Padres, no nos dejen nada

Hace años, mis padres preguntaron: ¿cómo quería que se repartiera su casa entre sus cinco hijos?

Tal vez podían vender y comprar algo más pequeño para ellos y, de que ahí nos darían nuestra parte de dinero a cada hijo.

Yo pensé: ¿por qué se estresan con eso?

A nosotros no nos costó:

Ni esfuerzo

Ni dinero

Ni nada

¿Por qué darnos algo que a ellos les costó?

¿Por tradición?

¿Por herencia?

¿Por qué desde hace años así se acostumbra?

¡No, padres!

Al dejar usted esa casa a sus "hijos”, ellos de inmediato dejarán de ser hermanos y se convertirán en unas bestias, que son capaces de pelear entre ellos y hasta matarse por algo que no les costó nada.

Al dejar esa casa ustedes, posiblemente están dejando problemas.

Entonces, le contesté: ¿nos aman?

No nos dejen nada. Venda, cómprese una casa pequeña, conozcan las murallas de Cartagena, las playas de Miami, el Machu Picchu en Perú, la catedral de sal en Zipaquirá, la Cibeles en Madrid.

¡Disfruten de su esfuerzo de años! No nos dejen nada

No hay peor mediocridad para un hijo adulto, que esperar a que sus padres mueran para por fin tener algo.

Hay hermanos que cambiaron la hermandad por ladrillos. Es la triste realidad.


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