Nos hemos “estido”
El Bloque opositor de Unidad ni fue bloque ni fue de unidad. La “oposición democrática” se ha estido. Ahora queda un archipiélago de candidatos -todos con O-que en algún momento quisieron repetir la hazaña de Corina Machado en Venezuela, pero prefirieron seguir actuando como si creyeran en lo que dicen. Es muy llamativa la tendencia de los candidatos a apoyarse de cualquier aparecido como ocurrió con Claure que después de haber removido el avispero, parece que también se ha estido.
Hace tiempo que nos sometimos a los relatos inventados para movilizar emociones y así nos comimos la promesa de Morales de no buscar la reelección para que se apruebe la constitución. Luego adoptamos la falacia de la “refundación” del estado -fue más bien una refundición- y pasamos a contar la historia a partir del cambio de nombre de Bolivia. La primera reelección de Morales en 2011 no se contó hasta que se inventaron su “derecho humano “a la reelección. La justicia que ya se había estido, fue tratada como si fuera en serio y jugamos su juego a pesar de todos los crímenes que ignoró.
Sobre la clase política ya se ha dicho bastante, aunque pueden seguir sorprendiéndonos. La pregunta es cómo han logrado domesticarnos al punto que el poco debate público que hay se lleva a cabo en los términos que el MAS instala. La competencia es entre gritones sin programa. Dólares, diesel, más mercado, menos estado; cien días, un día, para que salga el sol; bla, bla bla. Nadie ha dicho ni pío sobre cómo lo harán. Que se vaya el MAS dicen unos, que vuelva el MAS dicen los otros.
La subasta de siglas ha puesto en evidencia la crisis del sistema de partidos y entre tanto las instituciones, que ya no merecen llamarse como tales, son irrelevantes pero operan impunemente.
¿Quién se atreve a reconocer que la sociedad también está enferma? Enferma de miedo, de conformismo, de odio. Llevamos más de veinte años agachando la cabeza, mirando a un costado y aplaudiendo a los abusivos. “roba, pero hace obras”, “apoyó las dictaduras, pero es preparado”, “es machista y misógeno pero ama a su mujer”, “bota la basura en media calle, patea a los animales, abusa a la secretaria, pero ayuda a su familia”. “Lleva prostitutas a la asamblea legislativa, pero va a la iglesia cada semana”, en fin, se acatan las leyes, pero no se las cumple.
En el juicio de la Historia, sabremos cosas que ahora, fieles a la política del avestruz, no queremos saber: quien mintió, quien traicionó; mientras tanto seguiremos viviendo el proceso electoral como una telenovela de cuarta. En ese contexto se van destapando acusaciones en redes sociales y algunos medios de comunicación se han convertido en los verdaderos artífices del desastre. Por suerte, desde a sociedad civil se difunden investigaciones sobre las causas de la crisis económica, la ambiental y social muchas con propuestas serias que ojalá sirvan para que un nuevo gobierno reoriente las políticas. Ojalá si estas elecciones se llevan a cabo, no pase como en las judiciales cuando fuimos a votar como ovejas para que nada cambie; o cambie muy poco gracias a personas como Romer Saucedo Presidente del Tribunal Supremo de Justicia que se ha mostrado dispuesto a hacer cumplir la ley. Pero una golondrina no hace verano.
Tanto las cifras económicas, sociales, como ambientales evidencian la grave situación del país, pero lo que no se ve es el impacto del narcotráfico y del prebendalismo sobre la sociedad, en particular sobre los dirigentes sociales quienes llegaron al poder con el MAS y andan pagando los favores. Los mineros son sin duda el mejor ejemplo. También es cierto que los “movimientos sociales” han acabado con la rebeldía y han implantado un estilo de participación mediada por billetes y prebendas que se replican en los mercados, las juntas de vecinos, las organizaciones de choferes, de profesionales, en las universidades; la mayoría de sus representantes brillan más por la corrupción, el temor y la complicidad de sus pares. La sociedad está enferma, la ciudadanía como sujeto de la democracia no existe y actúa como rebaño siguiendo al mejor postor. Se han estido quienes perseguidos, atemorizados y envanecidos por sus pequeños logros no consiguieron renovar el liderazgo político mientras el MAS y sus aliados los envilecieron. “no queremos volver al pasado” -dicen- sin mostrar cómo lo harán en el futuro. La vaguedad en torno a los grandes problemas sociales como la igualdad, los derechos humanos o el medio ambiente es preocupante. Cómo harán para eliminar de nuestra cultura aquello de que” no importa que robe, pero hace obras” cómo aprenderemos a cruzar la calle obedeciendo el semáforo a no “matar el cambio”, a dejar de admirar a los nuevos ricos. ¿Cómo aprenderemos a respetar las leyes, aunque duela, a respetar a quienes piensan diferente si la naturalización del abuso es parte de nuestra idiosincrasia? Eso no se resuelve con dólares, con gasolina, con inflación baja, ni siquiera con inversión extranjera, tareas muy importantes por cierto; se resuelve reformando las instituciones y aprendiendo a pensar críticamente desde pequeños. Con perspectiva de largo plazo.