El IVA, el principal recaudador
Por dónde va la reforma tributaria en Bolivia
Los organismos multilaterales presionan al continente para que aproveche la pandemia para introducir reformas que les garanticen más ingresos fiscales. El IVA sigue estando en la mira



Un viento helador de cambio recorre el continente de norte a sur, o de sur a norte. Igual da. Lo soplan el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Económica Para América Latina de las Naciones Unidas (Cepal), los dos granes cocos de la región que han visto en la pandemia la oportunidad para sacar adelante un paquete de reformas fiscales y tributarias que permita hacer frente a lo que consideran es el gran problema para América Latina hoy: la profunda desigualdad entre los que tienen mucho y los que tienen poco, y las brechas estructurales que no permiten que los esfuerzos se traduzcan en desarrollo sostenible.
La Cepal ha calculado que el 12,5 por ciento de los Sudamericanos están hoy por debajo de la línea de la pobreza extrema, que es el nivel más alto desde el año 2000, aunque el efecto de la pandemia solo ha subido un punto, mientras que desde la crisis de las materias primas de 2014 se han incrementado cinco. También cuantifica en 33,7% la pobreza moderada.
El Fondo Monetario Internacional, por su parte, ha jugado a poli bueno e incluso ha dado armas para la batalla que se avecina: Sus previsiones hablan de un crecimiento del 4,6% ya este año para América Latina y el Caribe, medio punto más del proyectado el año pasado, y cree que en 2022 será también dos décimas mejor que el 3,1% proyectado.
Obviamente la alegría va por barrios y hay países que salen mejor parados en la revisión y otros peor. En cualquier caso, tanto Cepal como FMI “recomiendan” reformas estructurales y particularmente, reformas tributarias. Algunos países ya se comprometieron a ello a través de los convenios de préstamos que la entidad dispuso para las medidas emergentes contra la pandemia – y que Bolivia devolvió recientemente -. Colombia, por ejemplo, ha sido el primer país en intentar una reforma fiscal que todos los Gobiernos ven necesaria pero nadie se atreve a concretar en un continente en crisis.
Bolivia y su debate
El Presidente Luis Arce es consciente de la necesidad de ajustar los tributos al alza en plena crisis, dado que ni siquiera se está logrando colocar los bonos soberanos en el mercado internacional. Con todo, la prudencia parece marcar las decisiones.
Hasta ahora se han impulsado tres reformas, una de ellas compromiso de campaña, otra más práctica y una tercera que pretendió ser utilizada políticamente, pero va camino del cajón.
El compromiso de campaña fue el impuesto para las grandes fortunas, aunque en la propia promesa puso unas expectativas muy bajas: alrededor de 150 afectados para recaudar unos 100 millones de bolivianos, pero que se fue hasta los 182 contribuyentes y los 23 millones de dólares – 160 millones de bolivianos -.
El segundo fue el registro voluntario para descargar el impuesto de valor agregado (Régimen de Reintegro de IVA) independientemente de los ingresos. El registro del Régimen de Reintegro en Efectivo del IVA (RE-IVA) es un beneficio para las personas que no emiten facturas y realizan compras y por el cual se dispone la devolución del 5 por ciento del IVA para personas que ganen menos de 9.000 bolivianos, ya sean dependientes o independientes. Se espera que la medida ayude a la emisión de más facturas en el país, lo que justificaría la devolución de montos. Los primeros reportes dan datos positivos, aunque hay que esperar a final de año para sacar conclusiones.
La tercera medida, exigida desde los medios de comunicación y los creadores de contenido, recordaba que las grandes tecnológicas no estaban pagando su IVA en el país. El Gobierno asumió el caso como una oportunidad para hacer política y “doblegar a las grandes transnacionales” imponiendo un tributo, aunque se tardó poco en comprobar que se trataba simple y llanamente del pago del IVA, que obviamente es indirecto y lo paga el contribuyente. De momento la ley ha quedado en la congeladora.
