La verdad de la deuda pública en Bolivia

Las últimas dos semanas se observaron de manera tendenciosa algunas aseveraciones respecto al estado de la deuda en el país, señalando que ésta se encuentra en sus niveles más elevados, históricamente hablando. Asimismo, se menciona que la deuda pública total en términos del Producto Interno Bruto (PIB) se encontraría alrededor del 80% del PIB.

Al respecto, es importante puntualizar algunos elementos en relación a la verdadera situación en la que se encuentra la deuda pública en el país, un tema delicado que debe ser abordado con cuidado y responsabilidad, sin la finalidad de generar especulación y desinformación en la población boliviana.

Empecemos señalando la manera correcta de observar la deuda externa, la cual registró un saldo de $us12.698 millones en la gestión 2021, sin embargo, para determinar si este monto es o no sostenible se lo debe comparar con el tamaño de la economía (medida a través del PIB). En ese sentido, la deuda pública externa alcanza 31,2% del PIB, cifra muy por debajo de las tasas registradas durante la aplicación del modelo neoliberal, donde en promedio representaba 67% del producto entre 1985 y 2005.

¿Qué quiere decir lo anteriormente señalado? Que casi el 70% de nuestros ingresos como país eran destinados a pagar la deuda externa contraída, empero, actualmente esa proporción disminuyó sustancialmente, reflejo de una responsable administración de las finanzas públicas y del endeudamiento público. Asimismo, y considerando que el coeficiente de deuda (31,2% del PIB) se ubica por debajo de los límites referenciales establecidos por organismos internacionales como la Comunidad Andina (50%) y el Tratado de Maastricht (60%), se observa que Bolivia cuenta con un margen de endeudamiento, capacidad de pago y un nivel de deuda externa sostenible.

Por otro lado, se menciona que la deuda externa se incrementó poco más del doble en relación a 2005, no obstante, no se señala que el PIB aumentó cuatro veces más en relación al mismo año. Un ejemplo de ello sería un prestatario de una entidad financiera, que a un inicio tenía una deuda de Bs5.000 con un nivel de ingresos de Bs9.000 pero que posteriormente pasó a tener una deuda de Bs12.000 con un nivel de ingresos de ¡más de Bs40.000! Lógicamente la entidad financiera observa una mejor capacidad de ingresos en el prestatario por lo que incrementará su monto de deuda. Los organismos financieros multilaterales y bilaterales siguen esa misma lógica para otorgar créditos a Bolivia.

En cuanto la deuda pública total, pese a los esfuerzos de varios analistas y la misma autoridad del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (MEFP) por explicar el análisis riguroso y metodológico que se debe seguir para la deuda pública total, algunos medios de manera “cizañosa” continúan mostrando cifras erróneas y no oficiales, a fin de alarmar a la población, señalando que la deuda pública sería superior al 78% del PIB. En efecto, siguiendo la metodología y las buenas prácticas internacionales sugeridas por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), para el cálculo de la deuda pública total, es imprescindible “netear o consolidar” la misma, a fin de evitar un error de doble contabilización; toda vez que, la deuda interna del MEFP, a través del Tesoro General de la Nación (TGN), es un activo para el Banco Central de Bolivia (BCB) y un pasivo para el TGN, lo mismo sucede con las empresas públicas, también debe existir una consolidación; es decir, si se habla sobre la deuda de todo el sector público, es importante recordar que tanto las empresas públicas como el BCB forman parte del mismo. En este sentido, según la Memoria del BCB, la deuda pública total al 31 de diciembre de 2021 alcanza a 46% del PIB, por debajo de los límites establecidos como recomendables.

Para terminar de explicar de manera correcta la dinámica de la deuda, es importante aclarar que la deuda pública en Bolivia es destinada de manera responsable a la inversión pública, lo cual genera retornos en el mediano y largo plazo, una situación totalmente contraria a lo que sucedía antes de 2005, cuando el país se endeudaba principalmente para pagar sueldos y salarios del sector público.

Finalmente, se menciona de manera incorrecta el contexto del riesgo país en Bolivia, el cual mantenía una tendencia estable antes del 2019; no obstante, durante 2020 la calificación de riesgo se redujo en hasta dos peldaños, debido a la incorrecta administración de la economía. Actualmente, todos los indicadores macroeconómicos reflejan un compromiso de reconstrucción y reactivación económica con óptimas perspectivas que sin duda están posicionando al país nuevamente con una buena imagen a nivel internacional.

 


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