Andrónico Rodríguez: Un lobo con piel de millennial
No se trata de edad, ni de discursos bonitos. Se trata de valores. Y Andrónico ha estado desde siempre con los mismos que manipularon elecciones, que huyeron con millones, que han bloqueado la renovación del Órgano Judicial porque temen perder el control
Muchos jóvenes en Bolivia han escuchado el nombre de Andrónico Rodríguez, pero no todos saben quién es realmente, eso se evidencia en su proclamación como candidato en Tarija, cuando un periodista les pregunta a los jóvenes ¿quién es Andrónico?, ellos simplemente responden; es un joven y renovación, no saben que es presidente del senado, que es cocalero y que es el hijo político de Evo Morales, de él solo escucharon el nombre. Algunos creen que es una cara nueva dentro del MAS, más joven, más “cool” tal vez. Otros piensan que puede ser un cambio frente a los fósiles políticos como Evo Morales o Luis Arce. Pero déjenme decirles algo con claridad: no se dejen engañar, Andrónico es el mismo MAS, pero en una versión más calculadora, más internacionalizada, más peligrosa, como dice la generación millennial o Gen Z, es una red flag.
¿Quién es Andrónico?
Nacido en 1988 en el Chapare cochabambino, Andrónico Rodríguez es un dirigente cocalero que desde muy joven fue formado por las estructuras peligrosas del MAS. A diferencia de Evo, él sí terminó la universidad. Estudió Ciencias Políticas en la UMSS y desde ahí comenzó a tejer relaciones internacionales con partidos autoritarios y comunistas de América Latina. Si Evo fue el símbolo populista y Luis Arce el “técnico obediente o Tilín”, Andrónico representa una tercera mutación: el operador ideológico. No es un improvisado. Es un cuadro político frío, calculador, formado y con conexiones directas con La Habana, Caracas, el “Grupo de Puebla” y todos los que aún siguen soñando con el “Socialismo del Siglo XXI”.
¿Por qué es peor?
Sí, dije peor. Y para nada es exagerar. Porque si Evo fue un autoritario impulsivo que gobernaba con el estómago y Arce un presidente que firma lo que le dictan y que quiso rebelarse un poco tarde, Andrónico es más racional, más ideológico, más eficiente en su propósito de destruir la democracia desde adentro. Porque si algo gano en estos 5 años es conocer como se maneja la Asamblea Legislativa Plurinacional, sabe las mañas, las técnicas de dilatación, el precio del voto tránsfuga, en su silencio y con esa cara de pobrecito, él sabe cómo boicotear el país para sus fines macabros y el de su grupo cocalero.
Él no comete errores por torpeza, sino que hace cálculos. Sabe exactamente lo que hace. Sabe cómo controlar discursos, cómo victimizarse, como huirle de viaje en viaje a su patrón Evo, como no presentarse a sesiones de Asamblea, cómo utilizar redes sociales para posicionarse entre los jóvenes. Es un producto político más acabado y fino. Y eso lo hace más peligroso.
¿Y no que eran distintos? No. Son lo mismo.
Evo, Arce y Andrónico son parte del mismo sistema podrido. Todos se benefician del narcotráfico, de la persecución a opositores, del uso político de la justicia y del saqueo a las empresas públicas, además, debo agregar, que teniendo de profesor al distinguido “matemático” García Linera, él tiene claro cómo debe agarrar del cuello al poco empresariado que queda en el país. Solo cambian de rostro, de estilo, de tono.
Evo nos gritaba, Arce nos ignora, persiguió y endeudo y Andrónico nos sonríe. Pero detrás de esa sonrisa hay exactamente lo mismo: corrupción, represión y un proyecto de poder sin límites.
El MAS no quiere renovarse, quiere reinventarse para seguir igual e incluso peor.
Lo que están intentando ahora es vendernos a Andrónico como “el cambio generacional”, como “el joven que sí escucha”, como el “nuevo líder indígena con formación” y como el “Presidente del senado mesurado y que dialoga”. Pero no se trata de edad, ni de discursos bonitos. Se trata de valores. Y Andrónico ha estado desde siempre con los mismos que manipularon elecciones, que huyeron con millones, que han bloqueado la renovación del Órgano Judicial porque temen perder el control.
¿Qué tiene de nuevo alguien que apoya al dictador cubano Díaz-Canel? ¿O al régimen de Maduro en Venezuela?
Andrónico no es renovación. Es rebranding. Es como cambiarle el nombre al veneno para que suene menos tóxico. Pero sigue siendo veneno.
La juventud boliviana no puede caer en esa trampa.
Ya no estamos en tiempos de creer en líderes mesiánicos. Hoy lo que necesitamos es gente decente, transparente, con ideas nuevas, con principios y valores, que respete la democracia, que no venga a repetir los errores del pasado con una mejor producción audiovisual.
Porque eso es Andrónico: Evo con título universitario y equipo de marketing. Un Evo 2.0, más elegante pero igual de peligroso.
Y frente a eso, tenemos que estar despiertos. No dejemos que nos vendan un lobo con piel de millennial.