El 95% de las trabajadoras del hogar son madres solteras
“Cama adentro o nada”, la cruz de las trabajadoras del hogar en Tarija
La presidenta de la Asociación de trabajadoras asalariadas del hogar “30 de Marzo” Miriam Azama revela que son 140 las afiliadas a la Asociación en Tarija, dice que todas están sin trabajo. Según revela el 95% de las afiliadas son madres solteras.
Olinfa tiene 28 años y a su edad ya tiene tres hijos, el primero de trece, el segundo de once y el último tiene año y medio. Su primer matrimonio falló, pues su esposo, muy dedicado al consumo de alcohol, la engañaba con otra mujer y la golpeaba. “Lo quería tanto que me arrastraba para que no salga”, “tampoco teníamos mucha plata” cuenta, mientras avergonzada barre y dice que aunque ahora se casó de nuevo su situación económica no ha mejorado.
Su esposo es albañil y la pandemia lo ha cesado, aunque fue por “cuestiones de la vida”, ella quien desde principios de año se hizo cargo del hogar, así se dedicó a limpiar diferentes casas de lunes a sábado. No optó por un trabajo fijo, pues pocas fueron las familias que quisieron emplearla con un niño pequeño, que llorando en un rincón debía esperar a que su madre termine de trabajar.
A la semana lograba 300 bolivianos y apenas le alcanzaba para comer. Su esposo conseguía poquísimo trabajo antes, y ahora nada. Hoy sólo una de esas esas tres familias que le abrieron la puerta para limpiar sus casas la ha vuelto a llamar, pero le ha pedido que trabaje “cama adentro” para evitar las “salidas y entradas” y con ello el contagio. “¿Cómo voy a hacer eso y mis hijitos?” cuestiona, por lo que ha tenido que rechazar la oferta.
“Las otras familias no me han contestado el teléfono, ni leído mis mensajes”, dice al tiempo que con desesperación jura estar sana. Pero Olinfa no es la única en esta situación. Como ella en toda Tarija, Bolivia y el mundo hay muchos casos.
Así lo confirmó la presidenta de la Asociación de trabajadoras asalariadas del hogar “30 de Marzo” Miriam Azama, quien revela que son 140 las afiliadas a la Asociación en Tarija, dice que todas están sin trabajo. Si bien en algunos casos les empeñaron la promesa de volver cuando pase la pandemia, en muchos otros ni eso.
A quienes les fue “un poco mejor” sus empleadores les pidieron que trabajen “cama adentro” por el temor al virus, pero como explica Miriam todas han rechazado la oferta, pues según revela el 95% de las afiliadas son madres solteras, que al estar al cuidado de sus hijos no pueden irse a otro hogar.
¿Cómo entonces están sorteando la cuarentena? Miriam responde que “como pueden”, puntualiza que han recibido un canastón de Mujeres en Acción, y aunque agradece mucho esto dice que necesitan más ayuda. Agrega que en eso de sobrevivir, varias de ellas se fueron al campo donde sus familiares, tíos, hermanos o padres.
Cuenta también que cuando fue a solicitar ayuda desde la Gobernación le apoyaron con diez canastas alimentarias, número insuficiente para 140. “Me da mucha pena las que no han recibido esto”, dice con la voz entrecortada.
Nuestra entrevistada aclara que más del 90% de sus afiliadas no trabajan bajo los beneficios de la Ley General del Trabajo, por lo que su modalidad de cobro es al día. Hecho que ha agravado su situación.
El sector más vulnerado
Según un informe de las oficinas regionales de ONU Mujeres, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) las trabajadoras del hogar “son uno de los principales colectivos afectados por la crisis”.
En numerosos casos se han cancelado contratos o se ha reducido el tiempo de trabajo con una rebaja proporcional del pago. Según estimaciones de la OIT, 70 por ciento de las trabajadoras domésticas están afectadas por la disminución de la actividad económica, desempleo, reducción de las horas de labor o pérdidas de salarios.
El informe indica que en determinadas situaciones, esas trabajadoras son persuadidas a pernoctar en los lugares de trabajo, manteniéndolas alejadas de su familia y sin el descanso adecuado, según denuncias de sindicatos recogidas en el informe.
En América Latina y el Caribe entre 11 y 18 millones de personas se dedican a labores domésticas remuneradas, y 93 por ciento son mujeres. El trabajo doméstico supone entre 10,5 y 14,3 por ciento del empleo de las mujeres en la región.
Más de 77 por ciento de ellas operan en la informalidad, lo que significa que una parte importante trabaja en condiciones precarias y sin acceso a la protección social.
“Son por lo regular personas que tienen salarios muy bajos, tienen jornada de trabajo excesiva, día de descanso semanal no garantizado, y enfrentan distintas formas de riesgos de discriminación y violencia”, dice el informe.
A las trabajadoras domésticas “además del fantasma del desempleo, la informalidad y la baja cobertura de la protección social, la falta de contratos escritos en muchos casos les impiden acceder a las ayudas establecidas por los gobiernos”, apuntó el director regional de la OIT, Vinícius Pinheiro.
Los bonos que no llegan al sector en Tarija
La presidenta de la Asociación de trabajadoras asalariadas del hogar “30 de Marzo” Miriam Azama, agrega que a su delicada situación se sumó el hecho de no poner cobrar el bono “Jefas del Hogar”, esto debido a una serie de requisitos que les pidieron y no pudieron cumplir. “La mayoría no hemos salido en el registro”, explica.
Añade que les pidieron registro de pensiones a sus hijos, certificados de divorcio, entre otros papeles que no han podido conseguir, sobre todo porque las instancias para hacer estos trámites se encuentran cerradas. Así con la desesperación en mano pide a la Gobernación otra vía para resolver este problema.
La atención urgente
A nivel internacional las recomendaciones para ayudar al sector suman, así la directora regional de ONU Mujeres, María Noel Vaeza, señala que los Estados “deben reconocer y proteger los derechos de las trabajadoras domésticas, y considerar las propuestas de sus sindicatos al abrir más espacios de diálogo para que nadie se quede atrás en la respuesta a la actual crisis”.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, recordó que 54,3 por ciento de las mujeres ocupadas en la región laboran en sectores que presentan precariedad desde el punto de vista de los salarios, sin formalización del empleo, seguridad en el puesto de trabajo o acceso a la protección social.
Señala que de no ser atendido el sector se puede incrementar el número de mujeres en situación de pobreza, que ya alcanza a 110 millones en la región. “El impacto social de la pandemia tiene rostro de mujer”, resumió Bárcena.