La fuerza y el deseo

El maestro llevó al discípulo a las proximidades de un lago.

Hoy voy a enseñarte qué significa verdadera devoción – dijo.

Le pidió al discípulo que entrase con él en el lago y, sujetándole la cabeza, se la empujó bajo el agua.

Transcurrió todo un minuto y, a mitad del segundo, el muchacho comenzó a debatirse con todas sus fuerzas para librarse de la mano del maestro y poder volver a la superficie.

Al final del segundo minuto, el maestro lo soltó. El muchacho, con el corazón acelerado, consiguió erguirse, jadeante.

¡Usted ha querido matarme! – gritaba.

El maestro esperó a que se calmara, y dijo:

- Si hubiera querido matarte, lo habría hecho. Sólo quería preguntarte qué sentías mientras estabas bajo el agua.

- ¡Yo sentía que me moría! ¡Todo lo que deseaba en esta vida era respirar un poco de aire!

- Se trata de eso exactamente. La verdadera devoción sólo aparece cuando tenemos un único deseo y llegaremos a morir si no conseguimos realizarlo.


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