicen las preocupaciones en torno a la sostenibilidad de la deuda.
Por ello los autores insisten en un equilibrio entre la flexibilidad de las políticas, la adaptación a circunstancias cambiantes y el compromiso con planes fiscales de mediano plazo, creíble y sostenible.
Y, finalmente, sostienen que la pandemia y la brecha mundial de financiamiento “exigen una cooperación internacional sólida y eficaz, y apoyo a los países en desarrollo”.
Bolivia, deuda y déficit fiscal
A expensas de lo que pase en este 2021, Bolivia fue uno de los países del mundo que mayor déficit fiscal sumó en 2020, con un 12,73% del Producto Interno Bruto. Justo en el año en el que el país fue gobernado por Jeanine Áñez y los Demócratas de Rubén Costas en los mandos económicos y no por el MAS, se registró el mayor dato de déficit y también el mayor incremento de deuda.
De hecho, el Gobierno de Evo Morales desde 2006 hasta 2013 tuvo superávit fiscal – es decir, más ingresos que gastos – con datos entre el 1 y el 2 por ciento. A partir de 2014, año en el que se derrumban los precios de los hidrocarburos y por ende, el ingreso por regalías e IDH, se empezaron a registrar datos de déficit fiscal: 3,36% en 2014, 6,90% en 2015, 8,14% en 2018 y hasta el 12,73% en 2020.
El déficit se financia habitualmente con deuda pública interna o externa – bonos del tesoro y otras herramientas -, por lo que también en 2020 se registró también el mayor incremento de deuda de los últimos años.
En 2020 la deuda pública en Bolivia fue de 28.640 millones de dólares creció 4.180 millones desde 2019 cuando fue de 24.460 millones de dólares.
Esta cifra supone que la deuda en 2020 alcanzó el 78,83% del PIB de Bolivia, una subida de 19,69 puntos respecto a 2019, en el que la deuda fue el 59,14% del PIB.
La deuda pública en Bolivia ha crecido desde 2010 en términos de deuda global, cuando fue de 6.320 millones de dólares y también en porcentaje del PIB, que fue del 37,64%.
El porcentaje respecto al PIB se incrementa por la propia destrucción del PIB que en 2020 ha caído un 8,8% respecto al año anterior. Esta tasa es 11 puntos inferior a la de dicho año, en el que la variación fue del 2,2%.
En 2020 la cifra del PIB fue de 36.252 millones de dólares, con lo que Bolivia es la economía número 94 en el ranking de los 196 países de los que publicamos el PIB. El valor absoluto del PIB en Bolivia cayó 5.106 millones de dólares respecto a 2019.
Los exgobernantes justifican que el déficit se generó por la necesidad de financiar los gastos extraordinarios derivados de la pandemia, como la compra de respiradores y otros insumos médicos, además de la contratación de más personal. Los actuales gobernantes, sin embargo, consideran que se debió a la incapacidad general del gobierno, además de evidenciar que las críticas de la oposición son infundadas.
Los datos clave del PGE 2022
Crecimiento con déficit fiscal
El presupuesto para 2022 contempla una intención de crecimiento del 5,1 por ciento, lo que implicaría el pago del segundo aguinaldo al final de la gestión. 2020 se cerró con un crecimiento negativo de 8,8% mientras que el de 2021 se prevé sea de 4,4%. Para crecer habrá un déficit fiscal de 8 por ciento, inferior al 9,7% previsto para este 2021 y al 12,2% con el que se cerró 2020. La deuda pública seguirá aumentando.
Precio del petróleo al alza
Una de las claves para cuadrar el presupuesto es la previsión al alza del precio del barril de petróleo, que el PGE lo estima 50,47 dólares. La estimación es importante ya que de ese desempeño se calculan luego los ingresos por regalías e impuestos del gas, pero también la subvención al carburante. Aunque está por debajo de la previsión de los expertos para 2022, que está entre 60 – 70 dólares, es muy superior a lo de años anteriores.
Ingresos dependientes
El PGE prevé ingresos por 235.090 millones de bolivianos. De ellos 95.577 provienen de fuentes financieras – 36.649 de fuentes externas -, 1.522 de ingresos de capital y un total de 137.990 millones de bolivianos de ingresos corrientes. De estos últimos, casi 50.000 millones vendrán de ingresos tributarios y 55.000 de ingresos de operación. El objetivo es incrementar la inversión pública hasta los 5.015 millones de dólares.