A cuatro meses del inicio de las medidas de confinamiento
Bolivia: la situación del empleo empeora y preocupa
Las consecuencias económicas de la Covid-19 y de las medidas para contener su propagación comienzan a cobrar factura. Los datos confirman el aumento de la desocupación y, en especial, de la subocupación



Los últimos datos sobre empleo publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), confirman que la desocupación se ha incrementado en el país. En el área urbana, el mes de febrero, la tasa de desocupación era del 5,15%, para finales de abril esta tasa alcanzó el 7,34%. Estos datos son preliminares y fueron recogidos en situación de cuarentena, por lo que podrían ser aún peores.
Investigadores y especialistas afirman que esta crisis afecta al empleo de más del 90% de los sectores de la economía boliviana. Además, se estima que más del 70% de las empresas del país están considerando reducir el número de trabajadores, por lo que esta situación podría empeorar aún más en los siguientes meses.
Por su parte, el gobierno está implementando medidas de apoyo financiero para el sector privado, aunque privilegiando a las grandes empresas. El problema es que la mayor parte de los trabajadores del país se emplea en micro, pequeñas y medianas empresas, además del sector informal.
No solo desocupación, también “subocupación”
El impacto en el empleo fue una de las primeras consecuencias previstas como resultado de la pandemia de la Covid-19. Las medidas de cuarentena y la consecuente desaceleración de la economía mundial, pronosticaban que mucha gente quedaría sin empleo. La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en abril de este año, sugirió que más de 2,7 mil millones de trabajadores se verían afectados alrededor del mundo.
Sin embargo, como señala esta misma institución “la pérdida de horas de trabajo en la primera mitad de 2020 ha sido mayor que la prevista, lo que pone de manifiesto el empeoramiento de la situación en las últimas semanas, en particular en los países en desarrollo”. Se estima que en en el primer semestre del año el mundo podría llegar a perder el 20% del total de las horas de trabajo.
El impacto de la crisis sanitaria en Bolivia ya tuvo repercusión directa sobre la tasa de desocupación plena, que, como se señaló, pasó de 5,15% en febrero a 7,34% en abril de este año. Sin embargo, llama la atención que el incremento más pronunciado se dio sobre la tasa de “subocupación”.
La tasa de subocupación, como la define el INE, es “la relación de personas que trabajan menos de un umbral de horas a la semana (40 horas), desean trabajar y están disponibles”. Esta tasa pasó de representar en las urbes del país un 4,64% en el mes de febrero a un 10,67% el mes de abril.
Esto significa que muchas personas, principalmente del sector informal, han perdido una parte sustancial de sus ingresos en los últimos meses. Si bien estas personas han mantenido ingresos parciales ‒por lo que no se las considera como “desocupadas”‒, estos no son suficientes para subsistir, por lo que se encuentran en búsqueda de actividades remuneradas que incrementen su ingreso parcial.
Por otro lado, es llamativo el incremento de lo que se conoce como la Población Económicamente Inactiva (PEI): “todas las personas de 16 o más años, no clasificadas como ocupadas ni desocupadas”, es decir la población mayor de 16 años que no tiene empleo remunerado ni que tampoco lo está buscando.
Según el INE, en febrero 1,8 millones de personas hacían parte de la PEI, mientras que para abril esta cifra ascendió a 2,3 millones. Esto tiene que ver con que muchas personas dejaron el mercado laboral por precaución o porque pasaron a realizar labores de cuidado sin remuneración en medio de la pandemia.
Los sectores que están siendo más golpeados
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se estima que un 34,2% del empleo formal y un 24,6% del PIB de la región, corresponden a sectores fuertemente afectados por la crisis derivada de la pandemia.
Los sectores más afectados son: servicios de turismo, industria cultural, comercio, reparación de bienes, hoteles y restaurantes, transporte, moda y automóviles.
Los sectores con afectación intermedia son: minería, electricidad, gas, agua, construcción, servicios empresariales, actividades financieras, bebidas, muebles, industria química, electrónica.
Mientras que los sectores con menor afectación son: agricultura, ganadería y pesca, producción de alimentos para el mercado interno, insumos y equipamiento médico, medicamentos, telecomunicaciones, envases.
Según la CEPAL, uno de los principales problemas que afronta la región latinoamericana es que los sectores más golpeados son intensivos en fuerza de trabajo. Esto significa que existirá un impacto directo y rápido en los niveles de empleo de estos sectores.
“La pérdida de horas de trabajo en la primera mitad de 2020 ha sido mayor que la prevista”, Organización Internacional del Trabajo
El investigador de CEDLA, Bruno Rojas, aseveró en Radio Deseo que los sectores más impactados serán “la industria, la manufactura, la construcción, el comercio, turismo, hotelería, la minería, telecomunicaciones e hidrocarburos, que también mostró cifras rojas”. Muchos de estos son sectores que ya habían sido afectados por la crisis política de finales del año pasado.
En una encuesta realizada por el investigador Rodolfo Erostegui, con el apoyo de Rafael Cerff, se constató que dirigentes sindicales y empresarios tienen perspectivas pesimistas sobre el futuro de corto plazo para el empleo en Bolivia.
El 72% de los empresarios encuestados señaló que el número de trabajadores en su empresa disminuirá, mientras que el 100% de los dirigentes sindicales considera posible la disminución del número de trabajadores en las empresas del país. Asimismo, el 78% de los empresarios considera que la situación continuará empeorando.
Las políticas de apoyo al empleo son insuficientes
El Decreto Supremo N° 4272, del 23 de junio de 2020, establece un fondo de $US 14,5 millones para ejecutar un “Programa intensivo de empleo” para 50 mil personas desocupadas en Bolivia.
El problema es que este monto sería minúsculo para hacer frente a las millones de horas trabajo que se están perdiendo en el país y que afectarán a millones de bolivianos.
Por el otro lado, a diferencia del fondo de garantía de $US 160 millones que será destinado a financiar créditos para las grandes empresas del país, el gobierno solo destinó $US 17,3 millones de dólares para el fondo de garantía que respaldará los créditos a la micro, pequeña y mediana empresa.
Cabe destacar que este último sector es intensivo en mano de obra y emplea un porcentaje considerable de los trabajadores formales del país.
Respecto al empleo informal (más del 70%) no existe ninguna política específica. El gobierno señaló que los bonos otorgados en meses pasados a las personas sin empleo formal, representarán el único apoyo directo para este sector de la población.
El impacto en el empleo femenino es desproporcionado
La OIT ha señalado que en estos meses se evidenció que las mujeres trabajadoras están siendo particularmente afectadas por las consecuencias de la crisis sanitaria y de los procesos de confinamiento.
“A diferencia de crisis anteriores, el empleo femenino corre un mayor riesgo que el masculino, en particular como consecuencia de los efectos de la recesión en el sector de los servicios. Por otro lado, las mujeres constituyen una gran parte de los trabajadores que realizan trabajos de primera línea, especialmente en los sectores sanitario y de asistencia social.” señala el informe de la OIT.
En Bolivia este hecho se constata en que si bien la tasa de desocupación urbana se incrementó de manera similar entre hombres y mujeres, la tasa de subocupación urbana ha tenido un incremento desproporcionado para las trabajadoras. Si para los hombres esta tasa aumentó en 4,1 puntos porcentuales entre febrero y abril, para las mujeres se incrementó en 8,5 puntos porcentuales en el mismo periodo.