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"¿Y si Gonzalo Sánchez de Lozada tenía razón?"

Han transcurrido dos décadas desde la renuncia del ex presidente constitucional Gonzalo Sánchez de Lozada. Esta renuncia se produjo en medio de una agitación social que, lamentablemente, resultó en la trágica pérdida de 67 vidas. En este artículo, se explora la perspectiva del ex mandatario en relación con la exportación de gas natural a Estados Unidos a través de puertos chilenos.

 

La "Guerra del Gas" en 2003, tuvo su origen en la oposición a la construcción de un gasoducto destinado a llevar el gas a Chile y luego a Estados Unidos. Es importante destacar que esta crisis no se originó en los departamentos productores de gas, como Cochabamba, Santa Cruz, Tarija y Chuquisaca. Por el contrario, los principales impulsores de esta movilización fueron ciertos sectores del Alto de La Paz, con una participación menor de otras ciudades como Oruro y Potosí. Todos ellos no son productos de hidrocarburos. Uno de los argumentos expresados por estos grupos del Alto de La Paz y otros involucrados fue la necesidad de agregar valor al gas antes de su exportación, con el objetivo de generar mayores ingresos para el Estado y crear más oportunidades de empleo. Ahora, después de más de dos décadas desde esos acontecimientos, es oportuno considerar la evaluación económica de la política de industrialización del gas.

 

En el imaginario de ciertos sectores de la población, existe un factor que une a los bolivianos: un histórico sentimiento de hostilidad hacia Chile, inculcado en las escuelas, ya sea con justificación o sin ella. Este sentimiento se ha utilizado como un pretexto para intentar perjudicar a Chile, bloqueando la instalación de una planta de licuefacción y la venta de gas tanto a Chile como a Estados Unidos. Sin embargo, tras dos décadas, Chile no ha sufrido ningún daño por esta situación y ha continuado comprando gas de Argentina y otros países asiáticos. Mientras tanto, Bolivia ha seguido vendiendo gas a Argentina, y paradójicamente, Argentina ha vendido gas a nuestro "rival". En los últimos años, Chile se ha convertido en un competidor para Bolivia al establecer una estación de regasificación en Iquique. Además, la alianza establecida en septiembre de 2023 con ARAMCO, la petrolera más grande del mundo, permitirá a Chile convertirse en un gran proveedor de gas.

 

En el supuesto caso de que Bolivia hubiera tenido la oportunidad de exportar gas a Estados Unidos, habría tenido cuatro potenciales clientes, incluyendo a sus clientes tradicionales, Argentina y Brasil, así como la posibilidad de establecer relaciones comerciales con Estados Unidos y, aunque controvertida, Chile. Desde una perspectiva empresarial, contar con cuatro clientes es mucho más beneficioso, ya que proporciona un mayor margen de negociación en términos de precios y volúmenes. Esta situación contrasta con lo que ha ocurrido desde 2004 hasta la fecha, en la que Bolivia ha dependido en gran medida de solo dos clientes, y a partir de 2024, contará con un único cliente, Brasil. Esta elevada dependencia la expone a posibles cambios en la política de compra de Brasil, lo que podría tener un impacto significativo en la economía boliviana.

 

El mercado regional de gas está en transformación, ya que Argentina ha anunciado su decisión de dejar de comprar gas boliviano a partir de junio de 2024, planeando cubrir su demanda interna y exportar excedentes. Bolivia, que antes era un proveedor constante, enfrenta desafíos para cumplir sus compromisos de suministro con Argentina y Brasil, y además, la disminución en la producción de gas en el país es una preocupación creciente. Bolivia no solo se encuentra en una posición menos atractiva para las empresas petroleras debido a la inestabilidad política, sino también debido a una demanda de hidrocarburos insuficiente y a la falta de desarrollo de nuevos mercados.

 

En resumen, de este análisis surgen dos conclusiones. En primer lugar, cuando un proveedor no muestra interés en hacer tratos, existen otros dispuestos a hacerlo, como es el caso de la venta de gas. En segundo lugar, se destaca el nacionalismo extremo inculcados en la educación nacional a veces entran en conflicto con la dinámica del comercio internacional y la realidad de un mundo guiado por un libre mercado, de nada sirvió ese discurso histórico anti chileno.


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