Impuestos directos e indirectos
La cultura tributaria clásica señala que el impuesto más justo es el directo puesto que se paga en función de los ingresos, mientras que el indirecto, como el IVA, es más injusto, puesto que grava a todos los ciudadanos por igual, es decir, el mismo IVA para quienes ganan 10.000 bolivianos que para quien vive del día.
En Bolivia el único intento de implantar un impuesto directo lo hizo Gonzalo Sánchez de Lozada en febrero de 2003 y acabó en tragedia y en todo el gobierno de Evo Morales no se introdujeron variables fiscales que contribuyeran a mejorar la cohesión social. Ni siquiera los bonos entregados tienen en cuenta las cuestiones básicas de progresividad y equidad.
Así, es el IVA el que constituye uno de los principales pilares del presupuesto, y aquel sobre el que se vuelven las miradas a la hora de plantear alguna reforma tributaria encaminada a ingresar más por parte del Estado.
¿Cuánto pagan los países del entorno?
Bolivia, con el 13% de IVA está entre los países que menos tributan por este concepto en el continente sudamericano, solo superado por Ecuador, que grava el 12 por ciento, y Paraguay, que suma el 10 por ciento.
En el polo contrario está Argentina, que suma un 21 por ciento a los productos, Uruguay que grava un 22 por ciento, Colombia y Chile, que suman el 19 por ciento, y Perú, que llega al 18 por ciento. En Venezuela la tasa es del 16 por ciento mientras que en Brasil es del 17 por ciento, aunque se suman otros conceptos, por ejemplo, en función de si es un producto importado o no, y si entra en competencia con la producción nacional.
La presión internacional
El Centro de Desarrollo de la OCDE, el BID y la AFD pondrán en el centro del debate estos temas durante el 13o Foro Económico Internacional sobre América Latina y el Caribe, que se llevará a cabo el jueves 27 de mayo de 2021 de manera virtual, en el marco de la Semana de América Latina y el Caribe. Se reunirán los principales líderes de los sectores público, privado, sociedad civil y Organizaciones Internacionales. “Esta plataforma de diálogo será una ocasión para que diferentes voces puedan debatir sobre la situación de la región, el carácter global de la crisis de la covid-19, y la coordinación entre políticas nacionales e internacionales para promover un mayor desarrollo sostenible post-pandemia. La región no puede permitirse una década perdida de desarrollo. El momento de actuar es ahora” dicen los firmantes de la Tribuna publicada en El País bajo el título “Si no es ahora, ¿cuándo? América Latina y el Caribe en el mundo poscovid-19” que son Mauricio Claver – Carone, Ángel Gurría y Remy Rioux, directores de las tres organizaciones citadas. Huelga decir que la recomendación de incrementar los ingresos por la vía impositiva será uno de los principales temas a tratar.
¿Qué ingresos sostienen al estado Plurinacional?
Impuesto al Valor Agregado
El Presupuesto General del Estado estimaba en 2019 un ingreso de 56.876 millones de bolivianos por ingresos tributarios. De ellos, el 38 por ciento, que representa más de 21.000 millones de bolivianos, corresponden al IVA, que es el principal ingreso del Estado.
Impuesto sobre las Utilidades
El segundo concepto que más ingresos otorga al Estado por tributos es el Impuesto sobre las Utilidades, un impuesto que se cobra a las entidades productivas formales y que representa aproximadamente el 18%, es decir, unos 10.000 millones. Por el Impuesto a las Transacciones (IT) se recibe un 8%, es decir, unos 4.500 millones de bolivianos.
Impuestos a los Hidrocarburos
El impuesto a los Hidrocarburos, particularmente el Directo (IDH), representa un monto importante, aunque menor al que se cree. Representa aproximadamente un 14% del total del ingreso del Estado, es decir, unos 8.000 millones de bolivianos. El Impuesto Especial, mientras tanto, representa el 6%, es decir, unos 3.500 millones.