Tienen Papa

De entrada, la identidad con América Latina y una cierta distancia con Trump han generado expectativa. Pero no se le puede pedir peras al olmo. La Iglesia Católica no puede escapar a los principios doctrinales que la rigen ni enfrentar en poco tiempo las fuerzas conservadoras que se han incubado en

En un tiempo relativamente corto salió humo blanco y el norteamericano peruano Robert Prevost -desde hoy León XIV  es el nuevo líder espiritual de los católicos. Como dijo un periodista especializado en el Vaticano fueron 130 hombres que elegirían a otro hombre para dirigir una iglesia mayoritariamente conformada por mujeres.

El Papa es un líder espiritual a la cabeza de un estado terrenal que participa de las Naciones Unidas y la política internacional con el apoyo de la Curia Romana que es la institución cuyos defectos y perversiones están a tono con los de los gobiernos con los que debe convivir. La Curia es el órgano político por excelencia cuya larga y sinuosa historia no es lo suficientemente pública a pesar de su relevancia. Por su parte, el Banco del Vaticano administrado por una comisión de cardenales ha sido objeto de innumerables denuncias e intentos de cambio  respecto a la opacidad de los fondos que administra sin resultados visibles.  Como dice el gran cronista Martín Caparrós “tal es el poder del Vaticano que nadie nunca habría conocido a Bergoglio si no hubiera sido el monarca absoluto de un pequeño estado y una gran organización que lleva veinte siglos formando y deformando nuestro mundo”

Siguiendo con la dimensión terrenal, la periodista Leila Guerriero  ha escrito un artículo “Dos más dos es cinco” publicado en El País de España donde expone brillantemente que mucha de la retórica  del Papa Francisco no se ha materializado en reformas reales, como el diaconado femenino o  aquella frase : “quien soy yo para juzgarlos” sobre los gays que fue  viralizada  para mostrar su simpatía por esa comunidad  y que fue mutilada omitiendo “la partícula acerca de la “buena voluntad”, por parte de los homosexuales de no ejercer sus “impulsos“;  gracias a esa frase mutilada “Francisco quedó poco menos que como el organizador de la marcha del orgullo gay” dice Guerrieiro. La lectura indispensable  de esta autora muestra un Francisco proclive a declaraciones rimbombantes que han quedado lejos de una transformación de la Iglesia.

Las afinidades políticas del Pontífice, son otro capítulo que nos obliga a ver su pragmatismo y sus veleidades. No visitó su país lo que habría sido un gesto significativo de respaldo a la derecha, pero recibió a Cristina Kirchner de cuyo marido se había distanciado, a  Milagros Sala hoy condenada a 15 años de prisión domiciliaria por asociación ilícita  y a Juan Grabois aún campante  para mencionar algunos  representantes del populismo peronista;  Grabois se hizo conocido en Bolivia  cuando “implosionó” abanderado del relato mentiroso del ”golpe de estado” que sirvió a su admirado  Evo Morales para fugar y darle al grupo de Puebla y los socialistas del Siglo XXI un aliento para seguir existiendo.  Milei incontinente como es, lo acusó de maligno y terminó rendido a sus pies en una clara muestra del poder de la Iglesia. También es cierto que Francisco abrazó causas como la defensa de los pobres y los inmigrantes, sin perjuicio que Donald Trump- gran enemigo de los migrantes pobres- termine aprovechando sus exequias para maquillar su imagen. El Papa como cualquiera de los mortales se vuelve bueno cuando muere.

El Papa como jefe de estado necesita una estrategia de comunicación y en eso Francisco fue  elocuente y comunicativo. El Papa León XIV pertenece a la orden de  los Agustinos, la más antigua y de talante misionero, conocida por su importante obra educativa y su aporte intelectual.  De entrada, la identidad con América Latina y una cierta distancia con Trump han generado expectativa. Pero no se le puede pedir peras al olmo. La Iglesia Católica no puede escapar a los principios doctrinales que la rigen ni enfrentar en poco tiempo las fuerzas conservadoras que se han incubado en su seno. Lo que sí debemos esperar como creyentes y no creyentes es que este Papa de pasos ciertos para erradicar el abuso sexual dentro de la Iglesia, abriéndose a que la justicia terrenal intervenga y que quienes están acusados de crímenes sean  debidamente procesados y sancionados. Como representante de Dios en la tierra  él puede perdonar y suavizar sanciones a los abusadores enviándolos a parroquias alejadas de donde pecaron, pero como jefe de estado, aunque  no surja democráticamente, debe facilitar que se aplique la ley y escuchar a todas las víctimas. Francisco disolvió el Sodalicio en el Perú del que formaba parte Juan Luis Cipriani sancionado por pederastia y a quien conocí como un activo militante antiderechos en varias conferencias sobre la mujer en Naciones Unidas.  Una de las omisiones más graves es todavía   la relacionada con las denuncias de pederastia provenientes de víctimas  de abuso sexual  en Bolivia donde a pesar de la repulsión expresada por Francisco, la imputación de la fiscalía y la creación de comisiones por parte de la Iglesia, no se ha visto una voluntad clara para sancionar, hay que decirlo, en el contexto de una justicia sometida al poder político y que hace uso arbitrario de ciertos casos para atacar a sus críticos. Nuevamente, no basta hacer algunos gestos si se ignora a las mujeres. Tres mujeres   han reaccionado a la llegada del nuevo Papa denunciando encubrimiento de abuso en Chiclayo, lugar donde el nuevo Papa vivió y trabajó por muchos años y a cuyos feligreses les dirigió unas palabras el día de su nombramiento.  La denuncia tendrá que ser investigada para no alimentar la desconfianza de la gente y sobre todo de las  mujeres que  creen en el nuevo hombre   de ese pequeño y poderoso estado


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