Se busca poner el tema en agenda
Sequía, bajos precios y contrabando, el gran desafío de rescatar al agro
La agricultura familiar, entendida como la unidad de producción de familias campesinas o indígenas que posee y explota pequeñas parcelas de tierra con recursos propios, proporciona el 65% de los alimentos consumidos en el país



Los pequeños productores familiares de verduras, hortalizas y frutas de La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Chuquisaca y Tarija, son debilitados
por el contrabando que entra desde Argentina, Brasil, Chile y Perú, entre otros países. Los agricultores rurales ocupan todo su tiempo sin horarios de salida ni ingreso a sus cultivos, para llevar el pan de cada día a sus hogares, sin embargo los esfuerzos que hacen no alcanzan para la subsistencia de sus familias. Esto sobre todo porque los niveles de venta bajan en los mercados cuando ingresan productos de otros países de manera ilegal.
En los últimos años, los mercados bolivianos están siendo abarrotados por al menos 30 alimentos introducidos ilegalmente por siete rutas utilizadas por clanes familiares, entre estos productos están: acelga, arveja, ají, ajo, camote, cebolla, lechuga, plátano, tomate, tunta, zanahoria, zapallo, papa, vainita, pimentón, pepino, pera, palta, pomelo, naranja, mandarina, mango, manzana, melón, membrillo, durazno, kiwi, uva, granadillas y ciruelo, esto según datos del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) y la Aduana Nacional de Bolivia (ANB).
Las rutas del contrabando
Los productos de contrabando ingresan desde varias zonas, las rutas más importantes están en Pisiga y Villazón hacia Potosí, Oruro y Chuquisaca; en Desaguadero para proveer los mercados de La Paz y Cochabamba; en San Matías y Puerto Suárez con destino a Santa Cruz; en Yacuiba y Bermejo a Tarija. Los principales productos que ingresan por las fronteras de Perú son la papa, tunta, cebolla y tomate; y de Chile llegan manzanas, kiwi y uvas. Además de Argentina ingresan papa, maíz y cebolla, asimismo productos procesados como harina y arroz.
Esta actividad ilícita debilita a los pequeños productores familiares, porque tienen que competir con precios más bajos que el producto boliviano, lo que impide que recuperen la inversión realizada en todo el proceso de producción como por ejemplo semillas, plaguicidas, abono y otros insumos. Además estos productos de contrabando son depositados y distribuidos en mercados informales del país, donde son mezclados con mercadería legal.
A causa del contrabando y factores climáticos, especialmente la gente joven está abandonando sus tierras en áreas rurales en particular en zonas altiplánicas.
Los problemas del agro
Sumado al contrabando los pequeños agricultores atraviesan por dificultades provocadas por la sequía y los bajos precios, aseguraron René Cruz, dirigente campesino, y la indígena chiquitana Roxana Vaca Parapaino.
Esas aseveraciones fueron realizadas durante la presentación de la campaña “Agricultura familiar, futuro sostenible” que ejecuta la Plataforma Boliviana Frente al Cambio Climático (PBFCC) con el objetivo de visibilizar y resaltar la importancia estratégica del sector para la seguridad y soberanía alimentaria de la población boliviana, la reactivación económica y la lucha contra la crisis climática y de salud.
La agricultura familiar, entendida como la unidad de producción de familias campesinas o indígenas que posee y explota pequeñas parcelas de tierra con recursos propios, proporciona el 65% de los alimentos consumidos en el país. Se estima que hay 800.000 unidades de agricultura familiar en Bolivia, dentro de las cuales se encuentran los 4.000.000 de afiliados de la CSUTCB.
“Todos los afiliados a la Confederación son productores en el campo y sufren de problemas como la sequía, heladas y granizadas. El seguro agrario no funciona y el apoyo técnico es mínimo”, lamentó René Cruz, secretario Desarrollo Productivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB).
Otra dificultad para los campesinos de las diferentes regiones del país es el contrabando, remarcó Cruz. “Nuestras comunidades producen legumbres y hortalizas de forma ecológica, mientras que los vecinos peruanos, que no lo hacen, bajan el precio de los productos, y nuestros afiliados tienen que vender a precio de gallina muerta”, reclamó el dirigente de la CSUTCB.
Por la misma situación pasan los pequeños agricultores indígenas de la Chiquitania, según Roxana Vaca Parapaino, pequeña agricultora de la Central de Comunidades Indígenas de chiquitos Turubo (CCICH-T), quien relató que su producción está almacenada mientras los precios mejoren.
“Para las mujeres es fundamental tener el sustento. Trabajamos arduamente los pequeños productores para poder conseguir un ingreso económico. Necesitamos un apoyo del gobierno departamental y nacional para poder tener el sustento bien fortalecido en nuestras comunidades.”, puntualizó Vaca.
Frente a estos problemas el dirigente campesino, René Cruz, adelantó que la CSUTCB elabora un plan de desarrollo agropecuario, planteando macro proyectos, sobretodo en el tema de riego para el altiplano, el valle y oriente.
Agricultura familiar frente a las múltiples crisis
Durante la presentación de la campaña “Agricultura familiar, futuro sostenible”, Juan Carlos Alarcón, técnico de la PBFCC, manifestó la importancia de apostar por la agricultura familiar como medida para enfrentar el cambio climático y reducir emisiones de gases de efecto invernadero.
Manifestaron que los pequeños productores requieren asistencia técnica, la regularización del derecho propietario, generar innovación tecnológica para mejorar la producción y alcanzar la competitividad que por ejemplo tienen en Perú, por estas razones es urgente discutir este año estos temas, “por el aporte que hacen a la alimentación, al medio ambiente y también a la economía porque generan empleo”, explicó el técnico de la PBFCC.
La PBFCC inició la campaña en mayo y terminará a mediados de diciembre, tiempo en el cual se realizarán diferentes encuentros con los pequeños agricultores que contarán sus experiencias, sus fortalezas, debilidades y necesidades. Se busca poner el problema en la agenda de la población, de los medios de comunicación y de las autoridades del sector para incidir en las políticas públicas.
En Bolivia subsisten dos sectores productivos de alimentos: la agricultura a gran escala, sostenida por la agroindustria, y la agricultura tradicional, prácticamente sostenida por la agricultura familiar que contribuye a que la población tenga una alimentación más autónoma.
Apuntes sobre
La temática
Censo 2013
En Bolivia existen 871.608 unidades productivas agropecuarias: 787.720 ocupan la pequeña propiedad hasta las 50 hectáreas; 68.113 ocupan propiedades de 50 a 1.000; 4.983 de 1.000 a 5.000; 792 tienen propiedades más de 5 mil hectáreas.
Productos
La agricultura familiar produce mayor variedad de productos frescos de consumo diario entre hortalizas, tubérculos, frutas y cereales; frente a la agricultura no familiar (de gran escala), que concentra casi la totalidad de su producción en fibras, granos y cereales industriales.
Canasta
La agricultura familiar cubre el 96% de los 39 productos de la canasta básica. El consumo interno de alimentos es abastecido en 65% por la agricultura familiar, el 3% por la agricultura no familiar y el 32% por importaciones.