Hoy es el Día Internacional de la Danza
¡Qué siga el baile!, el sueño de retornar a los escenarios
“Como profesionales de la Danza, en la situación actual la gente les necesita ahora y les necesitará después de esta crisis. Produzcan una vacuna contra el virus del alma. ¡Escuchen la llamada: respóndanla!” fueron las palabras del Presidente del Consejo Internacional de la danza
Cecilia Raña tiene la fuerza de los grandes artistas, de aquellos que perseveran en sus metas hasta lograrlas. La pandemia la ha golpeado duramente, pues la ha obligado a cerrar las puertas de su ballet por mucho tiempo; sin embargo, hoy como muchos danzarines a los que se les ha arrebatado los escenarios, se levanta con fuerza y lo refleja en el Día Internacional de la Danza, 29 de abril.
Ceci como le dicen de cariño ha aprovechado las nuevas tecnologías al máximo, ya que éstas le han permitido tener alumnas de diferentes partes de la región y Bolivia. Sin duda, hoy es una de las principales figuras del ballet clásico, jazz dance y danza árabe en la ciudad de Tarija, pero ante todo es una maestra y bailarina que inspira.
Desde el escenario personal donde vive sus sueños nos habla del significado del Día Internacional de la danza y lo primero que refleja es una gran sonrisa. “Es algo muy grande, es como nuestro cumpleaños”, dice con una emoción infantil que le brilla en los ojos.
Añade que a nivel nacional este día se celebra haciendo talleres para toda la población, y puntualiza que hoy estas capacitaciones se comparten en todo el mundo gracias a las nuevas tecnologías y con ello a las clases virtuales.
Así cuenta que su estudio que lleva su nombre, Cecilia Raña Terán (CRT), tiene una actividad programada el 30 de abril, detalla que se está invitando a una personalidad internacional para dar clases y talleres gratuitos.
Pero en este día también aprovecha para hablarnos de sus metas más próximas así Ceci dice que quisiera hacer un seminario en ballet clásico con maestros internacionales, también le gustaría ofrecer un curso para maestros y capacitarse sobre metodología de trabajo. En cuanto a presentaciones emocionada apunta un show que lanzará por el Día de la Madre.
Más aún, detrás de Cecilia hay cientos de alumnas que, pese a la pandemia, comienzan a soñar al igual que ella. Gia Sofía León es de Sucre tiene 12 años y con seguridad afirma que el ballet para ella es toda su vida “Es lo que soy y más amo”, dice. Añade que su meta más grande es llegar a bailar en el Teatro Bolshói en Rusia.
Pero también está Crisbel López de Bermejo, ella tiene 14 años y apunta que hoy en el Día Mundial de la Danza se siente muy alegre sobre todo porque ve que va alcanzando su sueño poco a poco, “siempre quise ser es una bailarina”, enfatiza emocionada.
Pensamiento similar tiene Thalita Martins de la ciudad de Tarija, ella tiene 15 años y cuando habla de ballet se le ilumina el rostro. Cuenta que se trata de su experiencia más memorable, pues a través de la danza ha conocido gente nueva, ha sentido el gran apoyo de su familia y sobre todo el favor de Dios en todo este tiempo de recorrido. “Hoy siento que muchos esfuerzos fueron necesarios” dice y no se olvida de felicitar a sus maestras, compañeros y compañeras.
El Día Internacional de la Danza y el cierre de los escenarios
En 1982, por iniciativa del Comité Internacional de Danza, fue proclamado por la UNESCO el 29 de abril como Día Internacional de la Danza. La fecha escogida corresponde al natalicio del bailarín y coreógrafo Jean-Georges Noverre, bailarín y maestro considerado el creador del ballet moderno.
El objetivo del Día Internacional de la Danza es homenajear a la danza como una disciplina de arte universal y diversa, reuniendo a todos los que han elegido esta forma de expresión sin barreras culturales, políticas y éticas. Más aún, cada año se encarga a una personalidad conocida de la danza la redacción de un mensaje que es leído en todo el mundo.
El objetivo de esta celebración y de ese mensaje es el de unir todas las danzas en este día, para celebrar esta forma de arte y mostrar su universalidad. El Mensaje del Día Internacional de la Danza 2021 le ha sido encargado en esta ocasión al bailarín de ballet alemán Friedmann Vogel, él ha enfatizado el poder mental de los bailarines en estos tiempos de pandemia: “Todo comienza con movimiento, un instinto que todos tenemos con el que buscamos comunicarnos. Así como una técnica perfecta es fundamental e impresionante, en última instancia lo que el bailarín expresa con el movimiento es la esencia. Como bailarines, estamos en constante movimiento aspirando a crear inolvidables momentos. Así que cuando de pronto no se nos permite bailar, con teatros cerrados y con festivales cancelados, nuestro mundo llega a pararse. Sin contacto físico. Sin actuación. Sin espectadores. Jamás en la historia reciente la comunidad dancística se había visto desafiada de tal forma para permanecer motivada y encontrar su razón de ser. Es precisamente cuando algo precioso se nos ha quitado cuando verdaderamente apreciamos hasta qué punto es vital lo que hacemos y cuánto significa la danza para la sociedad en su conjunto.
Gia Sofía León
Los inicios de Cecilia Raña
Desde sus primeros años, la danza ha acompañado la vida de la artista, tanto así que a los 14 años ya dictaba clases en la academia ‘Un paso al arte’ de la maestra Maritza Lascano; pero, lo que para sus padres era únicamente un pasatiempo, para Cecilia era el camino que quería seguir. “Mi familia no estaba de acuerdo, pensaba, al igual que la mayoría de la gente, que de la danza no me iba a sustentar”, confiesa.
A los 17 años, Cecilia inició una carrera universitaria, debido a que en Bolivia no hay la carrera de Danza. Guiada por la convicción de seguir sus sueños, pese a todo, la artista optó por profesionalizarse en Buenos Aires, Argentina, donde obtuvo su titulación, premios e incluso llegó a presentarse en el gran Teatro Colón. “Los sueños se van haciendo más grande. Todos tenemos una vocación y tenemos que seguir esa pasión”, afirma con seguridad la maestra.
Con una carrera establecida, una trayectoria sólida y un estudio de danza, la bailarina y madre, confiesa, “ahora mi familia me aplaude”. Desde que Cecilia fundó la academia de danza que lleva su nombre, ha tenido como prioridad “enseñar no solamente técnica sino valores”.