Vida en familia
Lo que la lactancia puede hacer por la economía en Bolivia
A nivel mundial se estima que 600.000 muertes infantiles, 100.000 maternas y un millón de casos de obesidad se producen por no lactar; en Bolivia el 58% de las madres aún optan por la lactancia exclusiva



Una herramienta de UNICEF diseñada para ayudar a los gobiernos a tomar decisiones pone en evidencia los costos humanos y económicos estimados de no dar el pecho a nivel nacional, regional y mundial.
Según los últimos datos de 2019, 595.379 muertes infantiles (de seis a 59 meses) por diarrea y neumonía cada año son atribuibles a no amamantar. También se aprecia que 974.956 casos de obesidad infantil (y todas sus comorbilidades asociadas a corto y largo plazo) se le atribuyen. En cuanto a las madres, la lactancia humana tiene el potencial de prevenir 98.243 muertes por cánceres de ovario y diabetes tipo II anuales.
Este nivel de morbilidad y mortalidad evitables se traduce en costos de tratamiento del sistema de salud mundial de 1.100 millones de dólares anuales. Se estima que las pérdidas por mortalidad infantil prematura y de mujeres ascenderán a 53.700 millones de dólares por año (46.260 millones de euros) en el futuro. Sin embargo, el mayor componente de las pérdidas económicas son las llamadas “pérdidas cognitivas”, que se valora equivalen a 285.000 millones de dólares anuales (245.000 millones de euros).
Sumando estos costos, se calcula que las pérdidas económicas mundiales ascienden a 341.300 millones de dólares (294.016 millones de euros), es decir, 0.70 % del valor nacional bruto mundial.
El costo es demasiado importante como para no tenerlo en cuenta, especialmente en países muy limitados en sus sistemas de salud pública como en el caso de Bolivia, donde las medidas implementadas para mejorar la salud materno infantil parecen haber quedado ya obsoletas.
En el podio de la lactancia
Bolivia es uno de los países donde más se prioriza la lactancia materna, el país cuenta con una Ley específica desde el año 2006 que se adelanta a la declaración de Derecho Humano que Naciones Unidas determinó en 2016, sin embargo, madres, sanitarias, organizaciones feministas y los propios datos muestran que las dificultades para cumplir con las directrices de la alimentación exclusiva son cada vez mayores.
El 58,3 por ciento de las madres de Bolivia opta por la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses según los datos de la Encuesta de Demografía y Salud 2016 (EDSA). El dato registra un descenso de apenas dos puntos porcentuales respecto al octenio anterior, es decir que en términos generales se ha mantenido. Estos datos sitúan a Bolivia por encima de los promedios regionales de Latinoamericana y el Caribe donde la prevalencia de lactancia materna se sitúa en el 34,9 por ciento con datos de 2012. En el área andina el porcentaje sube al 46,6 por ciento de niños y niñas alimentados por leche materna exclusivamente.
De acuerdo a la misma encuesta, el porcentaje de menores que recibe lactancia materna es mayor en el área rural que en el área urbana, especialmente en las primeras horas de vida. Otro dato relevante evidencia que la lactancia exclusiva se centra especialmente en los primeros meses de vida de los menores. Pasado el primer año de vida el porcentaje de menores que es alimentado con mamadera ya roza el 60 por ciento a nivel nacional, una tendencia es especialmente alta en el área urbana pero que también empieza a replicarse en el área rural.
Según Campero, la ministra que reimpulsó el debate sobre este tema que acabó finalmente de forma brusca, esta situación se debe a que las mujeres en el área urbana están sujetas a una mala o escasa información sobre la lactancia materna y se dejan llevar por propagandas televisivas en las que ofrecen leche de fórmula o sucedáneos de la leche materna, estética y prejuicios.
“En la zona urbana, las madres están sujetas a informaciones de Marketing, porque ven por cable a niños hermosos (consumiendo sucedáneos), pero nada sustituye a la leche materna. Otras dicen que es por la estética porque los senos se ponen flácidos, sale estrías, eso es mentira (…). Justamente por la estética es que tenemos problemas en la zona urbana”, agregó.
El conflicto de las madres
Las madres apuntan otro asunto fundamental: La baja por maternidad es de apenas un mes y medio, y si bien en trabajos formales se puede acomodar una hora de lactancia, la logística sigue siendo complicada por un “pequeño detalle”: La wawa come todo el día.
“Me he criado mirando mujeres que amamantan a sus niños desde que nacen, para mi es lo más normal y natural y lo estoy haciendo ahora que puedo” señala Marina López, una de las madres que no tuvo dudas sobre el método que quería utilizar para alimentar a su bebé.
Otras, sin embargo, advierten que las dificultades logísticas se vuelven a veces insalvables. “Trabajo en una institución y tuve que volver después de un mes y medio a trabajar, ya no podía dar de lactar a mi bebé lo que quería, solo era al mediodía y en las noches, poco q poco se pierde producción y terminas dándole leche de fórmula para compensar” señala Lorena Álvarez.
“La lactancia natural es difícil, nadie te enseña bien, ni existen cursos donde aprender y sortear los problemas y dificultades que se presentan a la hora de amamantar, es difícil” asegura Marta Arana, cansada de los tópicos que acompañan el acto de amamantar al bebé.
“Elegí no amamantar porque creo que es una decisión muy personal en mi caso quería cuidar mi cuerpo y desde el primer momento usé leche de fórmula” señala Lourdes Tárraga.
Por otro lado, estudios recientes evidencian que la lactancia materna es, además de beneficiosa para la salud física y emocional, un importante factor dentro del desarrollo humano nacional, pero que la pandemia ha tendido a amenazar.
