No existe propiedad más privada que la propia vida

El diccionario OXFORD define la palabra Liberalismo como (1) La cualidad y actitud de una persona que es tolerante y abierta, y (2) Como una doctrina Política, Económica y Social, nacida a finales del siglo XVII, que defiende la LIBERTAD DEL INDIVIDUO Y UNA INTERVENCION MINIMA DEL ESTADO EN LA VIDA SOCIAL Y ECONÓMICA.

Resulta que, durante las últimas décadas, hemos sido testigos de un fanatismo loco y exagerado al cual nos han expuesto las creencias de personas que al final de cada discusión (muchas veces acaloradas) creen que tienen la razón. Lo cierto es que de todas esas creencias, la ÚNICA válida es: “Si existe algo que es completamente tuyo, es tu propia vida”.

En un mundo ideal, se supone que nadie puede obligarte a vivir de un modo no adaptable contigo; en un mundo ideal, se supone que tu eres un ser completo, con capacidad de creer, vestir, caminar, ir, venir y vivir de la forma que tu consideras es la correcta en tu vida. Eres una persona completa e idónea. Pero resulta que en este mundo real y no idóneo, existen personas que se meten con tu privacidad y juegan así con TU VIDA (tu principal propiedad). El peor de estos seres se llama Estado: que ha comenzado gravando impuestos hasta a lo mas insólito como a tus propios ahorros en Moneda Extranjera (en facilito: si tienes Dos Mil Dólares ahorrados y los depositas en una Entidad Financiera, tienes que pagar 6 Dólares al Estado por guardarlos, y otros 6 Dólares por retirarlos cuando los necesites. Estos 12 Dólares se usan para pagarle al Estado para el salario de quienes “trabajan” calentando los asientos Estatales -mismos que por cierto, también han sido comprado con recursos tuyos-). El Estado, en su afán de controlarte, muy cínicamente te cobra además impuestos sobre impuestos: tienes que pagar por heredar bienes por los cuales tus padres ya han pagado. Tienes que pagar por el fruto de tu trabajo más de la cuarta parte de tus ingresos (comerciales y profesionales) y como ejemplo de mas intromisión, recordemos incluso que si viajas o traes cosas del exterior, se meten con las cosas que hayas traído. Entre muchos otros ejemplos.

¿Podemos decir con estos argumentos que se limita la vida y la libertad del ciudadano? Bueno, resulta que hace dos años, el planeta ha colapsado con una pandemia que ha sido muy conveniente y esperada por cada Estado corrupto para hacer lo que mejor saben: meterse con tus recursos, tu libertad y tu vida. Y así, cuando finalmente aparecen las vacunas para dar fin a esta situación, cada individuo (o sus padres) decide recibir su dosis o no hacerlo por diferentes motivos (creencias, estados de salud, ideología, rebeldía, sumisión, esperanza, religión, etcétera). Al final de cuentas, aquí prima también la libertad, libertad de elección que en este caso está íntimamente relacionada con la definición de “Costo de Oportunidad”: unos han decidido asegurar su bienestar y recuperar su vida pasada al Corto Plazo, sin saber que pasará mas tarde; otros prefieren sacrificarse un poco más y esperar a decidir en el Largo Plazo, arriesgándose a un probable contagio inmediato. Y esto… ¡está muy bien!,  en el sentido que es una decisión libre y personal, se supone debe ser aceptada en un 100% sin derecho a ni ser cuestionada, porque en primera instancia, esta decisión NO afecta a nadie más que al estado de salud del individuo, porque somos seres libres y porque tenemos derecho a usar esa libertad en las decisiones que tomamos en nuestra propia vida, pues queda bien demostrado que con nuestros bienes y el esfuerzo de nuestro tiempo en nuestros trabajos, va a estar difícil -si no imposible-

Y a raíz de esta situación, resulta que ahora desde las profundidades de la tierra nacen dos nuevos grupos de fanáticos que superan en todo a los ya conocidos: los “provacuna” y los “antivacuna” (no me refiero de ninguna manera a los vacunados y no vacunados, si no a aquellos “eruditos” que quieren convencer al mundo y a sí mismos que sus locas ideas son las correctas e irrefutables). Y aquí de nuevo aparece el Estado, que aunque ya ha metido bastante sus narices en nuestra propiedad imponiéndonos reglas irrisoriamente carentes de lógica, esta vez pretende violar la libertad de nuestra vida, obligándonos a portar un Carnet para acceder al uso de nuestros propios recursos, para poder movilizarnos, para acceder a un sistema miserable de educación y  salud y a los negocios entre otras muchas cosas, y nos obliga a recibir una vacuna NO por salud, si no mas bien por tapar su incapacidad gobernar, y por controlar nuestra vida y nuestra libertad.

Y sobre todo lo expuesto, sorprende mucho que ciudadanos con casa propia, trabajo independiente, empresarios, funcionarios públicos de “oposición”, gente que ha recibido educación privada, asegurados a sistemas de salud y otros que son parte del universo “libre”, aplaudan eufóricamente una medida claramente de orden de izquierda extrema que coarta la libertad, que limita la vida y que extermina la igualdad de derechos.

No, no se pretende con estas líneas entrometerse en los conceptos de salud, bases legales ni creencias religiosas porque para ello tenemos a médicos, abogados y teólogos. Solo se pretende hablar de la verdad: nos están quitando la libertad, están cercando a la economía, es mentira que estamos saliendo adelante, no es cierto que estamos avanzando. La incapacidad de un gobierno corrupto para hacer frente a esta situación durante estos 14 meses (continuación de los casi 14 años del mismo nivel), ha hecho que las personas más ignorantes lleguen a creer que es mejor portar un Carnet que sirve de pasaporte de ingreso a su propia vida, y que use los recursos provenientes de sus propios impuestos para hacerles olvidar (mediante gastos absurdos de comunicación y publicidad) que NO HUBO INVERSIÓN EN SALUD, que ante una explosión de casos no se cuenta con stock suficiente de medicamentos en las farmacias, que no hay respiradores suficientes para abastecer una crisis de salud, que no existen Unidades de Terapia Intensiva para niños.

Y es preocupante que exista gente tan distraída, quienes a la moda de una tierna foca, aplaudan una medida que aparece imponente detrás de una cortina de humo, la cual viene por delante de muchas otras que van a limitar por completo la vida, la libertad y la propia vida.


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