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Abraza la oscuridad

Cuando te encuentres en etapas de profunda tristeza y oscuridad, no te pelees con ella, no bajes tu vibración, no la ofendas, no la insultes, ni la maldigas, eso es darle más poder, no tiene sentido; lo único que tienes que hacer es encender tu sol, pero ¡tu propio sol!

Cuando digo oscuridad me estoy refiriendo al caos, la confusión, la inseguridad, la duda, el aturdimiento, el terror, el miedo, la ansiedad, la angustia, el rencor, los celos, la enfermedad, la envidia, la culpa, el pasado, etc. que habitan en tu interior.

La oscuridad no llegó a ti por casualidad, no es un tema de azar, es una cuestión de vibración. ¡Sí! Y ha aparecido en tú vida con un sentido profundo: darte cuenta que sin esta experiencia no sería posible tu sanación, tu liberación o trascendencia. Encender tu sol significa despertar del autoengaño, dejar de ir contracorriente y asumir tu responsabilidad con poder interno.

Encender tú sol es darte cuenta de que nada puede contra ti y que sólo depende de tú energía el atraer a tú vida todo aquello que sueñas, anhelas y mereces. 

Ése es el poder de la luz, el darte cuenta de que sólo debes abrazar las experiencias de tu vida con amor, de esta manera estarás cambiando la dirección y el rumbo de tu vida, ya que estarás quitándole el poder a lo negativo, porque ya estás entendiendo la lección y su aprendizaje.

Ya que quien enciende su sol también enciende su amor y quien enciende su amor, lo ha encendido todo. Esto significa que has vuelto a la vida, que has vuelto a renacer, pero esta vez centrándote en tú propio poder.

Agradece todas esas experiencias de aprendizaje, ya que de no haber sucedido, la oscuridad no hubiera florecido en ti. Germinó en ti para que descubras tu propia luz y te empoderes.

Por eso, a la oscuridad no se la elimina ni se la combate, se la abraza, se la ilumina, se ama y se hace amiga, ¿cómo? ¡con amor!


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