Los neoliberales frente al espejo

En los últimos días, algunos analistas, empresarios elitistas y prensa pro derecha se dieron a la tarea de defenestrar la sostenibilidad del Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP), aplicado por nuestro gobierno desde 2006, en ese cometido hacen sus conocidas predicciones que en el pasado jamás se cumplieron, ellos ya quedaron desacreditados ante la población y de hecho no tuvieron la decencia de explicarle a la gente por qué jamás le atinaron en sus premoniciones.

Hoy vuelven a la carga, con argumentos que son resultado de ideologías basadas en el fundamentalismo del libre mercado y que, en otras partes del mundo, ya muestran la decadencia de un sistema globalizado, cuyos paradigmas de organización, fundamentados en el comercio internacional, están en total contradicción.

Es más, expresan un triste anhelo de que la economía boliviana se hunda para asegurar que tenían la razón, sin embargo, la realidad es distinta, no solo fue la revista inglesa, de corte liberal, The Economist la que reconoció –la semana pasada—la solidez del modelo económico boliviano para afrontar el actual contexto de la guerra Rusia/Ucrania y sus embates sobre la economía mundial, también el portal Statista.com destaca a Bolivia como uno de los países con menor tasa de inflación en el mundo, con base en datos del FMI.

La mayoría de dichos analistas son plenos defensores de medidas que en los 20 años de neoliberalismo en Bolivia (1985-2005) no permitieron a la economía nacional desarrollarse y jamás aportaron bienestar a la mayoría de la población, muchos de ellos en ese periodo fueron autoridades y hoy simplemente se presentan como analistas; algunos otros sí tienen la dignidad de admitir su actuación en ese pasado.

Los jóvenes de hoy les pedirían explicaciones sobre los magros resultados que consiguieron para los bolivianos como ex ministros o exdirectores de los desaparecidos ministerios de Planeamiento y Coordinación o de Capitalización, entre otros, con resultados que no cumplieron las promesas hechas al pueblo de generar trabajo y bienestar con la privatización y “capitalización” de las empresas públicas, como la solución estructural de la economía nacional.

Esas medidas fueron rechazadas por el pueblo que se movilizó y fue duramente reprimido (Marcha por la Vida, Guerra del Agua, Guerra del Gas, entre otras), pero el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) “sugerían” a esas autoridades continuar con las conocidas reformas estructurales, quienes acataban sumisamente sin importarles el impacto en las mayorías del país.

Esos analistas y ex autoridades apoyaron también, en 2019, un Golpe de Estado que intentó desmantelar el MESCP hundiendo a la economía boliviana con un crecimiento negativo del -8% y el incremento de la pobreza.

El Modelo Económico Social Comunitario Productivo demostró crecimiento, solidez y estabilidad económica en contextos difíciles como el del año 2008 con intentos de separatismo en el país o de la crisis financiera internacional que también inició ese año.

Queda claro que existe un sesgo de los citados analistas que justificaron o que ignoraron la pésima gestión en el manejo del Estado entre noviembre 2019 y octubre 2020 por parte de aquellos que eran considerados como los “ungidos” o “elegidos” por el establishment y que, con todos sus desaciertos, dejaron las finanzas públicas a la deriva.

Los neoliberales deberían reflexionar por qué su modelo falló.


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