Un derecho humano
Un artículo publicado en El País “Lactancia humana y pandemia: lo que la teta puede hacer por la humanidad” señala que la lactancia humana fue declarada “derecho humano” por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en 2016, por su condición universal: alcanza a cualquier ser humano, con un impacto fundamental en el bienestar global. Pese a ello, sigue brillando por su ausencia su abordaje holístico como fenómeno hipercomplejo en el marco del desarrollo humano. Se echa en falta una perspectiva pluridisciplinar que vindique su multidimensionalidad, desmarcándose de su habitual encuadre conceptual y experimental exclusivo de las ciencias de la salud. Más que nunca, urge contribuir a generar una cultura hospitalaria a la lactancia humana.
Esta urgencia se ha extremado tras la pandemia de covid-19. Ha aflorado la necesidad de sociedades resilientes y adaptables que puedan responder rápida y eficazmente a los desafíos sanitarios y las consecuencias económicas asociadas.
La pandemia ha dificultado la lactancia
Como se visibilizó en la reciente Semana Europea de la Lactancia Materna y prueba el Informe de Lactancia 2020, la pandemia ha dificultado la lactancia. Un hecho relevante dado que, a nivel mundial, los bebés que no son amamantados de forma exclusiva sufren 14 veces más probabilidades de morir que los bebés que sí lo hacen.
Por otro lado, a raíz de la pandemia de covid-19, los ingresos familiares se han visto globalmente disminuidos. Tanto es así que el Programa Mundial de Alimentos de la ONU estimó que, para fines de 2020, 265 millones de personas padecían inseguridad alimentaria, lo que radicaliza aún más la importancia de la lactancia.
Aunque solo es posible reconocer la resiliencia retrospectivamente, la pandemia de covid-19 se ha producido en un momento pionero de la historia de la humanidad en el que se dispone de suficiente conocimiento sobre los determinantes de salud en las primeras etapas de la vida. Por lo que sabemos, un enfoque coordinado en la salud de la madre, el recién nacido y la infancia (MNCH, en sus siglas en inglés) promoverá la resiliencia posterior. Dicho conocimiento ofrece una oportunidad sin precedentes para terminar con estrategias arraigadas perniciosas y reinvertir en MNCH en la llamada “nueva normalidad”.
Además, el análisis de las consecuencias a corto, medio y largo plazo del impacto socioeconómico proporciona información crucial sobre el alcance de la MNCH, como el desarrollo neurocognitivo y la nutrición.
Lo interesante es que la lactancia humana se considera un pilar para estos aspectos: la evidencia científica muestra que acarrea beneficios de toda índole para la salud, el capital humano y el futuro de los menores, sus madres y sus países. En todo ello se han reconocido fundamentales la inversión social, el compromiso político y la participación pública.
En el campo de la filosofía no ha sido considerada un objeto de estudio relevante hasta fechas cercanas. Antes se consideraba un mero hecho fisiológico sin interés especulativo. Pero lo cierto es que la lactancia humana implica un sistema de crianza que se practica de modos muy diversos dependiendo de las condiciones ecológicas y los valores culturales. Es una forma de estar y habitar en el mundo, en definitiva.
El ABC de la lactancia materna
¿Qué es la Lactancia materna?
Es la alimentación con leche que procede del seno materno. La OMS (Organización Mundial de la Salud) y el UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) señalan que la lactancia «es una forma inigualable de facilitar el alimento ideal para el crecimiento y desarrollo correcto de los niños». También, recomiendan como imprescindible la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses del recién nacido.
Ventajas de la lactancia materna
Es el mejor alimento, porque tiene todos los nutrientes requeridos para el crecimiento del bebé.
Es un estímulo para los sentidos del tacto, vista, oído y olfato permitiendo un mejor desarrollo del bebé.
Ayuda a que crezca sano, fuerte y seguro.
Lo protege de enfermedades (diarreas, resfriados e infecciones).
Permite una estrecha relación entre la madre y el hijo.
Para la madre:
El útero después del parto vuelve más rápido a su tamaño normal.
Existe una satisfacción emocional por parte de la madre.
La madre llega a recuperar con facilidad su peso.
Ayuda en la prevención de cáncer de mama y cáncer de ovario.
Funciona como método anticonceptivo si la lactancia materna es exclusiva durante el día y la noche.
Alimentación de la madre durante la lactancia materna
La alimentación de la madre durante el puerperio y la lactancia materna es fundamental para mantener un buen estado nutricional en ella y asegurar el crecimiento, desarrollo y salud del niño.
Durante el periodo de lactancia las necesidades nutricionales de la mujer aumentan más que en el embarazo, porque la producción de leche materna demanda una cantidad adicional de energía y nutrientes. En Bolivia los alimentos recomendados para las mujeres que se encuentran en el periodo de lactancia son: los cereales (quinua, trigo, arroz, maíz, amaranto), las leguminosas (lentejas, habas y arvejas secas), carnes de todo tipo, derivados de tubérculos (papa, yuca, oca, racacha) verduras, frutas y sal yodada.
Además, se debe consumir tabletas de sulfato ferroso cada día durante 3 meses preferentemente después de las comidas.
Fármacos durante la lactancia
El uso de medicamentos durante la lactancia debe ser cuidadosamente monitoreado por un médico. La lactancia debe interrumpirse temporalmente, durante el consumo de medicamentos que puedan afectar al bebé.
Sin embargo, con algunos medicamentos la lactancia no puede retomarse de ninguna manera, como en el caso de los tratamientos anticancerígenos por el uso de sustancias radioactivas.